- Los Seres Humanos
Difícil es lograr nacer como ser humano;
Difícil es la vida de los mortales.
(Dhammapada, 182)
En la larga historia de la Tierra, los seres humanos
aparecieron hace millones de años. Ahora la
población de la tierra excede los siete mil millones.
Este número puede parecer muy grande, pero si se
compara con el número de otros seres vivientes en la
tierra, se trata de un número extremadamente pequeño.
Tuvimos la fortuna de nacer como humanos. Si
dejamos que transcurran nuestras vidas como las de otros
vivientes, que sólo viven para comer y dejar
descendientes, ser humano no tendrá ningún significado.
No podemos vivir dos veces nuestra vida.
Ninguna otra persona puede tomar nuestro sitio en la
vida. Por eso, queremos vivir de un modo que nos
permita decir, “Fue bueno haber vivido”.
Cuando finalmente las circunstancias sean tales
que tengamos que dejar esta vida, moriremos. Así que
saboreemos este día.
- Los Animales
Entre los seis estados (en japonés: Rokudo1) por
los se dice que transmigramos2, se encuentra el estado de
animales, que incluye a los pájaros y a los insectos.
Se dice que, si una persona que nació como
humano no guarda las leyes morales y no cree en la ley
de la causa y del efecto, esa persona nacerá en el estado
animal y tendrá que sufrir durante mucho tiempo.
Podrás pensar que esta idea discrimina en contra
de los animales; pero en realidad, hace justamente lo
contrario.
En las famosas Jatakas, las historias de las vidas
previas de Shakyamuni, él aparece en la forma de
animales de todos tipos y realiza muchas buenas
acciones. Como resultado de ello, nace en este mundo
como humano con el nombre de Gautama Siddhartha.
Así que este modo de pensar nos dice enfáticamente que
aun los animales, si se esfuerzan, pueden llegar a nacer
como humanos, pueden alcanzar la iluminación y pueden
llegar a ser Budas.
Así, el Budismo considera por igual a los
humanos y a los animales. Si pensamos de esta manera,
podremos sentir una gran compasión por los animales.
- Las Plantas
La Sūtra del Loto dice, “El pasto, los árboles,
incluso la tierra, todos llegan a ser Budas”. La razón de
ello es la creencia de que todo lo que existe en este
mundo, sin excepción, tiene Naturaleza Búdica y, por lo
tanto, tiene el potencial de llegar a ser un Buda.
Es verdad, las palabras japonesas que se usan en
el vegetarianismo budista, shōjin ryōri* (cocina
vegetariana), shōjin age (vegetales fritos) y otras
similares se refieren a alimentos hechos a partir de
plantas. Por lo tanto, parece que se distingue claramente
entre plantas y animales.
Aunque existe un precepto en contra de matar, no
se puede evitar matar alguna vida vegetal para poder
vivir. El precepto nos pone en guardia para que no se
maten animales y peces que están más cercanos a los
humanos.
Si se consideran las cosas de un modo moderno,
se puede entender que, si una persona come
preponderantemente vegetales y se esfuerza por alcanzar
la iluminación, esos vegetales se convierten en su carne y
su sangre y así dan soporte a su mente y a su cuerpo. De
esta manera esas plantas progresan en su trayecto para
llegar a ser un Buda.
Pensamientos Budistas para la Vida