Cuando hace muchos años tuve una revelación espiritual, una cosa me quedó muy clara y es que los humanos podemos vivir sin la carga del sufrimiento, el sufrimiento no tiene sentido. No estoy hablando del dolor, ya que este forma parte de la vida. Hablo del sufrimiento psicológico.
Todo y todos somos parte de la totalidad, somos uno con el universo, somos eternos y surgimos de una especie de plasma vibrante o campo de energía que yo identifiqué como Amor, otros lo han llamado Dios.
Ya que estamos en esta experiencia podemos disfrutarla si sabemos lo que somos y consideramos nuestra existencia como la entrada en un campo de juego virtual en el que en realidad no tenemos nada que perder o ganar, el juego consiste en experimentar.
El caso es que los humanos nos hemos olvidado de lo que somos, y nos hemos identificado tanto con el juego que creemos que no hay nada más. Creemos que estamos a expensas de la muerte. Al perder de vista lo que en realidad somos sentimos miedo.
Este miedo ha provocado comportamientos disfuncionales encaminados a la dominación y al control de la experiencia. Estos comportamientos sistemáticamente se han intentado ocultar o disimular quedando en muchos casos relegados al subconsciente. Pero no por ello se han dejado de trasmitir de generación en generación de una manera sutil o subliminal, dando lugar a una programación subconsciente que ha convertido la entrada y participación en el juego en una experiencia surrealista un tanto desagradable en lo referente al trato con los humanos. Este es mi punto de vista.
Abundan los escenarios de manipulación, de falta de respeto, de desprecio y de todo tipo de agresiones de unos humanos contra otros, y lo curioso es que la mayoría de las veces son sutiles e involuntarios o inconscientes. La prueba está en que son utilizados en muchas ocasiones contra los seres más queridos, contra los familiares y los amigos.
En este tiempo somos muchos los que hemos tenido un vislumbre de lo que en realidad somos. No sé a los demás, pero a mí me gustaría modificar algún aspecto del juego, es más, creo que mi personaje está aquí para trabajar en esa modificación.
Lo que cambiaría es que las personas tengan la posibilidad de hacer consciente lo inconsciente.
Estoy en ese camino y puedo decir que es posible. Como consecuencia de la auto-indagación, he podido hacer consciente la programación inconsciente, he podido atravesar y dejar atrás miedos profundos que han salido a la superficie y que ni yo misma sabía que existían.
Y precisamente creo que esta es la clave para el reseteo del juego: destapar y desechar los miedos ocultos para poder dar paso a la expresión pura e inocente de lo que en realidad somos.
Creo que ya no es necesario tener un vislumbre de despertar para hacer este trabajo. Al estar haciéndolo al mismo tiempo muchas personas, cada vez resulta más fácil, porque cada vez lo que nos encontramos en la auto-observación se ve más como algo común y no despierta con tanta fuerza el sentimiento de culpa o de miedo ante lo desconocido. Cada vez queda más claro que lo que observamos funcionando dentro de nosotros es una programación, no somos nosotros.
Animo a todos a participar en este reseteo. La paz y la libertad interior que se pueden alcanzar merecen el esfuerzo. Además creo que el resultado será un mundo muy parecido al paraíso.
¿No os apetece disfrutarlo?