El filósofo surcoreano Byung-Chul Han se ha convertido en una de las voces más críticas y lúcidas de la sociedad capitalista, y no por ello poco prolíficas. Han ha publicado un nuevo libro, La desaparición de los rituales, en el que continúa desentrañando los aspectos inquietantes de lo que llama «la sociedad del cansancio», la sociedad contemporánea, la sociedad digital, en la que impera el culto al ego, la autoproducción y el imperativo de producir, eliminando el juego y el ritual, las fuentes de la comunidad y la auténtica libertad.
En una entrevista reciente para El País, Han habla sobre cómo el nuevo coronavirus ha acelerado de manera alarmante este proceso particular del Antropoceno en el que que se extinguen también los rituales, esos actos que exigen otro modo de atención, más cercano a la oración y el involucramiento de sí que al consumo y lo instantáneo. Han observa que el virus amenaza con acabar con los pocos rituales que nos quedaban, como darnos la mano o besarnos al saludar.
Igualmente digno de alarma es el hecho de que la tecnología digital y el «Estado Zoom» están cada vez mejor posicionados en la epidemia, ya sea para el estado de vigilancia biopolítica que se viene o simplemente para el continuo aislamiento convertido en mercancía.
A pesar de la hipercomunicación digital, en nuestra sociedad la soledad y el aislamiento aumentan. Hoy se nos invita continuamente a comunicar nuestras opiniones, necesidades, deseos o preferencias, incluso a que contemos nuestra vida. Cada uno se produce y se representa a sí mismo. Todo el mundo practica el culto, la adoración del yo.
La tecnología digital sólo exacerba la alienación que sufre el individuo moderno, que ha intercambiado la idea de libertad que antes tenía que ver con lo comunitario y con poder elegir bien y participar en el bien común pero que actualmente es sinónimo del ejercicio del libre albedrío y de la satisfacción de los deseos personales.
La tecnología digital no sólo afecta nuestras relaciones con otras personas, afecta nuestra relación con el conocimiento en sí mismo. En la sociedad del rendimiento lo importante es superarse uno mismo y encumbrarse sobre los demás. El conocimiento se convierte en mera utilidad, en algo que adquirimos para subir nuestra performance. Esto llega hasta una suerte de relación pornográfica en la que, como ocurre en las dinámicas modernas del sexo bajo la lógica de la performance y la autosatisfacción, deja de haber erotismo y comunidad. Pues al igual que en el sexo, en el conocimiento podría o debería haber erotismo, juego, posesión, goce estético. Pero esto está ausente en el dominio del dataísmo, la ideología dominante que sugiere que todo es en el fondo sólo información y que si se tiene la suficiente se puede resolver cualquier cosa. El algoritmo como panacea. Han elabora:
El dataísmo es una forma pornográfica de conocimiento que anula el pensamiento. No existe un pensamiento basado en los datos. Lo único que se basa en los datos es el cálculo. El pensamiento es erótico. Heidegger lo compara con el eros. El batir de alas del dios Eros lo acariciaba cada vez que daba un paso significativo en el pensamiento y se atrevía a aventurarse en un terreno inexplorado. La transparencia también es pornográfica. Peter Handke dice en una de sus anotaciones: “¿Quién dice que el mundo ya está descubierto?”. El mundo es más profundo de lo que pensamos.
El dataísmo, la ideología de cabecera de Silicon Valley, reduce el conocimiento a datos y por lo tanto elimina una dimensión del pensamiento que no es cuantificable, pero que es lo que le da sentido a nuestra existencia. Como aquello que no logra cruzar la barrera de un videochat. El leve calor de un cuerpo cercano, la luz de las pupilas que se empiezan a dilatar, la sincronización de la respiración, etcétera.
Es la consagración del Gestell que Heidegger tanto señaló: el modo calculador que «preformatea» la realidad o la naturaleza de tal manera que esta es tenida, por default, como una serie de objetos (o datos) que están a la mano para ser usados por nosotros, para ser consumidos, para ser explotados.
Así para el tecnólogo moderno el árbol ya no es un árbol: ahora además de ser leña o una posibilidad de hacer dinero, es datos. Y si se tienen suficientes eventualmente se podrá solucionar el problema de la existencia humana, lo «humano», que por ahora está asociado con la muerte, el sufrimiento, el misterio del otro.
La desaparición de los rituales de Byung-Chul Han ha sido editado en español por la editorial Herder. Puede encontrarse en el sitio web de la editorial –España o México–, además de en librerías.
https://pijamasurf.com/2020/06/byung_chul-han_en_la_sociedad_digital_el_conocimiento_se_convierte_en_pornografia/