Namasté es un saludo que se dice al principio y al final de una conversación, para saludar o despedirse, como “hola” y “adiós”. Es de uso común en el sur de Asia, especialmente en países como la India y Nepal por los hindúes, jainistas y budistas.
Namasté es una palabra hindú extraída del sánscrito clásico y se compone del vocablo namas, que significa “reverencia, adoración”, y te (del pronombre personal tuám, que significa ‘tú, usted), que traduce a ti o a usted. Así, literalmente, namasté significa “te reverencio a ti” o “me inclino ante ti”, y es la forma más digna de saludo de un ser humano a otro.
En algunas partes de la India como, por ejemplo, en el área donde se habla el idioma punjabi, namasté se utiliza no solo para saludar a los hindúes, sino para todo el mundo y se acepta en todas las religiones. También se usa para dar las gracias o para pedir algo, y siempre como muestra inequívoca de respeto hacia la otra persona.
A imagen y semejanza en el Espíritu
Dicen los orientales: “Si ves diferencias entre Dios y tú no has entendido”. ¿Para qué buscas a Dios en tantos lugares si siempre ha estado en tu corazón? ¿Por qué lo sientes distante si nunca se ha separado de ti? ¿Para qué pides perdón en lugar de corregir, pues ya estás perdonado antes de solicitarlo?
¡Somos como la cebolla! Esta luz es nuestro ser real y está recubierta por el alma, que es como el resumen de lo que vas aprendiendo en tus encarnaciones a través de tus experiencias, pensamientos y sentimientos. Finalmente, consigues una vestidura externa, tu cuerpo físico, que es un templo Sagrado por lo que en él habita, vehículo transitorio de las capas más sutiles de tu ser superior. En plano espiritual el avance es ir hacia dentro de ti buscando en el silencio de tu ego a tu maestro interno.
¿Cómo se saluda?
En la cultura india y nepalí, para expresar este saludo se hace un gesto con las manos abiertas y juntas, delante del pecho, con una ligera inclinación de cabeza, sin obligación de decir nada. Este gesto expresa un gran sentido de respeto, invoca la idea de que todas las personas comparten la misma esencia divina, la misma energía, el mismo Universo, por lo que la palabra y la acción tienen una fuerza pacificadora muy fuerte.
Otra forma de hacer este saludo es poniendo ambas juntas manos delante de la frente, mientras que si se trata de una reverencia a un dios o santidad, las manos se colocan completamente por encima de la cabeza.
Se puede cantar también como mantra para fusionar la energía de las personas, así que Namasté (vale con o sin tilde). Responde Namasté y unifica tu energía con la del Universo para tu desarrollo espiritual.