Este giro socialmente «comprometido» se basa en conceptos budistas tradicionales como el no-yo, el vacío y la interdependencia; valores tales como la compasión, el amor bondadoso (P. mettā), y la no violencia (ahiṃsā); y la práctica de la meditación.
Se considera que tales ideas y valores impulsan el trabajo consciente por el bienestar de los demás a través de esfuerzos tales como la construcción de hospitales y hospicios; trabajar por la paz, el desarrollo y la justicia; servir a los prisioneros enseñando meditación; y el activismo ambiental. Un creciente cuerpo de literatura académica, tanto occidentales como asiáticos, aplica perspectivas budistas a cuestiones morales contemporáneas como el aborto, el suicidio y la eutanasia, la ética sexual, los derechos humanos y las cuestiones ambientales.
Algunos de los ejemplos más notables de pensadores y movimientos budistas comprometidos incluyen ala Maestra Zhengyan (Cheng Yen), la monja budista taiwanesa que fundó la Fundación Tzu Chi. Su organización de cuatro millones de miembros se centra en la caridad, la atención médica, la cultura y la educación, que se relacionan con las cuatro «virtudes divinas» (brahmavihāra). Su trabajo, que forma parte de un movimiento más amplio del «budismo humanista» (ren-sheng fojiao), ha sido, entre otras cosas, fundamental para establecer la atención médica gratuita en Taiwán. En Sri Lanka, el líder budista laico AT Ariyaratna fundó un movimiento de base para el desarrollo budista que ha crecido hasta convertirse en la organización no gubernamental más grande de Asia (Sarvodaya Shramadana). Su teoría del desarrollo se basa en su comprensión de una economía budista destinada a satisfacer las necesidades básicas (ambientales, físicos, sociales,
En el Vietnam anterior a la guerra, el líder Zen Thich Nhat Hahn cofundó la Escuela de Jóvenes para el Servicio Social para movilizar a los budistas para trabajar por el bienestar social. Fue un fuerte activista por la paz durante la guerra de Vietnam y ha continuado este trabajo a través de la Orden del Interser desde su exilio. Escribe y enseña incansablemente sobre «ser paz» (Hanh 1987). Al igual que Hanh, Tenzin Gyatso, el decimocuarto Dalai Lama tibetano y líder exiliado del pueblo tibetano, ha sido profundamente influyente para el budismo comprometido. El pacifismo de base que ha sido su postura con respecto a los chinos; su visión de la paz mundial, que incluye la creación de «Zonas de Paz» desmilitarizadas (Gyatso 2000, 222); y su énfasis en la responsabilidad universal han desarrollado la moralidad de Mahāyāna de una manera que ha sido excepcionalmente inspiradora y aplicable a un público global contemporáneo, tanto budista como no budista. Hay muchos otros líderes budistas «comprometidos», incluyendo Daisaku Ikeda de Soka Gakai International, Maha Ghosananda de Camboya, Aung San Suu Kyi de Birmania, y Sulak Sivaraksa de Tailandia, todos conocidos especialmente por su promoción de medios no violentos de reconciliación y de reforma política y social innovadora basada en el budismo.
Al analizar tales movimientos, los eruditos han debatido si el budismo puede entenderse como «socialmente comprometido» de forma inherente. Algunos enfatizan que como una religión que renuncia al mundo, el budismo no está fundamentalmente orientado al cambio social y que los movimientos de cambio social basados en el budismo contemporáneo deben entenderse dentro del contexto histórico de las influencias modernas, occidentales y / o cristianas.
Otros discuten esta perspectiva y apuntan a una larga historia de participación budista con la sociedad y el estado en Asia. Thich Nhat Hanh acuñó el término «budismo comprometido» para reflejar su opinión de que toda la práctica budista importancia política y social, en la medida en que el sufrimiento que pretende aliviar es experimentado por los seres humanos y otros seres que existen dentro de las redes sociales y políticas e instituciones. En apoyo, Sallie King (2005, 3) sostiene que si se supone que el budismo comprometido es el resultado de la influencia occidental, descarta problemáticamente la acción de los propios budistas comprometidos. Ciertamente, es evidente que si el budismo socialmente comprometido se define como un movimiento de influencia occidental, plantea la cuestión de la relevancia social del budismo. En cualquier caso,
Traducción: Sanriki Jaramillo
Foto: Thich Nhat Hanh y Martin Luther King, 1966
Sigue siendo una religión. Y como tal mantiene las características de todas ellas.
Es alienante, castrante, aborregadora y servil. Una pequeña élite se autoerige en reservorio de saber y pureza, mientras desprecia al » no elevado » y lo estigmatiza con la mediocridad. No es más que basura pseudointelectual destinada al dominio y sometimiento de mentes poco trabajadas.
Eso sí, llevan siglos ( todas ) perfeccionando el arte de vender motos.