La única manera segura de abandonar todas las películas que se monta nuestra mente y todas las tonterías que resultan de ello, es ver con claridad que este «yo» al que tanto nos gusta referirnos, simplemente no existe. Una vez que lo has visto, todo se desvanece. Todo desaparece y solo queda tu esencia. Muchas veces, esto se acompaña de una gran liberación de energía.
En las situaciones de la vida “normal”, en las que estamos identificados con el «yo», la mente condicionada actúa como la tapa de una olla a presión, siempre reteniendo nuestra energía natural, liberándola con un flujo razonable y controlado. Cuando ocurre un despertar, la tapa de la olla a presión es retirada y, muy a menudo, la realización sucede de una manera explosiva, muy repentinamente. Puedes ver este fenómeno en nuestra película Satori, en la que una residente de la comunidad tuvo un despertar espontáneo e impactante mientras se encontraba trabajando en su oficina. Otros residentes estaban presentes y lo filmaron. También es posible que esto suceda con el transcurrir del tiempo, de forma imperceptible.
Es bastante común, y yo también lo experimenté, que el cuerpo físico no funcione durante algún tiempo, tal vez durante unas horas o unos días. Con este mayor flujo de energía, el cuerpo deja de funcionar pero, muy rápidamente, la energía, o podría decirse la vibración o la frecuencia, se absorbe y se eleva. Entonces, lo sorprendente es que puedes funcionar extremadamente bien después, incluso mejor que antes, porque no existe el filtro y las interferencias constantes de la mente.
Todo esto no es algo para comprender con la mente. Si tratas de hacerlo desde el «yo», puedes imaginar cierto entendimiento pero, a menos que hayas experimentado algún tipo de revelación, no será real. Cuando estás limitado por un fuerte apego al “yo” separado, es casi imposible imaginar cómo es. Por tanto, es muy difícil hablar sobre ello porque la persona escucha desde un punto de referencia determinado. Estás escuchando desde el «yo», el cuál percibes como separado. Se necesita cierto tiempo para entenderlo y, cuando lo haces, simplemente sucede.
No hay fórmula, no hay práctica. Conozco a mucha gente que ha tenido este tipo de apertura, incluso aunque haya sido solo por un momento. Es tremendamente transformador porque, una vez que ha sucedido este pequeño momento, sabes algo que no sabías antes. Por decirlo de algún modo, te conoces a ti mismo de una manera nueva; entonces, el “Yo” del que estamos hablando ya no es este pequeño «yo» ilusorio. De repente, es otro Ser, el Ser, el Ser auténtico, vasto, un sentimiento de unidad, amor inmenso, extraordinaria conexión.
Una vez que se ha experimentado esto, nunca vuelves a ser el mismo. Después de unos segundos, el “yo“ normal, por lo general, regresa rápidamente porque la revelación en ese momento es aterradora, impactante, completamente inesperada, magnífica.
Cuando miras hacia atrás, a tu antiguo «yo» falso en el que has estado creyendo durante muchos años, solo puedes reír de verdad. Cinco minutos antes, creías completamente en este falso «yo» y, cinco minutos después, es totalmente ridículo. Es muy difícil contarlo, dar una idea acerca de este cambio. Puedes leer sobre ello, pero leer no ayuda realmente a prepararse para cuando sucede porque, cuando sucede, es completamente nuevo, algo que simplemente no sabías; tampoco podías siquiera imaginarlo.
Una revelación es algo indescriptiblemente hermoso. Es el mejor momento de tu vida. Aun así, a menudo hay miedo y el miedo acaba con la visión. Al principio, será solo un atisbo, un destello, donde las nubes (estructuras de la mente) en el cielo se abren, y puedes vislumbrar el azul intenso. Sientes esto muy profundamente. Es muy emocionante, pero no es algo que tú puedas hacer que suceda, simplemente sucede. En ese instante, todo sentido del «yo» desaparece.
Esto es lo realmente importante. El sentido del yo, este «yo» al que estamos tan apegados, desaparece. Es un momento absolutamente impactante. Como buscador espiritual, probablemente imaginas que un despertar será algo increíblemente especial pero, cuando has despertado, resulta ser completamente normal.