Antes de su secuestro por Hades, Perséfone era conocida como Kore («doncella»),
La bella joven Kore era hija de Zeus y de Deméter, diosa de la fertilidad, el trigo y las cosechas. La base de los misterios es el mito de Demeter , la diosa de la vida y la fertilidad, y la violación de su hija Kore , posteriormente llamada Perséfone, por el dios del inframundo Hades .
Deméter era la diosa especialmente popular entre las gentes del campo, en parte porque eran los beneficiarios más directos de su ayuda, y en parte porque eran más conservadores a la hora de mantener las viejas costumbres. De hecho Deméter era fundamental en la antigua religión de Grecia. El mito fundamental de Deméter, que constituye el corazón de los misterios eleusinos, es su relación con Perséfone, su hija, y ella misma de joven. Se erigió un templo a Ceres en el monte Aventino de Roma. Su principal festividad era la Cerealias o Ludi Ceriales (‘juegos de Ceres’), instituidos el siglo III a. C. y celebrados anualmente del 12 al 19 de abril.
Se la venera como la «portadora de las estaciones» en un himno homérico, un sutil signo de que era adorada mucho antes de la llegada de los olímpicos. El himno homéricoa Deméter ha sido datado sobre el siglo VII a. C. Junto a su hija Perséfone eran los personajes centrales de los misterios eleusinos que también precedieron al panteón olímpico. Ceres era personificada y honrada por las mujeres con rituales secretos en las fiestas de Ambarvalia, celebradas en mayo con procesiones en las que las romanas vestían el blanco propio de los hombres, quienes eran simples espectadores. Se creía que estas fiestas, para agradar a la diosa, no debían ser celebradas por gente de luto.
El Mito de la Transformación Cíclica
Cuando Kore / Perséfone fue secuestrada por Hades y llevada al inframundo, Deméter buscó por todas partes a su hija, pero no pudo encontrarla.
Cuenta la mitología griega que un día Perséfone estaba tranquilamente recogiendo flores en compañía de sus amigas las ninfas y de las hermanas de su padre, Artemisa y Atenea. Cuando, de pronto, justo en el instante en el que se iba a hacer con un lirio, la tierra se abrió con una enorme grieta, de la que emergió Hades, hermano de Zeus y dios del Inframundo, llevándose consigo a Perséfone.
La ayuda de Hécate.
En la historia del secuestro de Perséfone que se relata en los Himnos a Deméter de Homero, Hécate se le acercó a Deméter cuando buscaba desconsolada a Perséfone, diciéndole que si bien no había visto lo sucedido, había oído los gritos de Perséfone. Hécate sugirió que fueran a solicitar información al dios del sol, que estaba en lo alto cuando Perséfone desapareció. Él podría contarles lo sucedido.
Como en el peregrinaje la acompaña Hécate, la diosa de las Encrucijadas, Démeter se viste de negro en señal de duelo por la perdida de su hija, transformando su belleza y esplendor divino en la imagen de una madre humana angustiada.
En compañía de Hécate, Deméter escuchó el relato verídico de los hechos: Perséfone había sido secuestrada por Hades con el permiso de Zeus. Fue Hécate quien le dijo que para localizarla debía hablar con el dios sol Helios. Helios le dijo a Deméter que su hija había sido secuestrada y trasladada al inframundo por Hades.
La complicidad de Zeus
Los mitos griegos siempre han sido muy suspicaces a la hora de valorar que el rapto de la joven se llevó a cabo con la complicidad de Zeus, sobre todo por el hecho de que allí también estuvieran sus hermanas y no pasara nada. Sin embargo, su madre Deméter, comenzó a vagar triste en busca de su hija, y al ser la diosa de la cosecha, la tierra se volvió estéril con la pena de la divinidad.
Zeus, presionado por los gritos de la gente hambrienta y por las otras deidades que también escucharon la angustia, de la diosa madre, obligó a Hades a devolver a Perséfone. Después de eso, según el acuerdo entre Zeus y Hades, Perséfone tuvo que permanecer en el inframundo seis meses y en la tierra otros seis.
Zeus tuvo que llegar a este acuerdo con Hades de seis meses, porque era una regla de los destinos. que quien consumiera comida o bebida en el Inframundo estaba condenado a pasar la eternidad allí. Antes de que Perséfone fuera entregada a Hermes, quien había sido enviado a recuperarla, Hades la engañó para que comiera semillas de granada (seis o cuatro según el relato), lo que la obligaba a regresar al inframundo durante algunos meses al año. Se vio obligada a permanecer con Hades durante seis o cuatro meses (un mes por semilla) y vivió en la superficie con su madre durante el resto del año. Esto dejó un largo período de tiempo en el que Deméter se sintió infeliz debido a la ausencia de Perséfone, descuidando cultivar la tierra. Cuando Perséfone regresó a la superficie, Deméter se alegró y volvió a preocuparse por la tierra.
En el documento fundamental central del misterio, el Himno homérico a Deméter, línea 415, se dice que Perséfone se queda en el Hades durante el invierno y regresa en la primavera del año: «Este fue el día [del regreso de Perséfone], al principio de abundante primavera «.
El origen de la primavera para la mitología griega.
El renacimiento de Perséfone es un símbolo del renacimiento de toda la vida vegetal y el símbolo de la eternidad de la vida que fluye de las generaciones que brotan unas de otras. El tiempo que Perséfone pasa en la tierra es tiempo de alegría para las flores, que renacen y se abren con esplendor y vivos colores. Sin embargo, cuando Perséfone vuelve al Hades, se entristecen y se cubren con la nieve y el frío del invierno.
Las diosas gemelas percibidas como madre e hija, representaban para los pueblos de la antigüedad los poderes de la naturaleza, su transformación y emergencia cíclica. Algunos mitógrafos modernos, como Karl Kerényi , Carl AP Ruck y Danny Grapas interpretan las diosas Deméter la «madre», Perséfone la «hija» y Hécate la «vieja», como aspectos de un ex Gran diosa identificada por algunos como Rhea o como Gaia. Esta diosa ampliaba el concepto de inframundo, que no era un lugar de castigo, sino que era el vientre oscuro de la diosa donde uno iba a ser purificado, curado y preparado para el renacimiento.
De acuerdo con la mitología personal de Robert Graves , Perséfone no es solo el yo más joven de Deméter, ella es a su vez también una de las tres formas de la Triple Diosa – Kore (la más joven, la doncella, que significa joven verde grano), Perséfone (en el medio, la ninfa, que significa el grano maduro a la espera de ser cosechado) y Hécate (la mayor de las tres, la vieja, el grano cosechado), que en cierta medida reduce el nombre y el papel de Demeter al del nombre del grupo. Antes de su secuestro, se la llama Kore; y una vez tomada, se convierte en Perséfone (‘la que trae destrucción’).
La figura de Perséfone es actualmente muy conocida. Su historia tiene un gran poder emocional: una doncella inocente, el dolor de una madre por el rapto y el regreso de su hija. También es citada con frecuencia como un paradigma de los mitos que explican procesos naturales, con el descenso y el regreso de la diosa provocando el cambio de estación. Actualmente también se valora el hecho de que Hades y Perséfone constituyeron uno de los matrimonios más estables y felices dentro del Panteón griego, con relativamente pocas infidelidades por parte de ambos (Mente y Leuce por parte de Hades y Adonis por parte de Perséfone), y el hecho de que Perséfone gobernase el Inframundo en pie de igualdad con Hades, a diferencia del rol de consortes que Hera y Anfitrite tenían como esposas de Zeus y Poseidón
Pero los griegos también conocían otra faceta de Perséfone. Ella era además la terrible Reina de los inframundos, cuyo nombre no era seguro pronunciar en voz alta y a la que se referían como «La Doncella». En la Odisea, cuando Odiseo viaja al Inframundo, alude a ella como «Reina de Hierro». Su mito central, aun con toda su familiaridad emotiva, era también el contexto tácito de los extraños ritos iniciáticos secretos de regeneración de los misterios eleusinos, que prometían la inmortalidad a sobrecogidos participantes: una inmortalidad en el mundo subterráneo de Perséfone, en un banquete con los héroes bajo su pavorosa mirada.
Los Misterios de Eleusis surgieron de este mito.
Los misterios de Eleusis fueron en la antigüedad griega y latina, objeto de una veneración especial. Los Misterios de Eleusis que surgieron de este mito, y se celebraban a estas Diosas eran ritos de pasaje destinados a personas adultas que proporcionaron un espacio sagrado para vivenciar nuevos estados de conciencia y una percepción de la vida que surge de la muerte.
Continuará…
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FUENTES:
BIBLIOGRAFIA:
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- https://www.yolandabenages.com/wp-content/uploads/2015/07/NOVIEMBRE-H%C3%89CATE.pdf
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