En la cultura occidental, la mayoría de la gente tiene miedo de pensar o hablar sobre la muerte. La muerte se ha convertido en una hipótesis simbólica que nadie discute hasta que llega el momento. Pero, ¿y si te dijera que la muerte en sí misma no da miedo? ¿Y si te dijera que pensar en ello podría hacerte vivir una vida más feliz ?
Vivir en una cultura que niega la muerte es, como mínimo, un desafío. El miedo a lo desconocido no es beneficioso para la vida misma; sin embargo, abrazar lo desconocido sí lo es. La palabra “morir” o “muerte” debe explorarse con más profundidad y debe mencionarse en las conversaciones con más frecuencia. La muerte es una experiencia, como todo lo demás en nuestra vida. Entonces, ¿por qué no hablar de eso?
Por Jessica Chapman
[Bio fondo]
¿Cómo puede hacernos más felices contemplar la muerte?
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Pensar en morir aumenta nuestra motivación
Cuando pensamos en la muerte, generalmente no nos damos cuenta de lo que significa. Lo definimos como “algo que no entendemos” o “algo con lo que no nos sentimos completamente cómodos”, pero nunca profundizamos en el significado más profundo de la palabra. La muerte en sí misma es un proceso, tal y como concuerda el diccionario etimológico.
La palabra «muerte» proviene del gótico «dauus» y del sufijo protogermánico «thuz», que significa «acto, proceso» o «condición». La muerte es entonces una condición del alma, una transmutación del cuerpo. Cuando morimos, nuestras vidas no terminan, sino que se metamorfosean en el plano espiritual y se funden en el Universo. Si entendemos esto, la muerte se convierte en el camino natural hacia la evolución espiritual.
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Ser consciente al contemplar la muerte
Contemplar la muerte también puede cambiar la forma en que percibimos la vida. Cuanto más lo contemplamos, más nos damos cuenta de que lo único cierto en la vida es la muerte. El miedo a la muerte se transforma en miedo a no haber vivido la vida como queríamos. Esto ayuda a ampliar nuestros horizontes cuando surgen nuevas oportunidades. En lugar de temer al conflicto, sentimos curiosidad por saber cómo podría desencadenarse. En lugar de temer al amor, comenzamos a abrir nuestro corazón a lo desconocido. En pocas palabras, nos volvemos conscientes de vivir la vida que siempre hemos querido vivir.
«El análisis de la muerte no es para tener miedo, sino para apreciar esta preciosa vida». – Dalai Lama
Esto nos ayuda a darnos cuenta de que vivir cada momento a su máxima capacidad es imprescindible. Dejamos de preocuparnos por “lo que pudo haber sido” y comenzamos a vivir en el ahora. Podríamos descubrir nuevas pasiones o simplemente hacer espacio para conversaciones nuevas y significativas con personas nuevas y significativas. En el extremo opuesto del miedo a la muerte, encontramos la vida. .
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Las pequeñas cosas de la vida son las que más cuentan
La comida que comes, los pasos que das cada día, el simple acto de perdonar a otro ser humano, todos se vuelven más significativos cuando se vive la vida conscientemente . Comenzamos a apreciar lo que nos rodea y comenzamos a aprovechar el día. Es posible que todavía experimentemos conflictos, pero aprovechamos esta oportunidad para crecer y convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos. Las pequeñas cosas de la vida que cuentan suceden todos los días, cada «ahora». Contemplar la muerte abre una nueva realidad para cada uno de nosotros.
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Preparándonos para la muerte y afrontando nuestras ansiedades
La ansiedad surge cuando sentimos que nuestras acciones no están alineadas con nuestros valores. Eso significa que tenemos dudas y la mayoría de las veces no estamos seguros de las decisiones que tomamos. Aquí es donde la contemplación de la muerte es útil: al dejar ir este miedo, nos volvemos más curiosos acerca de lo que la vida en sí misma tiene para ofrecer. Dejamos ir las expectativas innecesarias. Y cuando nos volvemos más conscientes de la vida (en lugar de luchar por criticarla), inherentemente nos volvemos más curiosos .
La curiosidad es el antídoto contra la ansiedad por la muerte y el núcleo mismo de nuestra existencia. Al ser curiosos, realmente cambiamos la forma en que vivimos nuestras vidas. Comenzamos a hacer cosas nuevas, a explorar nuevos caminos y a ser más felices con cada día que llega.
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Recordando lo que es realmente importante para nosotros
Contemplar la muerte también puede ser útil para recordar lo que nos importa. Para algunas personas, la familia es más importante que cualquier otra cosa. Para otros, pueden ser sus trabajos o sus amigos. Dondequiera que resida nuestra felicidad, eso es en lo que nos enfocamos una vez que nos damos cuenta de cómo realmente queremos vivir.
Contemplar la muerte nos recuerda nuestras necesidades profundamente arraigadas y el amor que llevamos dentro. En lugar de enfocarnos en las cosas que pasan (como comprar un lindo atuendo o comprar el auto más nuevo), podríamos cambiar nuestro enfoque hacia lo que nuestra alma quiere . En lugar de perseguir lo efímero, comenzamos a vivir en el momento presente y a disfrutar de lo que ya tenemos. Nos sentimos más agradecidos por lo que se nos ha ofrecido. Empezamos a entender por qué vivimos y cómo seguir viviendo felices con nosotros mismos y con los demás.
Contemplar la muerte puede cambiar la vida
Contemplar la muerte puede ser una experiencia consciente que cambia la vida. No solo puede enseñarnos a vivir más en el momento presente, sino que también puede mostrarnos dónde debería estar nuestro enfoque. Al contemplar la muerte, nos enfrentamos a nuestras ansiedades y, como resultado, nos volvemos más curiosos. Nuestra motivación aumenta y nuestras almas se vuelven más felices. Podríamos decir que contemplar la muerte nos acerca a la autorrealización humana.
Why Contemplating Death Can Help You Live Happier? 5 Ways Meditation on Death Can be Life-Changing