En los últimos años han surgido numerosas teorías sobre las misteriosas señales de radio detectadas en el universo. Sin embargo, una de las más polémicas es sin duda la extraña señal de radio detectada el 29 de abril de 2019, aunque descubierta por un estudiante del proyecto Breakthrough Listen en la base de datos en octubre de 2020, y que procede de Próxima Centauri, la estrella más cercana a nuestro Sol a solo 4,24 años luz de distancia. Denominada “Breakthrough Listen Candidate 1 (BLC1)”, aunque apodada “Wow! Signal 2020” debido a su similitud con una misteriosa detección de señal de radio en 1977, nadie ha sido capaz de encontrar una explicación.
Entonces, ¿es de origen extraterrestre? Hay muchas hipótesis, pero cada vez son más los científicos que creen que es tecnología extraterrestre, tal vez una nave espacial o una sonda. Por lo que podría ser un mensaje de una civilización tecnológicamente avanzada que habita en uno de los dos planetas que se sabe orbitan alrededor de nuestro vecino estelar más cercano. Pero ahora, los astrónomos han detectado una nueva señal de radio que proviene de algún lugar cercano al centro de la galaxia Vía Láctea. La señal se repite aparentemente al azar y no se puede atribuir a ningún objeto astronómico conocido, lo que lleva al equipo a considerar que podría ser algo completamente nuevo.
Objeto espacial sin identificar
Algo cerca del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, está enviando extrañas señales de radio que han desconcertado a los científicos. Un nuevo estudio anunciado en la revista científica The Astrophysical Journal y publicado en el servidor de preimpresiones arXiv, dice que la fuente de radio no identificada parpadea durante semanas seguidas solo para apagarse repentinamente, un patrón que no se puede atribuir a ningún objeto espacial conocido. El descubrimiento es solo el último misterio que ha sido descubierto por radiotelescopios cada vez más sensibles, que han expuesto complejidades sobre las enigmáticas ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés) e identificado enormes formaciones llamadas círculo de radio impar.
Los científicos dirigidos por Ziteng Wang, quien tiene un doctorado de la Universidad de Sídney en Australia, vieron por primera vez el extraño objeto mediante el Pathfinder de matriz de kilómetros cuadrados (ASKAP, por sus siglas en inglés), una sofisticada matriz de radiotelescopio ubicada en el Observatorio de Radioastronomía de Murchison en el Medio Oeste de Australia. La misteriosa fuente, denominada ASKAP J173608.2−321635, puede representar parte de una nueva clase de objetos que se están descubriendo a través de estudios de imágenes de radio.
“La propiedad más extraña de esta fuente es que está muy polarizada”, dijo Wang a la revista digital Vice. “Nuestro ojo no puede distinguir entre luz circularmente polarizada y no polarizada, pero ASKAP tiene el equivalente a gafas de sol polarizadas para filtrarla. Este tipo de fuentes son realmente raras. Para aumentar el misterio, la fuente de las señales de radio se enciende y se apaga de manera irregular. El brillo de esta fuente puede cambiar drásticamente, disminuyendo en un solo día, pero a veces puede durar algunas semanas.”
El equipo fue testigo de cómo la extraña fuente se encendía seis veces en los datos de ASKAP de enero a septiembre de 2020, con una intensidad que variaba en un factor de 100. Para obtener una mejor lectura del desconcertante objeto, los investigadores utilizaron una amplia gama de potentes telescopios actualmente en funcionamiento. Pudieron detectarlo en febrero pasado con el telescopio MeerKAT de Sudáfrica y nuevamente en abril con el Australia Telescope Compact Array.
Wang y sus colegas también buscaron otras señales de radio en diferentes longitudes de onda, como la luz infrarroja o de rayos X, utilizando dos telescopios espaciales de la NASA: el Observatorio Neil Gehrels Swift y el Observatorio de rayos X Chandra. Curiosamente, no aparecieron signos de ASKAP J173608.2−321635 en estas bandas del espectro electromagnético, lo que ha desconcertado mucho más a los científicos.
“Como la fuente fue descubierta usando radiotelescopios y no se ha visto en otras longitudes de onda, más observaciones de seguimiento en otras longitudes de onda nos ayudarían a revelar la naturaleza de la fuente”, continúa explicando Wang. “Por ejemplo, una observación de mayor resolución nos ayudaría a localizar la fuente con mayor precisión y podría ayudarnos a encontrar la contraparte en longitudes de onda ópticas.”
El equipo consideró muchos orígenes posibles de las señales de radio, pero cada explicación tiene sus propios inconvenientes. Se ha sugerido que podría ser púlsares o magnetares, que son estrellas muertas que giran rápidamente. Sin embargo, estos objetos normalmente producen algún tipo de ritmo regular, mientras que la nueva fuente puede parpadear durante semanas, apagarse en un día y parecer ausente durante meses. Otra posibilidad es que ASKAP J173608.2−321635 sea un tipo de objeto no identificado llamado Transitorios de Radio del Centro Galáctico (GCRT, por sus siglas en inglés). Pero tampoco está del todo claro que los GCRT compartan un origen común con el misterioso objeto.
En última instancia, no se parece a ningún objeto espacial conocido. Esto abre la posibilidad una interesante teoría, que se trate de tecnología extraterrestre. Llegados a este punto hay que tener en cuenta que no conocemos los misterios del universo, por lo que es absolutamente ridículo especular con lo que conocemos, cuando en el inmenso cosmos podrían habitar criaturas que desafiarían todas las leyes de la ciencia. También cabe la posibilidad que estamos interceptando una comunicación entre diferentes civilizaciones de otros mundos.
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