Cada año la población de personas sin hogar va en aumento en Estados Unidos y para los próximos 4 años se vaticina que un 49 por ciento se quedará sin techo. Los motivos de esta tendencia son múltiples; pero las cifras son abrumadoras. Los informes del Ministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) indican que el año pasado ya había 580.466 personas sin Hogar en Estados Unidos.
El recuento que se efectúa para determinar la cantidad de indigentes se realiza anualmente, esto es para diagnosticar la cantidad de fondos federales que cada estado y sus ciudades necesitaran para estos fines. Cabe mencionar aspectos que van ligados a esta situación que van desde malas políticas económicas, estereotipos sociales, violencia, alto costo de las viviendas, políticas bancarias, problemas de salubridad etc.
Pese a la existencia de recursos destinados a suplir las necesidades de estas personas en “shelters” o centros de acogida, Estados Unidos no ha dispuesto recursos suficientes en ninguno de los gobiernos demócratas o republicanos para eliminar esta problemática que se visualiza como “la crisis de los países ricos” y que se agudizó después de que la burbuja inmobiliaria explotara en 2008.
Desafortunadamente, llevando a familias enteras a vivir a la intemperie; siendo California, San Francisco, New York, Texas y Florida los lugares con esta extrema fragilidad social.
Muchos desamparados son estigmatizados por su raza, sexo, orientación sexual, también lo son aquellas personas con diferentes problemas mentales, drogas, alcohol, las víctimas de violencia y son quienes deambulan por las calles. La categorización social no excluye ni siquiera a los veteranos de guerra.
El creciente aumento de los precios de las viviendas (renta o compra), hacen imposible que una persona que vive literalmente de un sueldo pueda sostener un estándar de vida que se corresponda con “la norma”. Es por ello, que muchos al perder capacidad de cumplir con sus obligaciones ante entidades financieras, terminan perdiendo sus propiedades. Por el dilema asequibilidad versus falta de vivienda.
Los costos del mercado de compra y venta, los altos intereses sumadas a las exigencias de las entidades bancarias hacen posible que financieramente las personas pierdan la capacidad de pago; evidenciándose los altos niveles de desigualdad en los Estados Unidos en torno a los desamparados.
La gran cantidad de personas en las calles, está provocando un tema de salubridad pública, ya que muchos de los estados no cuentan con la cantidad de baños portátiles para que esas personas puedan hacer sus necesidades, llevándolos a usar patios, aceras y contenedores para sus necesidades. Asi como también la basura que generan.
Pero mientras el compromiso moral de la sociedad estadounidense de poder facilitar un espacio digno donde las personas puedan vivir siga viéndose eclipsado por la burocracia partidista, el sueño esta lejos de ser realizable. Porque los interés de los grupos que ostentan el poder aniquilan la probabilidad.
Esta nación experimenta varias pandemias que superan la del covid-19, comenzando con el tema de los desamparados. Aquellos que entienden que este país es un pasaporte a “la libertad” puede que cambien de parecer, ya que la indigencia será la nueva forma de como todo lo que no le sirve al Tio Sam, simplemente se expulsa a las calles.
Quienes deambulan en las calles solo desean salir de la lista que los incluye como los derrotados del sistema, quienes no necesitan ropas de marca, ni ser reconocidos en las plataformas sociales, son quienes no presumen de objetos caros y cuyo único anhelo es simplemente tener un techo en sus cabezas que dignifique la miserable vida que les ha tocado vivir.
—https://acento.com.do/opinion/homeless-la-epidemia-de-las-personas-sin-hogar-9003352.html
La mitad de la población de Estados Unidos se quedará sin su vivienda dentro de 4 años
Lo dudo mucho. Pasar de 580.466 personas sin hogar en Estados Unidos, el año pasado, a cerca de 170 millones, que sería la mitad, en cuatro años; resulta simplemente disparatado.
Esto no significa que el fondo del artículo no tenga razón, pero no hace falta el sensacionalismo falso.