Todo comunica es uno de los axiomas de la comunicación (Watzlawick, 1993). No hay nada en nuestras interacciones diarias con otras personas que no transmita un mensaje, incluso el silencio habla. Una mirada, un gesto, una postura corporal, el movimiento, la apariencia física, todo, absolutamente todo, comunica.
Así, de manera gruesa podemos decir que todos nos comunicamos de dos formas, una verbal -sobre la que tenemos más control- y otra no verbal -sobre la que tendríamos menos control-.
La comunicación no verbal hace referencia al conjunto de signos y sistemas de signos no lingüísticos que comunican o se utilizan para comunicar (Cestero y Penadés, 2017). Esta definición involucra, por un lado, a los hábitos y costumbres culturales (los signos y sistemas culturales) y, por otro lado, al sistema de comunicación no verbal. Ambos elementos tienen propiedades universales y particulares de cada lengua y cultura.
Si analizamos la comunicación no verbal en nuestras relaciones interpersonales o en el momento de expresar un mensaje de manera verbal, podemos observar sus distintas funciones. Entre estas funciones destacan las siguientes:
- Enfatizar el lenguaje no verbal: para ello se utilizan los ilustradores, cuya función es reforzar el mensaje que estamos dando. Habitualmente las ilustraciones se realizan con las manos, aunque también participan, para dar énfasis, las cejas y los párpados superiores (Ekman, 2009).
- Expresar sentimientos y emociones: podemos comunicar que estamos triste, felices o angustiados. Para ello usamos, principalmente, el rostro.
- Sustituir una palabra: cuando hacemos un gesto con nuestro pulgar para expresar que algo está bien o que está mal.
- Orientar la forma en la que el mensaje verbal debe ser interpretado: un mensaje puede ser entendido de una u otra forma de acuerdo con el tono de voz que utilicemos, la expresión que tengamos o los gestos que hagamos.
- Regular la comunicación: cuando empleamos los gestos o expresiones faciales para regular el mensaje verbal que estamos trasmitiendo.
Los 3 tipos de comunicación no verbal
Para Patterson (2011), la comunicación no verbal está formada por dos componentes: el primero de ellos son las características fijas que están relacionadas con el diseño, la disposición del espacio y la apariencia física. Que sean fijas no quiere decir que no puedan cambiar, sino que en el momento exacto de la comunicación no varían de manera constante, como lo hace el otro componente.
El segundo componente son las características dinámicas que tienen como resultado “el intercambio fluido entre las personas en los distintos escenarios sociales” (Patterson, 2011). Entre estas se encuentran la distancia y la orientación, las miradas, la expresión facial, la postura el movimiento, el contacto corporal, las conductas vocales y las señales olfativas.
Todas estas formas de comunicación no verbal podemos clasificarlas en tres grandes categorías: la paralingüística, la kinesia y la proxémica.
1. La paralingüística
Estudia los aspectos no semánticos del lenguaje y que dependen, generalmente, de las emociones e intenciones del emisor. Entre estas podemos encontrar:
Tono de la voz
Es el grado de elevación de nuestra voz, puede ser grave o agudo. Se relaciona con los sentimientos y con el contenido de lo que estamos diciendo. Los tonos de voz agudos tienden a asociarse, dependiendo del contexto, con indecisión o duda. Mientras que los graves con firmeza, confianza.
El ritmo
Es la fluidez verbal, la cantidad de palabras que decimos por minuto. Cuando una persona habla muy rápido, se dice que es taquilálica; cuando habla muy lento, se afirma que es bradilálica. Es usual que las personas que están desesperadas o ansiosas hablen muy rápido, mientras que las que están calmadas y relajadas, lo hagan más despacio.
El volumen
Hace referencia a la intensidad con la que hablamos. Un volumen bajo se relaciona con la timidez, la tristeza o la sumisión. En cambio, un volumen alto transmite seguridad, autoridad, dominio.
El timbre
Es el espectro o registro específico de nuestra voz. Nos permite reconocer a una persona por su voz. Es una caracteriza singular de la voz de cada persona.
2. La kinesia
La kinesia es el estudio de lo que expresamos a través de los movimientos del cuerpo, los gestos y las posturas. En esta forma de comunicación se hallan las siguientes.
La expresión facial
Son todos aquellos gestos que transmitimos con el rostro. La sonrisa es un tipo de expresión facial. Se han identificado algunos tipos comunes de sonrisas, las sonrisas con labios tensos, la sonrisa torcida, la sonrisa con la mandíbula hacia abajo, sonrisa con una mirada hacia arriba (Allan y Barbara, 2006).
Las miradas
A través de nuestros ojos, trasmitimos mucha información. Por ejemplo, mirar mucho tiempo a una persona puede ser señal de que nos interesa, aunque también puede ser una señal de hostilidad, depende del contexto. Si bajamos la mirada, puede ser un indicador de inseguridad o que no nos agrada lo que estamos viendo.
De la misma manera en la que los movimientos oculares trasmiten actitudes y sentimientos, también pueden expresar la personalidad. Algunas personas miran más que otras. Aquellos que por naturaleza son más afectuosos, suelen mirar mucho, al igual que los individuos que tienen más necesidad de afecto (Davis, 1998).
La postura
Es la posición en la que se encuentra el cuerpo al caminar, al estar sentado, acostado o de pie. Tiende a reflejar el estado emocional de las personas sobre todo si están tensas. Cuando una persona está ansiosa o nerviosa tiende a asumir posturas rígidas o a moverse constantemente de un lado para otro. Las partes del cuerpo que más se analizan son los brazos, las manos y las piernas.
Los gestos
El gesto es otra forma de comunicación no verbal que comunica un mensaje determinado en lugar del habla o en conjunción con él. Con ellos se pueden comunicar sentimientos, desprecio, hostilidad, aprobación, afecto. También pueden indicar momentos de inestabilidad cognitiva y reflejar pensamiento que aún no se encuentran en el habla (Goldin-Meadow, 2014).
Los gestos más comunes incluyen agitar, señalar y usar los dedos para indicar cantidades numéricas. Otros gestos usuales son entrelazar las manos, frotarse la barbilla, las orejas o los ojos.
3. La proxémica
La proxémica hace referencia al espacio y la distancia que guardamos las personas cuando se comunican. Todos tenemos un espacio vital mínimo que resguardamos. En ocasiones, sentimos invadido este espacio cuando otra persona se acerca mucho a nosotros. Las zonas que marcan la distancia a la que consentimos que esté una persona son:
- Distancia íntima (hasta 45 cm): es la distancia reservada para familiares y amigos íntimos.
- Distancia personal (45 cm – 120 cm): se mantiene con personas conocidas, compañeros del trabajo o escuela, vecinos, etc. Son encuentros no íntimos.
- Distancia social (120 cm – 360 cm): es la distancia que se tiene ante personas desconocidas a manera de protección.
- Distancia pública (más de 360 cm): es a que se emplea para conferencias, discursos o eventos públicos.
El significado de cada uno de los tipos de comunicación no verbal que hemos visto no puede comprenderse de manera aislada del contexto. El significado de un gesto puede variar de una cultura a otra, e incluso de una situación a otra. Tampoco pueden entenderse separado de otros indicadores no verbales y verbales. Así que, toda interpretación debe realizarse conectada al contexto social y comunicativo en el que aparece determinada expresión no verbal.
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