Experiencia, razonamiento y conocimiento.
Todas las demás afirmaciones deben ser rechazadas.
El primer tipo de verdad es la experiencia. Una vez que has experimentado algo, lo sabes. Nadie puede persuadirte de lo contrario.
El segundo tipo de verdad es la obtenida mediante el razonamiento. En este caso, la verdad no puede ser verificada inmediatamente porque el sujeto es demasiado pequeño (como las partículas atómicas) o demasiado grande (como el movimiento de los planetas a lo largo del tiempo) o demasiado abstracto (como las ideas). Algo puede ser verdadero, pero su verdad nace del análisis más que de las pruebas físicas.
Cualquiera de estos dos tipos de verdades tiene un rango de validez. Son relativos. Por lo tanto, aunque esas verdades son superiores a las falsedades, a las opiniones, a las creencias ya las supersticiones, ambas tienen sus límites. Hay un tercer tipo de verdad que es diferente de esas dos.
Esta es una forma de conocimiento espiritual directo. Completamente interno, este modo es el de la experiencia directa de la verdad mediante la apertura de facultades superiores. La meditación nos da percepciones de certeza absoluta. No hay duda o necesidad de otras investigaciones; este conocimiento está más allá de las palabras, de las descripciones y de la racionalización. De hecho, uno debe cuidar de no dejar que los frutos de la propia meditación pasen al reino de la racionalización. Eso te someterá a la relatividad de las verdades externas y arruinará tu confianza. Para evitar dudas y opiniones conflictivas, los seguidores del Tao mantienen sus revelaciones en secreto. Entonces lo sabido directamente es absolutamente tuyo.