Los Etruscos surgieron en la Etruria (actual Toscana), en las regiones occidentales y centrales de Italia, al norte del Lacio. Aunque sus orígenes generan constantes debates dentro del mundo académico, una cosa es cierta: surgieron como una gran potencia a comienzos del siglo VI a. C. y su influencia y su arte serían compartidos con el resto del mundo mediterráneo.

Mapa que muestra la magnitud de Etruria y de la civilización etrusca. El mapa incluye las 12 ciudades de la Liga etrusca y las destacadas ciudades fundadas por los etruscos. Fuente de la imagen: Wikipedia

La dificultad a la hora de comprender la cultura etrusca se debe al hecho de que no existen muchos restos de ella. A pesar de haber descifrado la singular lengua etrusca, muy pocas inscripciones han sido descubiertas y las pocas recuperadas nos dejan más preguntas que respuestas sobre este enigmático grupo humano. Además, dichas inscripciones no nos proporcionan nunca una percepción de la cultura en sí misma, sólo de sus rituales que eran incluso ajenos a sus vecinos de la época. Para colmo los esclitories clásicos actuaron de manera muy partidista mostrando una clara tendencia a retratar a los etruscos desde un punto de vista negativo.

«Las láminas de Pirgi». Hojas de laminado de oro con un tratado en etrusco y fenicio. Museo Etrusco de Roma. Fuente de la imagen: Wikipedia

Muchas características de su arquitectura, mitología, deidades y estilo artístico fueron adoptadas y adaptadas por sus vecinos Griegos. Desde las epopeyas más importantes de Homero hasta el triunfo de los dioses sobre los Titanes, los etruscos disfrutaban de idénticas historias, ya extendidas por todo el Mediterráneo.

Mural etrusco de Tifón. Fuente de la imagen: Wikipedia

Durante el siglo IV a. C., Roma se estaba expandiendo más allá del Lacio y empezó a anexionarse ciudades etruscas. En el siglo III a. C., Roma conquistó Etruria por completo. Durante todo el proceso los Romanos adoptaron algunas de las costumbres etruscas, parte de su mitología y arte, dejando el resto olvidado en el tiempo. Ha sido un proceso realmente complicado para los modernos expertos el identificar qué aspectos de la cultura.

romana, de sus creencias, y arte provienen de los etruscos puesto que el único segmento que ha permanecido sin tocar de esta cultura y que ha llegado hasta nuestros días son sus lujosas tumbas.

Antes de su asimilación a la sociedad romana y de su completa desaparición, las inscripciones fenicias y griegas nos hablan de alianzas y batallas navales entre los etruscos y griegos del mar Egeo y Magna Grecia (parte más meridional de la península italiana, justo bajo el Lacio). Fue su talasocracia, establecida sobre el mar Tirreno, la que convirtió a los Etruscos en una fuerza contra la que luchar. Su dominio del mar inspirará, más tarde, a los futuros marineros romanos.

Tan misteriosos como eran, fue a través de los nichos etruscos conservados  y de sus tumbas cómo se reveló la verdad imparcial de estos pueblos, emergiendo su organización sociopolítica, sus costumbres y su religión, sus puntos de vista sobre el más allá y el alma y su espiritualidad dentro de la naturaleza y de un mundo superior. Aunque cierto es que sus inscripciones nos formulan más interrogantes que respuestas nos aportan.

Mural en un cuarto para el entierro llamado Tumba de los Leopardos, en la necrópolis etrusca de Tarquinia en Lacio, Italia. Fuente de la imagen: Wikipedia

Imagen de portada: El sarcófago des Époux en la exposición Un rêve d’Italie de la colección Campana. Museo del Louvre (París, Francia). Fuente de la imagen: Wikipedia.

Autor Petros Koutoupis