En Estados Unidos el Índice de Precios al Consumo (IPC) está oficialmente en su nivel más alto desde hace 40 años. No obstante, los economistas son como los epidemiólogos y sus mediciones tienen trampa. No sopesan suficientemente partidas como la alimentación, la energía y la vivienda, que son gastos esenciales para la población.
En las últimas décadas los cálculos del IPC se “ajustan” para exponer un panorama más favorable de las subidas de precios. Si calculáramos la inflación con los mismos parámetros utilizados en los años ochenta, veríamos un aumento mucho más dramático.
Los precios de los alimentos en Estados Unidos han alcanzado niveles que no se veían desde 2008, al comienzo del colapso financiero que llevó al rescate de decenas de miles de millones de dólares por parte del Banco de la Reserva Federal.
Más allá de la crisis de 2008, el coste de los alimentos no experimentó un salto similar hasta la década de los ochenta del siglo pasado. El aumento de los precios de los alimentos en Estados Unidos suele quedar enmascarado por la contabilidad creativa y la “contracción de los precios” (reducción del tamaño de los envases y aumento de los precios), pero si se observan los precios de los alimentos a escala mundial, éstos han subido una media del 30 por cien en el último año.
Si la dinámica actual se mantiene, la mayoría de los productos de primera necesidad en Estados Unidos dejarán de ser asequibles para la mayoría de la gente el año que viene. Esperamos un rápido descenso de la producción y una rápida explosión de los precios. En otras palabras, un desastre de estanflación.
Los precios de los alquileres y las viviendas también han subido mucho. El coste de los alquileres subió alrededor de un 18 por cien el año pasado, lo que supone la prolongación de una tendencia que se ha mantenido durante los últimos diez años. Los precios llevan tiempo subiendo, pero la avalancha se ha acelerado.
Los precios de la vivienda están ahora fuera del alcance de la mayoría de los potenciales compradores de primera vivienda. Los valores se han disparado un 16 por cien sólo en el último año, y la propiedad media cuesta 408.000 dólares. Las ventas de viviendas siguen siendo altas en comparación con las de hace dos años, a pesar de la inflación de los precios.
Lo mismo que en España, en Estados Unidos las ventas de viviendas han empezado a estabilizarse en los últimos seis meses, pero los precios no están bajando. En consecuencia, lo peor del panorama no son las subidas de precios, sino el estancamiento, que marcará el signo de la evolución económica en el futuro.
Con el apoyo de los “expertos”, los principales medios de comunicación volverán a tender su cortina de humo para culpar de ello al virus, a la pandemia o a ambos.
El Índice de Precios al Consumo está en su nivel más alto desde hace 40 años en Estados Unidos