Las puertas de la liberacion

No yo, no forma, no meta: Thich Nhat Hanh habla acerca de la verdad de la cual nos estamos distrayendo.

Dibujo arquitectónico de una puerta.

Ilustración de David Quinn.

Las nociones dualistas, así como el nacimiento y la muerte, ser y no ser, igualdad y otredad, ir y venir, son la base de todas las aflicciones. Meditar en las tres puertas de la liberación nos ayuda a deshacernos de estas nociones. Las tres puertas de la liberación, las cuales son enseñadas en cada tradición budista, son vacuidad, ausencia de signo, y ausencia de meta [u objetivo]. El contemplar estas tres profundas verdades nos puede ayudar a liberarnos del miedo y del sufrimiento. Son nuestras puertas de entrada a la libertad.

Al vivir con presencia mental y concentracion, vemos una realidad mas profunda y somos capaces de darnos cuenta de la impermanencia sin miedo, enojo o desesperanza. El nirvana no es un lugar al que hay que llegar. No es algo que estamos tratando de alcanzar en el futuro. El nirvana está disponible para nosotros justo ahora. La vacuidad, la ausencia de signo y la ausencia de meta son llamadas las tres puertas de la liberación porque, si meditamos en ellas, nos van a liberar de todos los tipos de pensamiento discriminatorio, de tal modo que podamos tocar nuestra verdadera naturaleza.

No yo: La comunicacion perfecta

La primera puerta de liberación es la vacuidad. La vacuidad no es una filosofía; es una descripción de la realidad. Supongamos que tienes dos vasos, uno lleno de té y otro sin nada de té. Describirías el vaso sin té como vacío, pero ¿vacío de qué? El vaso está vacío de té, pero está lleno de aire. Y el vaso mismo aún existe, contenga o no contenga té. La vacuidad no significa no ser. Hay una gran diferencia entre la vacuidad y la no existencia. Para estar vacío, tienes que estar ahí.

La vacuidad siempre es un vacío de algo, así como la consciencia siempre es conciencia de algo. Cuando vemos una hermosa flor de Crisantemo, vemos que todo en el cosmos está presente en esa flor -hay nubes, resplandor de sol, tierra, minerales, espacio y tiempo. La flor no puede existir sola y por ella misma. El vaso, la flor, todo lo que hay dentro de nosotros y alrededor de nuestro, y nosotros mismos sólo estamos vacíos de una cosa: de una existencia independiente y separada.

La descripción más simple de la vacuidad en las enseñanzas budistas está en la frase: Esto es porque aquello es. Una flor no puede existir sola y por sí misma. Ser sólo puede significar entre ser. Ser solo y por uno mismo es imposible. Todo lo demás está presente en la flor; la única cosa de la cual la flor está vacía es de sí misma. 

Mirando de esta manera empezamos a ver que todo tiene la naturaleza de la vacuidad. A veces esa naturaleza de vacuidad es llamada no-yo. Pero no te preocupes, no-yo no significa que no estés ahí. Así como el vaso que está vacío de té aún existe, tú también existe, incluso sin un yo separado.

Cuando miramos una acción, creemos que tiene que haber un actor separado que existe detrás de ella. El viento sopla, sin embargo realmente no hay alguien que lo esté soplando. Sólo hay viento, y, si no sopla, no es viento.

Cuando tenemos un pensamiento, quizás creamos que hay un pensador que existe separado del pensamiento. Así como no podemos encontrar un soplador fuera del viento, ni tampoco un ‘llovedor’ fuera de la lluvia, del mismo modo no hay un pensador existente fuera del pensamiento. Cuando pensamos algo, somos esos pensamientos. Nosotros y nuestros pensamientos no estamos separados. Cuando decimos algo, esas palabras somos nosotros; no hay un hablante fuera de las palabras. Cuando hacemos algo, nuestra acción somos nosotros. No hay un actor fuera de la acción.

Hay un verso que a veces se recita antes de hacer la reverencia a una estatua del Buda, que dice:

El que hace la reverencia

y al que se hace la reverencia

son ambos, por naturaleza, vacíos.

Asi, la comunicacion entre nosotros 

es inefablemente perfecta.

Un buda está hecho únicamente de elementos no-búdicos, así como yo estoy hecho únicamente de elementos que no son yo. Si quitamos los elementos que no son yo de mí -el sol, la tierra, la basura, los minerales, el agua, mis padres y mi sociedad- no queda nada de mí. Si quitas los elementos no-búdicos de un buda, no queda más buda. La comunicación es perfecta cuando entendemos que aquel que hace una reverencia y aquel que es reverenciado están vacíos.

Si vemos a un niño, podemos ver que estamos totalmente presentes en cada célula de ese niño. Si no podemos entender cómo es posible que ese niño pueda actuar de cierto modo, es útil recordar que el niño no tiene un yo separado. Los padres y ancestros del niño están dentro de él. Cuando él camina y habla, ellos caminan y hablan también. 

Cuando podemos ver con entendimiento a quienes nos rodean, en vez de con enojo o apego, disfrutamos el fruto de la contemplación de la vacuidad.

No-forma: El maravilloso viaje del no-signo

La segunda puerta de liberación es el no-signo. Un signo marca la apariencia de algo, su forma. Nosotros reconocemos las cosas basándonos en su signo, pero a menudo somos engañados por la forma externa de las cosas. El Buda dijo, “donde hay un signo, hay decepción”.

Por ejemplo, cuando vemos hacia arriba al cielo y vemos una nube en particular. Pero si nos quedamos viéndola por un tiempo suficiente, parece que la nube desaparece. La nube se ha vuelto lluvia, neblina o nieve, y ya no la reconocemos.

Si tú te apegaste a ésa nube, quizás pienses, “Oh, mi amada nube, ¿en dónde estás ahora?” Te extraño. Has pasado de ser a no ser. Ya no te puedo ver”. Quizás no te sientes así por una nube, pero así es como te sientes cuando pierdes a alguien que está cerca a ti. Tan solo ayer tu amiga estaba viva. Ahora parece que ella ha pasado de ser a no ser.

Pero, de hecho, nuestra nube aún está ahí, porque para una nube es imposible morir. Quizás se convierta en nieve, granizo o lluvia, pero no se vuelve nada. Es imposible pasar de ser a no ser. Tu amada aún está ahí, en algún lugar. Si tú tienes la sabiduría del no-signo, podrás reconocer a tu amada en sus nuevas formas. 

Imagina que vierto un poco de té de la tetera en un vaso vacío. Cuando lo bebo el té cambia su forma. Si doy una plática poco después de tomar ese té, la plática tendrá un poco del té en ella. Así que el té no sólo está en la tetera. Tiene un trayecto. Viaja y tiene varias formas.

Esto también es cierto para nosotros. Nosotros no somos solo nuestro cuerpo, los pensamientos y los sentimientos que tenemos en este momento. Cada pensamiento, palabra, y acción que producimos continúa aún después de que nuestros cuerpos se han desintegrado. No te tienes que preocupar acerca de dejar de existir. Nuestras formas cambian, pero nada está perdido. Sea que la nube tome forma de nube, de lluvia, de río, o de té, continúa en su maravilloso viaje. 

Sin meta: la felicidad de la falta de rumbo 

Sin meta: la felicidad de la ausencia de objetivo

La tercera puerta de la liberación es la ausencia de meta. La ausencia de meta significa que tú no pones nada en frente de ti como el objeto de tu búsqueda. Lo que estás persiguiendo no está fuera de ti; ya está aquí. Tú ya eres aquello en lo que te quieres convertir. Concentrarse en la ausencia de meta libera tu añoranza y tu deseo por algo que está en el futuro y en otro lugar.

Quizás estés pasándote la vida corriendo en vez de viviendo. Quizás estés correteando para perseguir la felicidad, el amor, el romance, el éxito o la iluminación. El consiguiendo en la ausencia de meta consiste en quitar el objeto de tu búsqueda, tu objetivo. Si estás corriendo tras el nirvana, debes saber que el nirvana ya está ahí en ti mismo y en todo. Si estás corriendo tras el Buda, sé consciente de que el Buda ya está en ti. Si estás buscando felicidad, sé consciente de que la felicidad está disponible para ti en el aquí y el ahora. 

Esta visión profunda te ayuda a dejar de estar corriendo. Sólo cuando dejas de correr puedes lograr la plenitud y la felicidad que estabas buscando. Una ola no tiene que irse del mar y buscar el agua. Es agua justo en el aquí y el ahora. Un árbol de cedro no tiene ningún deseo de ser un pino o un ciprés o incluso un pájaro. Es una maravillosa manifestación del cosmos tal y como es. Tú eres la manifestación del cosmos. Eres maravillosa justo asi. 

Se nos enseña a pensar que si no tenemos una meta, no llegaremos a ninguna parte. ¿Pero a dónde vamos? Pensamos que nacemos y que tenemos que lograr algo antes de morir. Supón que trazamos una línea de izquierda a derecha representando el curso del tiempo. Escogemos un punto -llámalo Punto N- y lo llamamos nacimiento. Alguien nació en este momento. Hacemos un certificado de nacimiento para este bebé pensando que esta persona empieza a existir en el Punto N. Pero, de hecho, el niño ya estaba ahí. Incluso antes del momento de su concepción, las semillas del niño existían en otras formas. El Punto N es un momento a continuación. No hay principio.

Pensamos que habrá un momento cuando dejemos de ser. En la línea imaginaria que hemos trazado, llamémosle Punto M, muerte. Creemos que en el nacimiento pasamos de no ser a ser, y creemos que en la muerte pasamos de ser, de vuelta a no-ser. Viendo profundamente hacia nuestras nociones de ser y no ser, conscientes de la vacuidad y la ausencia de signo de todas las cosas, tocamos la realidad de la naturaleza de todas las cosas, una naturaleza que no tiene nacimiento ni muerte.

Cuando caminamos a través de las puertas de la liberación, extinguimos todas las nociones. Ya no hay ninguna necesidad de tener miedo. Si la ola sabe cómo descansar en el agua, ella disfrutará ir hacia arriba y disfrutará ir hacia abajo. La ola no tiene miedo de ser y de no ser. No se asusta de ir ni de venir. La ola es capaz de tocar el océano en sí mismo. Las tres puertas de liberación nos recuerdan que no somos diferentes de aquella ola: vacíos, sin signo, y capaces de tocar lo inherente y último en nosotros en cualquier momento. 

ACERCA DE THICH NHAT HANH

Thich Nhat Hanh (1926-2022) fue un muy reconocido maestro Zen y poeta, fundador del Movimiento de Budismo Comprometido, y fundador de nueve comunidades monásticas, incluyendo el Monasterio Plum Village en Francia. Él también fue el autor de más de cien libros, incluyendo At Home in the World The Other Shore cuyas copias son vendidas por millones alrededor del mundo. 

https://www.lionsroar.com/las-puertas-de-la-liberacion/

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