Buda no era budista, Jesús no era cristiano, Mahoma no era musulmán. Eran maestros que enseñaban el amor. El amor era su religión.
Esta frase tan popular en los círculos espirituales alternativos apunta a que todos los fundadores de las religiones más conocidas no solo no establecieron una doctrina religiosa específica y organizada, sino que si estuvieran ahora con nosotros, desautorizarían toda la cultura, la doctrina y las creencias que los seguidores de éstas religiones mantienen, defienden y practican.
Este tipo de pensamiento ecléctico surgió en los años 60s en la década de la aparición de los hippies en Estados Unidos que vieron en las religiones orientales una válvula de escape para liberarse de la asfixiante ortodoxia cristiana de sus padres, la generación conservadora que vivió las guerras mundiales. Esta generación de amor libre y paz universal interpretaba las creencias orientales como superiores, y reinterpretaban la doctrina cristiana como una simplificación de la idea del amor universal, quitándole todo concepto doctrinal y equilibrándolo con el nivel de suavidad de las místicas y profundas espiritualidades de Asia, haciendo de Jesús un maestro simple pero profundo que encontraría en Buda y en Mahoma a un par de iguales, de hermanos y de seres de luz con los cuales concordaría perfectamente en todo.
Hay que decir que las interpretaciones que hizo la generación de los 60s y 70s de las religiones orientales son bastante peculiares por una razón. No sabían un pepino sobre ellas. Absolutamente nada. Nunca tuvieron idea de qué diantres estaban hablando. Solo tomaron la iconografía, la amabilidad turística de los pueblos asiáticos, y la mística folclórica de sus culturas, y decidieron que todo lo demás, es decir la historia, la literatura y las enseñanzas, no eran más que construcciones sociales pretenciosas que deformaron la enseñanza del amor de cada maestro, cosa que según ellos fue lo que sucedió con las enseñanzas cristianas y en resumen con todas las religiones de la humanidad.
De farsas como esta era que personas como Osho hacían su fortuna con el dinero de incautos estadounidenses.
Así que de forma sencilla y aromática, simplemente le sacaron todo el sustento a las religiones y se quedaron con la cubierta plástica, superficial y agradable, resumiendo que el concepto de religión es malévolo y generador de divisiones y odios, y purificando los nombres de los maestros solo con eso. Con sus nombres. Y nada más.
Esto, por supuesto, es una de las tonterías más grandes y ridículas que la era del amor y la mala higiene ha creado junto con todas las divertidas incoherencias de la nueva era. Jesús sí era cristiano, y era bestialmente cristiano. Jesús no pronunciaba una sola frase sin dejar en claro la idea de que él era el centro de todo. Él era el único, el primero, el último, la única entrada y salida, el único dios, y todos los demás estaban equivocados o eran macabros mentirosos. Jesús se hacía llamar a sí mismo como la única verdad y como la vida misma, usando sus propias palabras, las cuales son prácticamente uno de tantos mantras cristianos que todos hemos oído alguna vez. Incluso llegó a insinuar que la salvación en su universo solo podía ser para los judíos, a menos claro que un gentil renunciara públicamente a su creencia materna y la reemplazara con la verdad absoluta, es decir, él mismo. Todos los evangelios repiten esta idea por todas partes. ¿De dónde sacan los entusiastas del amor universal que Jesús solo predicaba amor, no fundó una iglesia y no era cristiano? Tal vez la respuesta se diluyó en sus pipas de marihuana.
Mahoma no era musulmán. Esto es cien veces más risible que el caso cristiano. El islam hace un gran énfasis en presentarse como la corrección final de los errores de las religiones abrahámicas que le precedieron, dícese el judaísmo y el cristianismo, las cuáles según esta doctrina, se pervirtieron y están equivocadas. Pero su posición frente a las religiones no abrahámicas y no teístas no tiene nada de amorosa ni de pacífica. El islam fue una religión forjada en el calor de las guerras tribales de medio oriente. No solo enseña su propio sistema de ética y valores de forma marcial y fatal, sino que trae un detallado esquema de lucha contra las religiones infieles. Y la respuesta básicamente es exterminio de todo lo que no tenga nada que ver con Alá. Literalmente.
Históricamente, ninguna otra religión ha tenido una fobia y un ensañamiento más violento y encarnizado contra el budismo que el islam. Solo el comunismo se le acerca en esta materia.
De todas las comunidades contra las cuales el islam es intolerante, como los homosexuales, las mujeres, las minorías raciales y cualquier otra cosa ajena al mundo árabe, el tema del budismo siempre les ha sido particularmente desagradable. Hay que decir que actualmente la tolerancia occidental ha mejorado las relaciones en algunas ocasiones más que todo por cuestiones económicas y políticas, como por ejemplo en Arabia Saudita que es de la rama sunita, y en donde hay al menos un templo budista con sus monjes y laicos y no hay ningún problema. Cosa que sería mucho más difícil de registrar en una teocracia musulmana chiíta como Irán.
El Corán deja suficientemente claro que, según sus enseñanzas y la actitud del profeta hacia los adoradores de ídolos, si Mahoma se hubiera encontrado con Buda, lo habría destripado con su espada al instante. Mahoma sí era musulmán, y era tan jodidamente musulmán que defloró a una niña de nueve años, la cual era su esposa favorita. La historia de Aisha es una triste historia de pedofilia institucionalizada. Obviamente, los musulmanes de hoy en día intentan limpiar este repugnante hecho y decir que en realidad Aisha tenía mucha más edad de la que la historia registra. Pero estos intentos no tienen ningún sentido después de más de catorce siglos del nacimiento, proclamación y propagación del islam, en los cuales no solo queda claro este repugnante hecho, sino que también lo resaltan y admiran como algo bueno. Las repugnantes imágenes de niñas que no llegan a los diez años de edad casándose con hombres mayores de treinta en países musulmanes, tienen como antecedente y ejemplo el matrimonio de Mahoma con Aisha.
La actitud del Mahoma hacia las demás religiones es mucho más clara y contundente que la de Jesús. Mahoma es implacable. Decir que Mahoma no era musulmán (y que era puro amor y paz) es una expresión risible en sí misma.
Buda no era budista. Aunque suene hermoso y agradable, esta idea es igual de ridícula que las dos anteriores. Actualmente el occidental promedio tiene una alergia extraña hacia las palabras doctrina, religión, institución y jerarquía. A consecuencia de la estrellada y mal formada historia de las religiones teístas, la gente asocia estas palabras con violencia, con forzamiento, con maldad pura. Con un Estado teocrático opresor. Por eso intentan limpiar las expresiones espirituales que les gustan quitándoles estos conceptos y dejándolas en ideas intangibles y románticas, fáciles de tragar y digerir y con un agradable sabor a consumismo planet friendly. La triste realidad no es así.
Sin estos conceptos, (doctrina, religión, institución y jerarquía), ninguna de las expresiones espirituales que son admiradas por los occidentales existirían en la actualidad. Se abrían perdido en el tiempo hace mucho y para siempre. Estos son solo instrumentos para la conservación y desarrollo de la espiritualidad humana, pero son necesarios, y no significan precisamente perversión, adulteración o degradación del amor o de una doctrina espiritual. Estas herramientas no son el bien o el mal en sí, sino que pueden ser bien o mal usadas. En el caso judeocristiano, la gente interpreta que han sido más mal usadas que bien usadas. Se han cometido errores horribles durante la historia de las religiones en occidente y medio oriente, pero eso no significa que la organización y la jerarquía sea sinónimo de maldad. Eso es una simplificación facilista de la historia.
El budismo como concepto religioso en realidad es un occidentalismo para asemejarla a nuestra idea de religión. No existe el budismo realmente como “ismo”. El término más cercano a la definición de budista que se ha usado desde siempre sería “practicante del Buda Dharma” o “Practicante del Dharma de Buda”. Esta idea de la doctrina budista como ismo (budismo) es una idea occidental de denominación o corriente social que por naturaleza debe contrastar con la filosofía de sus similares. En oriente esto no ocurre. Las diferentes corrientes filosóficas o espirituales no tienen necesariamente que chocar entre sí o contradecirse entre sí para ser validadas o tomadas como verdad. No es necesaria la prevalencia de una sobre las demás para poder tomarla como verdad espiritual. Esto para el occidental es muy difícil de comprender. Por eso cuando la persona del común escucha que el budismo tiene su propia doctrina, la idea le genera rechazo porque lo primero que se le viene a la cabeza es que el budismo “no rechaza nada y no impone su verdad a nadie”, por lo tanto no puede ser una “doctrina”. Cosa mala, fea y horrorosa.
La gente suele entender por doctrina una fuerza institucionalizada de rechazo e imposición. Es decir, no tienen idea qué significa la palabra. Desde que internet domina el mundo, los diccionarios pasaron a la historia.
Sí es verdad que el budismo no choca con nada ni se impone a nadie por la fuerza. Lo que no digiere el entusiasta del budismo light, es que a pesar de esto, el budismo sí tiene su propia doctrina totalmente independiente de todas las demás expresiones religiosas. Y que esta doctrina única, sí posee sus propias reglas y fundamentos. Independientemente de las demás religiones.
A diferencia del uso que la palabra doctrina tiene en occidente, la doctrina budista no niega ni afirma ninguna otra creencia religiosa. Por eso no genera conflicto interreligioso. Pero tampoco se mezcla ni se mimetiza con ninguna otra religión en lo absoluto.
Una doctrina religiosa se define como el conjunto de creencias fundamentales de una religión. Son bases sin las cuales no sería posible practicar dicha religión. Por ejemplo en el cristianismo, la resurrección de Jesús es su doctrina fundamental. Si no crees que Jesús resucitó, simplemente no puedes ser cristiano. El dios trino es otra doctrina cristiana, así como la concepción virginal de María. Estos son tres ejemplos de doctrina fundamental del cristianismo. No tienen que ver con obligar a nadie a hacer nada. Usar las doctrinas para imponer leyes por la fuerza es otra cosa. Las doctrinas religiosas simplemente son las creencias pilares que todo creyente en una religión determinada toma como fundamento de su fe. Lo que las instituciones hayan hecho con ellas, ya son decisiones de los administradores de dicha fe.
El budismo sí tiene doctrinas fundamentales. Las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Óctuple Sendero por mencionar solamente la columna vertebral de nuestra práctica. Sin estos elementos completos, simplemente no se puede practicar budismo. Y esto sí fue establecido por el Buda junto con todas las enseñanzas que estas doctrinas contienen.
El Buda sí estableció una religión.
Antes de que alguien salte a decir que Buda no estableció ninguna religión porque religión viene de la raíz latina religio que significa religar y demás discurso trillado de erudito de cafetería… hay que tener en cuenta que la etimología de una palabra de origen occidental no tiene ninguna relación con el origen de las cosmologías orientales. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. El mundo entero no se rige por las concepciones del mundo occidental. En otras palabras, los orígenes en el latín, el griego y demás solo aplican para conceptos que descienden de esta cultura, no de las otras culturas ya que las demás tienen sus propias raíces y contextos históricos. Medir culturas ajenas con esta medida occidental es caer en un etnocentrismo bastante arrogante. Repitamos todos juntos, la cultura occidental no es el centro del universo.
Sin embargo, estamos diciendo que el Buda sí estableció una religión. ¿Qué es una religión entonces? Desafortunadamente no podemos hacer uso del diccionario de la RAE por lo que acabamos de explicar recién. La definición de la RAE presenta fundamentos como la oración, sacrificio y deidad, lo cual sabemos que no aplica a una gran cantidad de religiones no teístas y que no son de salvación. Es decir, la RAE define religión solo en términos deístas, o sea occidentales, los cuales no aplican para todas las religiones del mundo.
A grandes rasgos y de manera más universal, una religión es una creencia espiritual que cumple tres requisitos básicos. Tener una cosmología propia que explique la naturaleza de la existencia, una doctrina básica en la cual creer, y un código de conducta y ética. Esta es una definición en extremo sintética, pero que abarca a prácticamente cualquier creencia religiosa del mundo. Creyente o no en dioses.
En estos términos el Buda sí estableció una religión. Enseñó su doctrina, la cual acabamos de mencionar. Estableció un marco cosmológico el cual abarca samsara y nirvana, y también estableció una jerarquía. Palabra esta que los amantes de la paz new age odian con todo su amor. Jerarquía es otra palabra satanizada hasta lo indecible, pero también es algo imprescindible en la sociedad humana.
La jerarquía que estableció el Buda fue la más sencilla de todas. Maestro-discípulo. Eso es todo. Sin pompas ni grados. El Buda estableció cuatro tipos de practicante del Dhamma. Bhikkhu, Bhikkhuni, upasaka, upasika. Monje, monja, hombre laico, mujer laica, respectivamente. Ahora, esta jerarquía Maestro-estudiante va más allá de las simples denominaciones. Se refiere realmente a la capacidad que tiene una persona para instruir a otra en el conocimiento del Dhamma más allá de su posición en la sangha. De tal manera que podemos ver en algunas sanghas y en algunas ocasiones, a jóvenes monjes o monjes adultos reverenciando y ofreciendo respeto a un laico de edad mucho más avanzada, de un conocimiento más profundo y de una sabiduría mucho más amplia en lo referente al Dhamma. El fundamento de respeto es la sabiduría, no la jerarquía, pero la jerarquía es el vehículo o la estructura sobre la cual se organiza la enseñanza de esta sabiduría. Por eso se ha conservado así hasta nuestros días.
En el budismo la jerarquía no significa mando. A diferencia de otras estructuras religiosas, uno no obedece las “órdenes” de un maestro. Uno pone su confianza en la sabiduría del maestro y practica con su acompañamiento. El maestro budista no ordena. El maestro budista orienta. El recibir o no la orientación del maestro ya es decisión del estudiante. Si el estudiante decide dejar de seguir las orientaciones del maestro, es decir no valora su sabiduría, las consecuencias no son ningún castigo ni nada por el estilo. Simplemente se rompe la jerarquía y cada quien se va por su lado. Aquí uno es libre de dejarse guiar o no. La responsabilidad siempre es de uno.
El Buda sí era budista, en el sentido de que sí estableció una orden espiritual para que guiara al pueblo y le enseñara una doctrina establecida. Una persona que niega esto es una persona que obviamente no tiene idea de budismo ni de religión. Y que tristemente no ha tenido la oportunidad de practicar una verdadera doctrina religiosa de forma seria y madura o simplemente no se ha dado a sí mismo la oportunidad de hacerlo.
Pero, ¿Por qué las personas le huyen a la idea de asumir una religión, cualquiera que esta sea, de forma real y se refugian es fantasías ridículas como las de esta frase? La respuesta es simple. Pereza.
Rebajar todas las doctrinas religiosas y a sus fundadores a la categoría de “solo eran maestros de amor”, obedece a la necesidad de evadir el trabajo mental y físico de realmente conocer una religión y practicarla con seriedad, evadiendo tomar las creencias en serio con la excusa de que la historia ha demostrado que las religiones son malas. Estas personas tampoco tienen idea de historia, por cierto. Al parecer de nada. Padecen de una pereza mental absoluta. Es más fácil admirar imágenes y decir, “eran maestros de amor” que tomar un libro, leerlo, comprenderlo y practicar lo que dice. Algunos han tenido malas experiencias con la religión o con sus familias y han quedado con un trauma por así decirlo. Pero en realidad no es ningún trauma. Es una excusa para no tomar en serio algo que en el fondo no les interesa porque carecen de la disciplina, de la devoción y más que todo de la madures para llevar una vida espiritual real.
Estas personas son las que financian el comercio de couching, la autoayuda, la homeopatía, la magia con cristales, la angeología, el horóscopo (porque vaya que les fascina esa farsa pero con ganas), la industria de Osho, de Deepack Chopra y todo ese enorme océano de basura supersticiosa. Son personas con mente de foamy buscando realidades de algodón de azúcar de colores. Y tristemente, son personas a las cuales la vida real derriba y hace polvo cuando el mundo gira aplastando sus fantasías, cuando todo el tiempo tuvieron a su alcance la posibilidad de acceder a un conocimiento espiritual que sí es real, que sí funciona, pero que exige esfuerzo y trabajo, llámese budismo, cristianismo u otro.
Eso es lo que hacen este tipo de frases absurdas. Llevar a una persona floja por la vía de la debilidad exponiéndola a dejarse caer y quebrarse en mil pedazos como una hermosa estatua de cristal. Muy deslumbrante y bella, pero totalmente inútil. Y es por esto que el verdadero practicante debe ser advertido sobre estas ideas.
Últimamente he notado una gran cantidad de imágenes de frases falsas del Buda. Mucho más de lo acostumbrado. Una explosión de frases plásticas, contradictorias, carentes de lógica y en muchos casos realmente estúpidas. Todas atribuidas al Buda en grupos budistas, o que se supone que son budistas, y una gran cantidad de personas que las creen verdaderas palabras del Buda. Es como una gran ola de ignorancia. Estando internet lleno de sutras y material útil, estas frases falsas tienen mucho más alcance. Y todas ellas apuntan a la pereza mental de la cual estamos hablando.
Otra idea ridícula para romantizar a los maestros es esa mentira absurda de que los grandes maestros de la historia, Jesús, Mahoma, Buda y otros, eran analfabetas y nunca aprendieron a leer. Una total tontería.
Jesús sí sabía leer, y leía incluso desde la infancia. Según los evangelios, se metía en las sinagogas cuando era niño a leer y a discutir la ley con los ancianos. Cuando le llevaron a la mujer adúltera para preguntarle si había que apedrearla, Jesús escribió en el suelo y explicó por qué no debían matar a la mujer.
Mahoma no era analfabeta. De hecho en su juventud fue un mercader muy exitoso que trabajaba con caravanas de distintos países que se cruzaban entre Damasco y La Meca. No se puede ser comerciante y comerciar en lugar tan transitado por tantos pueblos sin saber leer, escribir y tener conocimientos hábiles en matemáticas y cálculo. Los árabes son una de las culturas con tradición gráfica más larga y son generadores de mucha cultura y ciencia. Para empezar, crearon la base del sistema numérico que todos usamos ahora. Pensar que un comerciante de éxito de Damasco era analfabeto, es como pensar que un empresario de una multinacional de ahora no sepa leer. Algo verdaderamente absurdo.
Para terminar de hacer el ridículo con Mahoma, bastaría con enterarse de que según la mitología musulmana, el Corán fue escrito en una noche dictado por el Arcangel Gabriel. ¿Y a quien se lo dictó? Pues al mismísimo Mahoma en persona. Claro, no faltará quien diga que el milagro consiste en que un analfabeto escriba un libro en una sola noche. Pero para payasos, pelucas…
Buda sí sabía leer, y no era todo. El padre de Siddhartha fue un rey. En términos de esa época significa que tenía un liderazgo tribal lo suficientemente grande como pare tener a su cargo un ejército propio. En aquellos tiempos la definición de rey o de reino no es como la que entendemos ahora. En la india de entonces un rey era un líder comercial, diplomático y militar que había logrado dirigir todos los clanes cercanos al suyo. Un reino no se definía por un territorio estrictamente delimitado y marcado en un mapa en común acuerdo con sus vecinos sino por la cantidad de gente que tenía a cargo y la capacidad militar y comercial para regirlos. El clan de la familia del Siddhartha se hizo con ese liderazgo ganando guerras y haciendo tratos comerciales hasta que llegó a ocupar el primer lugar y organizar el poder en toda la zona a su alcance.
Por 29 años, Siddhartha fue educado para dirigir y gobernar una cantidad de gente tan grande como para ser reconocido como rey fuera de las fronteras de su territorio. Este entrenamiento, en el cual sobresalía de manera magistral, está registrado en su biografía. Al joven príncipe se le enseñaron artes de guerra y de combate, de medicina, de diplomacia, uso de armas, posiblemente hablaba más de un dialecto, y obviamente le enseñaron a leer y a escribir. Los indios tienen una tradición gráfica aún más antigua que la de la mayoría de las civilizaciones occidentales, y el hombre estaba siendo preparado para ocupar un puesto de una importancia enorme. Incluso el mercader más sencillo y pobre de la casta debía saber leer. La idea de que a una persona que se le proyectara para ocupar un puesto así no se le enseñara a leer ni a escribir, es absolutamente ridícula.
Esta idea de que los grandes maestros eran analfabetas posiblemente tenga que ver con una malinterpretación (realmente un chisme malicioso) referente al gran Aristóteles, del cual, como buen maestro reconocido por la historia, también se suele decir que tampoco sabía leer. Cosa que obviamente también es tan falsa como ridícula.
El asunto con Aristóteles era que él les prohibía a sus estudiantes escribir mientras él enseñaba. No les permitía tomar apuntes en su clase. Según Aristóteles, el tomar apuntes mientras se recibe enseñanzas hace que el estudiante realmente no aprenda nada y solo transfiera el conocimiento al papel sin asimilarlo él mismo realmente. Así que para evitar este problema, Aristóteles daba clases a sus estudiantes sin nada para escribir, lo cual efectivamente obligaba a sus aprendices a prestar atención con mucha más intensidad de lo que lo harían si tuvieran notas a la mano. Y no solo eso, sino que también daba sus clases caminando. Dando vueltas en un jardín que había junto al templo de Apolo. Ya que también pensaba que caminar mantenía la mente más despierta y hacía que sus estudiantes se concentraran mejor. Por esta razón, algún mentiroso romantizador de ídolos se inventó la farsa de que Aristóteles no sabía leer ni escribir y que todo su conocimiento era instintivo o casi mágico. Lo cual es aún más ridículo sabiendo que durante sus clases de caminatas, Aristóteles sí les leía textos a sus estudiantes y los iba comentando mientras caminaban. Esta es la escuela aristotélica conocida como los peripatéticos, haciendo alusión a su costumbre de caminar en círculos en un jardín mientras estudiaban.
Del hecho de que estos grandes maestros, a excepción de Mahoma, no escribieran nada de su puño y letra y en lugar de ello lo hicieran sus seguidores, viene la mentira de que todos ellos eran analfabetas. Y de la idea tonta de que eran analfabetas, sale la siguiente mentira tonta de que ninguno de ellos había establecido ninguna doctrina, ni jerarquía, ni religión, ni nada. Y que todo esto construido alrededor de sus figuras sagradas no es más que una maliciosa conspiración histórica para tu no conozcas tu “verdadero potencial espiritual…”. Una mentira sobre otra. Así construyen su castillo de arena los flojos de mente y los ignorantes.
Romantizar a los maestros siempre es un error. Y la única manera de romantizarlos satisfactoriamente es manteniéndose uno mismo en la más absoluta y total ignorancia, para luego rellenar ese vacío de información con tonterías románticas como que los grandes maestros eran analfabetas o la campeona de las tonterías religiosas. Jesús no era cristiano, Mahoma no era musulmán, Buda no era budista. Obviamente, ninguno de estos seres de luz se pasará jamás por una iglesia, una mezquita o un templo para repetir semejante estupidez. Son ignorantes, pero también son conscientes de que son ignorantes y defienden su ignorancia desde el lugar más seguro para hacerlo. Internet. Ese hermoso paraíso en el que todas las cosas hermosas, por ridículas que suenen, pueden ser verdad.
Como siempre repetimos y continuaremos repitiendo en este blog. No veas nada de budismo en las redes sociales. Las redes sociales NO son fuente fidedigna de información sobre… nada. Busca fuentes reales. Sutras, monjes, libros de monjes, sanghas verdaderas. Recuerda que el pseudobudismo está más vigente que el budismo real.
Recuerda practicar todos los días. Meditación, e dio y práctica. Así es como vive un verdadero Practicante del Dharma de Buda.
Echa un ojo a nuestra comunidad: Budismo PSL
http://apuntesdeunbudista.blogspot.com/2022/02/buda-no-era-budista-jesus-no-era.html
Todos los Avatares fundadores de las religiones conocidas fueron charlatanes que competían entre sí para ganar adeptos.El Nuevo Testamento dice queJesús dijo: «La verdad os hará libres»,pero no se la enseñó a nadie,no dijo qué es la vida,qué es la muerte,qué somos,dónde somos,por qué somos,¡para qué somos!
La Verdad está dentro de cada uno de nosotros pero es distinta para cada conciencia consciente.
Hermanos buscadores de La Verdad,es inútil seguir estudiando,ningun «Maestro» puede enseñarla (por que NADIE la conoce),no se puede aprender,no se puede enseñar,no está en ningún LIBRO,religión,secta o disciplina,no se logra con ninguna forma de respirar o estar sentado,pero se puede «descubrir»
Nuestra única herramienta es nuestra inteligencia,hay que persistir en la búsqueda interior y confiar en que muchas veces estuvo delante de nuestra vista pero como está muy velada en que se puede correr el velo y llegar a lo que pasamos por alto.
Las religiones institucionalizadas son grandes productoras de MIEDO, lo cual no contribuye ni a la liberación del ser humano ni al avance de la sociedad. Las religiones institucionalizadas, han acabado con la espiritualidad. Por favor no se fien de mis palabras, consulten la historia, reciente y antigua.