Una de las primeras consecuencias importantes para los españoles de la guerra entre Rusia y Ucrania será el aumento de los precios de los alimentos. Durante las últimas semanas hemos explicado que la tensión en el este de Europa estaba ahondando en la crisis energética en la UE, ya que Moscú es el principal proveedor de gas de del Viejo Continente y uno de los más importantes de petróleo, pero los combustibles fósiles no son las únicas materias primas de las que nos proveen en grandes cantidades los países en conflicto. También nos suministran toneladas de fertilizantes, trigo o maíz.
Fertilizantes más caros. El precio de los fertilizantes está subiendo desde el inicio de la pandemia y ha alcanzado recientemente máximos históricos, según informa Bloomberg. Uno de los motivos de esta escalada es, precisamente, el aumento del coste del gas, un componente necesario para su fabricación y cuya escasez obligó a detener o reducir la producción de algunas plantas europeas en los últimos 18 meses.
Y ahora, con el inicio de las hostilidades, el precio podría elevarse aún más debido a que Rusia es uno de los principales productores a nivel mundial de fertilizantes baratos, y el segundo productor más importante del planeta de potasa, un importante nutriente para los cultivos que mejora la retención de agua, el rendimiento, el valor nutritivo, el sabor, el color, la textura y la resistencia a las enfermedades.
El granero del mundo. Por otra parte, Rusia es el principal productor de cereales del mundo, por encima de Estados Unidos y Canadá. En 2017 exportó 135,5 millones de toneladas de grano, y para 2022 se espera que produzca en torno a 127 millones de toneladas. Ucrania, por su parte, es también un importante proveedor de materias primas agrícolas, en especial de la Unión Europea, ya que un 26% de todo el trigo que compra el Viejo Continente proviene del país agredido por las tropas de Putin.
Y, por si esto fuera poco, algunas de las principales zonas agrícolas de Ucrania, como Jarkov, Dnipropetrovsk o Zaporizhzhia, se encuentran cerca de las zonas en disputa de Luhansk y Donetsk, lo que podría poner en peligro las cosechas y provocar una gran escasez de cereales.
Destrucción y sanciones. De esta forma, las posibles destrucciones que ocasione el conflicto, el abandono o requisa de los cultivos y las sanciones y contrasanciones que van a empezar a funcionar entre Rusia y Occidente van a provocar que el flujo comercial se ralentice o interrumpa, lo que llevará a una escasez de comestibles y que los precios, irremediablemente, suban. Asimismo, la falta de fertilizantes hará que las plantaciones rindan menos en todo el mundo, lo que empeorará el problema. Y eso en un momento en el que el índice de precios alimentarios mundial, que elabora la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ya se encuentra en los niveles más altos de la última década.
Esa escasez de alimentos, que en España afectará principalmente a los bolsillos de los consumidores, tendrá consecuencias aún peores para otras zonas del planeta, ya que en la actualidad Ucrania exporta el 40% del trigo y el maíz que produce a África y Oriente Medio, según informa el New York Times. Por lo tanto, si faltan comestibles y el precio sube, los grandes perjudicados serán aquellos países que no puedan afrontar una subida de la factura.
Precedentes. En 2014, cuando el Kremlim también atacó a Ucrania y se anexionó Crimea, los precios del trigo se dispararon, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, y eso que por aquel entonces Rusia todavía no se había convertido en el principal exportador de cereales del mundo, un puesto que alcanzó en 2017 y todavía hoy conserva.
Imagen | Antonio Bronic/Reuters
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