Estar prendido del ciclo de noticias puede no sólo ser una causa de ansiedad sino literalmente de trauma, según explica el Dr. Paul Conti. Conti es director del centro Pacific Premiere Group, un grupo clínico líder en el mundo en el tratamiento de eventos traumáticos. Conti se graduó de médico de la Universidad de Stanford e hizo su residencia en el Harvard Medical School y recientemente publicó el bestseller The Invisible Epidemic: How Trauma Works and How We Can Heal From It.
En una reciente entrevista, Conti explicó que las condiciones del mundo moderno son especialmente propicias a lo que en ocasiones se llama «complejo de repetición» (de trauma). La definición de trauma es simplemente aquel evento o serie de eventos que producen un cambio de función en el cerebro (generalmente negativo, y asociado a la culpa y la vergüenza).
Muchas personas que tienen un trauma, en su intento consciente o inconsciente de resolverlo, buscan en Internet noticias y contenidos que refuerzan este trauma. El complejo de repetición, que también se caracteriza por la rumiación, es en realidad el cerebro buscando una solución al trauma, pero de maneras que no son muy hábiles.
Conti explica que existen traumas tanto de origen agudo como de origen crónico. Un ejemplo del primer caso es una experiencia como puede ser un abuso sexual; un ejemplo del segundo puede ser la percepción identidad de una persona en relación a la sociedad, por ejemplo, el género, la raza, el status socioeconómico, etc. En este caso, el trauma es repetido no sólo en sus interacciones con la sociedad, sino también con su obsesión con el consumo de noticias y contenidos temáticos. Una persona que tiene bajo autoestima por sentirse discriminada o desafortunada por su lugar en la sociedad, suele acabar sintiéndose mucho peor después de su dosis diaria de noticias, pues su consumo es motivado por ese mismo trauma.
Asimismo, existe lo que Conti llama «trauma vicario». Una persona puede vivir una experiencia traumática simplemente consumiendo noticias sobre las terribles situaciones que están ocurriendo en una guerra o quizá con las perspectivas a futuro del cambio climático. Esto es algo que se ha comprobado en el laboratorio, personas que viven pegadas de este tipo de noticias pueden estar creando una impronta traumática.
Por todo esto, Conti señala:
muchas veces he hecho la prescripción: No más noticias… Las personas se vuelven adictas y hacen un click y eso los lleva otro y hay una sensación de estar cautivos en los horrores de las cosa que están sucediendo en frente de nosotros.
Esto no significa obviamente que una persona deba desconectarse totalmente del mundo público, pero sí, por lo menos que lleve una especie de higiene en su consumo de información.
El trauma es de alguna manera un mecanismo de defensa, una necesidad de corrección ante una conducta percibida como negativa que se queda atorada. En la antigüedad el trauma tenía más oportunidades de resolverse a través de un enfrentamiento con él mismo dentro del sostén de una comunidad, familia, iglesia, etc. Aunque hoy contamos con un mayor variedad de opciones terapéuticas, al mismo tiempo el individuo se encuentra más atomizado, solo ante un bombardeo de estímulos y ante una presión social que es comunicada a través de los medios de comunicación que pueden hacerle repetir constantemente su experiencia traumática y en ocasiones incluso originarla.
Conti explica que la solución del trauma siempre tiene que ver con dejar de ocultarlo, enfrentarlo conscientemente, y muchas veces contarlo a los demás, pero en una situación en la que se pueda dejar de lado la vergüenza y la culpa. Sólo una vez que se deja de verlo con vergüenza y culpa puede empezar el duelo que conduce a la sanación.
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