Los 5 poderes, según el budismo tibetano

¿En qué puede ayudarte conocer los cinco poderes del budismo tibetano? ¿De dónde viene la tradición? ¿Cómo los puedes aplicar tú? En este artículo te lo contamos.
Los 5 poderes, según el budismo tibetano

El budismo tibetano señala que para emprender el camino de la evolución espiritual existirían cinco pilares o poderes. Tales poderes son atributos o virtudes absolutamente indispensables para mantener el avance y no quedarse a mitad del proceso. A su vez, son cualidades espirituales y la clave está en desarrollarlas juntas, según el budismo tibetano.

Cada una conduce a la otra y, a la vez, refuerza la siguiente. Esto quiere decir que no se pueden ir desarrollando una a la vez, sino que es necesario trabajar en todas de forma simultánea.

Se habla de estas cualidades como poderes, ya que no representan solamente atributos como tales, sino que se convierten en fortalezas que permiten enfrentar con éxito las vicisitudes en el camino de la evolución espiritual. Los cinco poderes de los que habla el budismo tibetano son los siguientes.

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-Buda-

Manos con el sol

1. Fe, el primero de los cinco poderes

La palabra “fe” muchas veces se asocia con la creencia ciega en una doctrina. Sin embargo, en el budismo tibetano tiene otra connotación. La fe es confianza plena en que uno es capaz de superar los obstáculos que se le presenten y afrontarlos con éxito, aunque haya momentos en que parezca que no.

La fe también es esperanza sin límites. Todo lo que ocurre en la vida personal y en el universo mismo es perfecto. Conduce a un estado superior de evolución, pese a que a veces se perciba como caos. La realidad avanza a veces en un sentido que no comprendemos, pero en el fondo siempre hay una lógica de evolución.

2. Esfuerzo

Otro de los cinco poderes en el budismo tibetano es el esfuerzo, aunque a veces se prefiere utilizar la palabra “energía”. Tiene que ver con la capacidad para vencer el obstáculo o al enemigo. Habla de una posición observadora y a la vez activa frente a las dificultades.

Esfuerzo, en este contexto, es lo contrario a la inercia. Es energía viva empeñada en la evolución. Se trata de un esfuerzo dirigido a establecer el equilibrio. Por eso, se enfoca a todo aquello que desbalancea el cuerpo o las emociones.

3. Conciencia plena

El tercero de los cinco poderes es la conciencia plena. Está asociada con la atención dirigida hacia el cuerpo y la mente, en el aquí y el ahora. Estar presente en el momento actual, en lugar de perderse en lo que ya fue o lo que vendrá. Permite capturar cada instante de la existencia como único e irrepetible, también como lo genuinamente real.

La conciencia plena es fundamental para vivir cada experiencia de manera auténtica, sin el filtro mental que imponen los juicios y prejuicios. Así mismo, permite romper con aquellos hábitos mentales que separan la experiencia de la conciencia. Es una condición necesaria para vivir a plenitud el presente, único tiempo que en realidad se posee.

4. Concentración

La concentración es un concepto central en el budismo tibetano. También uno de los cinco poderes, ya que no solo se refiere a una función cognitiva, sino a una compenetración profunda con todo lo existente. La más elevada concentración se alcanza durante la meditación y la función de esta es permitir una fusión con el universo.

La concentración se expresa a plenitud en la contemplación. Contemplar no es observar, sino fusionarse con aquello en lo que la mente y los sentidos están enfocados. La elaboración de un mandala o la repetición de mantras son ejercicios que ayudan a alcanzar este poder de la concentración. Sin embargo, la vía regia es la meditación.

Hombre meditando
Desde el budismo tibetano, la meditación se lleva a cabo porque permite una fusión con el universo.

5. Sabiduría

El último de los cinco poderes es la sabiduría. En Occidente tiende a entenderse esta como un sinónimo de gran conocimiento en algún campo. En el budismo tibetano tiene que ver con la comprensión y el discernimiento. Permite distinguir lo ilusorio de lo real y arrojar luz sobre aquello que parece oscuro.

La sabiduría en el budismo no se alcanza elaborando conceptos o llegando a explicaciones intelectuales. Se consigue mediante la experiencia directa e íntima asociada a la contemplación. El resultado no es una conclusión, sino una compenetración mental y emocional con determinada realidad.

Los cinco poderes en el budismo tibetano no se pueden practicar ni desarrollar por separado. Son fruto de prácticas constantes que paulatinamente se decantan y llevan a un nivel superior. En el centro de todo está la meditación, que constituye el camino central para aprender y acrecentar esas facultades espirituales.

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