Podría parecer trillada la frase sobre cómo la música puede salvar nuestras vidas. Aunque varios hemos experimentado esa sensación reconfortante al escuchar una canción, pocas veces nos detenemos a pensar sobre lo mucho que esos sonidos impactan en nuestro estado de ánimo.
Este sentimiento compartido colectivamente es bien conocido por la industria del entretenimiento. Por eso, es tan importante el soundtrack de una película, serie o cualquier producto audiovisual que pretenda llegar a la psique de sus consumidores.
Toda producción cinematográfica memorable tiene un sello musical que la caracteriza. Aunque esta fórmula no es novedad dentro de la industria, últimamente se ha recurrido en ciertas producciones al factor nostálgico para volver a poner en los oídos de sus espectadores algunas piezas musicales de décadas pasadas.
El ejemplo más reciente y exitoso es el de Stranger Things, Temporada 4, Vol. 1. Para no hacer spoilers, basta con decir que la canción elegida para una escena tan impactante como la que se puede apreciar en el video es más que perfecta para el momento.
‘Running Up That Hill‘ es una canción ochentera escrita, producida e interpretada por Kate Bush. La artista y gran parte de su discografía no habían logrado trascender las brechas generacionales y la implosión de los últimos años de las plataformas de streaming. Sin embargo, Stranger Things trajo de vuelta el éxito de Bush logrando hacer voltear a las audiencias más jóvenes a la música de los ochenta.
Es maravilloso rememorar los éxitos que fueron parte de otras generaciones. Pero sobre todo, es hasta cierto punto increíble lo mucho que la música traspasa su propio contexto para resignificarse a través de las emociones y sentimientos de sus escuchas.
Así como en la escena de la serie de Netflix, muchas veces las canciones nos acompañan en momentos de soledad y tristeza inconsolables. A quienes nos cuesta lidiar con este tipo de emociones y trabajarlas con alguien más, la música resulta sanadora. Nos permite confrontarnos a nosotros mismos. Nos permite sentir eso que tenemos guardado y con lo que no sabemos lidiar.
Escuchar música en esos momentos de lucha interna es como elegir el soundtrack de la escena de nuestra próxima batalla. Nos da fuerza, nos abraza, nos alienta.
Que nunca mueran las canciones que nos salvan la vida.
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