¿Por qué es sabio un Sabio?

Diálogos advaita con Ramesh S. Balsekar


Ramesh Balsekar

Ramesh: Mi tesis es muy básica y por eso insisto en ella: la identificación con una forma y un nombre en particular como una entidad separada es la base misma de la vida. La identificación con un nombre y una forma como entidad separada tiene que existir ya se trate de Jesucristo, del Profeta o de cualquier persona a la que consideremos un Sabio, un ser auto-realizado, mientras la persona esté viva. Ramana Maharshi ―o cualquiera a quien consideres un Sabio, cualquier sabio― respondió por su nombre cuando le llamaban, durante toda su vida. El hecho de que un Sabio responda cuando le llaman por su nombre evidentemente significa que hay una identificación con un cuerpo en particular y un nombre como entidad individual independiente, ¿comprendes? Por tanto, mi concepto básico es que la identificación como entidad separada no se puede perder hasta que el cuerpo haya muerto.

La identificación con un cuerpo, un nombre y una forma particular es el ego. El punto en el que insisto en este momento es que nadie puede perder su ego. Nadie puede perder su identificación como entidad separada a menos que el cuerpo haya muerto. ¿Comprendes? Simplemente no puedo aceptar la pérdida de la identificación con una entidad separada como criterio para la auto-realización. ¡Si así fuera, el Sabio sería como un zombi! Sin identificación con una entidad separada alguien diría: “¡Eh, tú!” y le tocaría, y entonces se volvería porque alguien le había tocado. Lo que digo, y repito, es que un Sabio responde por su nombre durante toda su vida. Por tanto, hay una identificación con un nombre y una forma en particular como entidad separada. Así pues, la identificación no puede perderse mientras el cuerpo está vivo.

La identificación con un cuerpo particular como entidad individual es el ego. Así pues, mi cuestión básica, es que si un Sabio responde por su nombre cuando le llaman, y por tanto hay una entidad separada, y la persona normal responde cuando la llaman por su nombre y ambos sufren la misma clase de dolor en un momento, o disfrutan de los placeres en el momento, ¿cuál es la diferencia? El ego existe en ambos casos. Responden en ambos casos. Ambos disfrutan de los placeres y sufren los dolores del momento, ¿Cuál es la diferencia entre ambos egos? ¡Ésa es mi pregunta básica! ¿Comprendes lo que quiero decir?

Rajhans: Sí.

Ramesh: A mi entender es el “sentido de un hacedor personal”. Ambos son egos, pero el ego del Sabio ha aceptado plenamente que “nadie es un hacedor”, en tanto que el ego de la persona ordinaria, el ego ordinario, no ha podido aceptar totalmente que “no hay hacedor”. Ésa es la diferencia. Por tanto, la base de la iluminación, o de la auto-realización, la diferencia entre los dos egos, se caracteriza, en mi opinión, por el “sentido de ser un hacedor personal”. En otras palabras, lo que digo es: ¡Elimina el sentido de ser un hacedor personal en un ego normal y lo conviertes en un sabio! Elimina completamente el sentido de ser un hacedor personal de cualquier ego y éste se convierte en un Sabio.

Sudip: ¿Cuándo empieza el ego?

Ramesh: Según mi concepto, el ego empieza cuando el niño tiene dos años o dos años y medio. Cuando el niño nace, y hasta cierta edad, el niño o la niña hablan de sí mismos en tercera persona: “A Juanito le gusta esto, a Juanito no le gusta esto; a Pepita le gusta esto, a Pepita no le gusta esto”. “Juanito” y “Pepita”, pero cuando los condicionamientos son lo suficientemente fuertes y el niño empieza a utilizar los pronombres personales, “yo”, “mi”, “me” es porque ha surgido el ego.

Sudip: ¿Cuál es el objetivo del dolor, con qué propósito se crea el ego y su gran esquema de dolor, que creó obstáculos para comprenderlo?

Ramesh: Sí. La base de la vida tal y como la conocemos está formada por las relaciones interhumanas, y para que se produzcan las relaciones interhumanas tiene que haber ego. Así que, para que se produzca la vida, para que se produzca el funcionamiento de la manifestación, que es la vida según la conocemos, tienen que producirse las relaciones interhumanas. Y para que se produzcan las relaciones interhumanas tiene que haber egos identificados con un organismo cuerpo-mente en particular como entidad separada con un sentido de ser hacedor. Y, en mi opinión, esa identificación con un nombre y una forma en particular como entidad separada, debe permanecer hasta la muerte del cuerpo.

Supongamos que se produce el entendimiento y, digamos, que una entidad individual particular ha aceptado totalmente que “nadie es un hacedor” y se convierte en un Sabio. Para poder vivir el resto de su vida, ese Sabio tiene que responder por su nombre cuando se le llame, tiene que vivir su vida, tiene que practicar su profesión u ocupación como una entidad separada. Así pues, mi concepto más importante es que, cuando una entidad individual se convierte en Sabio, todo lo que el Sabio comprende como Sabio es que nadie hace nada. “Ninguno” hace nada, pero el “alguno” continúa, tiene que continuar viviendo el resto de su vida, puede que de forma diferente, pero el Sabio tiene que vivir el resto de su vida como una entidad separada, no nos engañemos. Mi opinión no acepta esa otra opinión que dice: “En el momento en el que el Sabio se convierte en Sabio, deja de haber separación”. Eso no sucede. En mi opinión tiene que existir separación; si un Sabio trata con otra persona, tiene que aceptar que “él” está tratando con otra persona. Por tanto, tiene que haber una separación entre él como entidad separada y la otra persona también como entidad separada.

Por tanto, un Sabio responde por su nombre, un Sabio sufre los mismos dolores y disfruta de los mismos placeres que cualquier otro. Así que, ¿en qué se diferencia un Sabio, que responde por su nombre, sufre los mismos dolores y disfruta de los mismos placeres que una persona ordinaria? ¿Dónde está la diferencia? ¿Qué es lo que hace que un Sabio sea un Sabio? El Sabio tiene que seguir viviendo su vida como una entidad separada, y hasta ese grado tiene que haber separación, pero se comprende cabalmente que “nadie es un hacedor”, por tanto, lo que se destruye en un ego no es la independencia como tal. Lo que se destruye es el sentido de ser un hacedor personal, pero la destrucción, la aniquilación del sentido de ser un hacedor personal significa, en efecto, que el Sabio ha aceptado sin fisuras que “nadie es un hacedor”. Por tanto, el hacer sucede como resultado de la Energía Primaria actuando a través de cada uno de los millones de organismos humanos cuerpo-mente. La Energía Primaria funciona a través de cada uno de esos millones de organismos cuerpo-mente y produce el hecho que se supone ha de producir de acuerdo a una Ley Cósmica. Por tanto, nadie “hace” nada, por más que alguien crea que hace.

El Sabio comprende ahora que el suceso no es algo hecho por él, sino un acontecimiento producido por el funcionamiento de la Energía Primaria a través de ese organismo cuerpo-mente. Con la aceptación de que nadie hace nada, se sigue siendo una entidad independiente, no hay más remedio, pero el Sabio ve a cada una de las entidades separadas como instrumentos independientes, robots separados a través de los cuales funciona la Energía Primaria y produce cualquier cosa que haya de ser producida según la Ley Cósmica.

Entonces la sociedad decide que un acto es bueno, y otro es malo, y la sociedad recompensa o castiga esos actos. Esa recompensa o ese castigo a un organismo cuerpo-mente como entidad separada es lo que yo llamo el destino de la entidad según la Ley Cósmica. Por tanto, un hecho sucede a través de un organismo cuerpo-mente según la Ley Cósmica, y la recompensa o el castigo por dicha acción también tiene que ser sufrido por esa entidad según la Ley Cósmica. Sucede algo que la persona normal considera “su” acción y dice: “‘Mi’ acto ha sido apreciado o no ha sido apreciado por la sociedad”. El Sabio acepta el acto que ha sucedido como la Voluntad de Dios y el resultado también como la Voluntad de Dios. No dice: “‘Yo’ hice tal cosa y mi buena acción no fue apreciada”, simplemente ve que ha sucedido algo y que ese algo produce un resultado. El Sabio acepta el acto y su resultado como parte del funcionamiento de la Ley Cósmica. Nadie es responsable y con esa comprensión, el quid de la cuestión, en lo que respecta al Sabio, es que cuando se produce un hecho no lo ve como la “acción de alguien” y por tanto no ve razón para echarle la culpa a nadie.

El Sabio es testigo del transcurso de los actos o de los acontecimientos en la vida día a día, momento a momento, pero no culpa a nadie, ni a sí mismo ni a los demás. El Sabio sigue siendo testigo de todo lo que sucede en la vida como sucesos y no como los actos de alguien, lo que da como resultado que esté siempre libre de culparse a sí mismo, y no tenga sentimientos de vergüenza o culpabilidad, ni de culpar a nadie, y por tanto no sienta odio o malquerencia hacia nadie. Así pues, el Sabio sigue viviendo su vida sin culpabilizar a nadie. Ésta, en mi opinión, es la única diferencia entre un Sabio y una persona normal.

Por tanto, ¿por qué es Sabio un Sabio? Porque esa es la Voluntad de Dios. Según una Ley Cósmica, en cualquier momento tiene que haber muchos Sabios; ninguno será menos ni más. Por tanto, digo, el que surja un Sabio, el que suceda el acontecimiento de la auto-realización o de la iluminación, es un suceso impersonal ocurriendo a través de un organismo cuerpo-mente en particular. Nadie puede aspirar o alcanzar la auto-realización. Si tiene que ser, será, y el mero hecho de querer alcanzarla es el mayor problema. El mayor obstáculo para que suceda la auto-realización es que el individuo quiera alcanzar lo que no se puede alcanzar, lo que sólo puede suceder. Sólo puede suceder si ha de suceder según una Ley Cósmica.

Fuente: Ramesh Balsekar. La Búsqueda (Trompa de Elefante, 2006)
https://www.nodualidad.info/dialogos/por-que-es-sabio-un-sabio.html

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