Como es bien sabido, las redes sociales se han convertido en un vasto recipiente donde millones de personas vacían todo tipo de emociones, desde las que podríamos considerar positivas como la alegría y la felicidad, hasta otras consideradas «emociones difíciles«, relacionadas con la agresividad, la tristeza y otras en esos espectros.
El anonimato que permiten las redes en prácticamente todos los sentidos –tanto de quien emite un mensaje como de quien lo recibe– ha generado un terreno particularmente fértil para dar rienda suelta a una especie de “desahogo” de todos esos impulsos y emociones incomprendidas.
Con todo, dicho comportamiento es por sí mismo evidencia de un manejo bastante problemático de las propias emociones, especialmente aquellas relacionadas con un conflicto interno. Si, por ejemplo, una persona se encuentra frustrada por una situación inesperada en su vida (un contratiempo en el trabajo, un problema de pareja, etc.), llevar esa frustración a las redes sociales quizá le sirva de alivio momentáneo, pero en realidad es inútil para solucionar el problema de fondo.
Una situación muy parecida y común es la que se vive con la llamada “baja autoestima”, noción que alude al concepto empobrecido que tiene una persona de sí misma y que se expresa de muy diversas maneras, desde pensamientos del tipo “todos son mejores que yo” o “yo nunca podré lograr esto”, hasta comportamientos como la timidez, el miedo a expresar una opinión, el temor al cambio, etcétera.
A continuación compartimos algunas de esas conductas en las que la baja autoestima se expresa en los comportamientos en redes sociales.
Provocar o engancharse en discusiones innecesarias
Este es sin duda uno de los comportamientos más habituales de redes sociales y, con todo, uno de los más improductivos. Con mucha frecuencia, las discusiones entre extraños (y a veces también entre conocidos) suelen estar llenas de insultos, condescendencia, sarcasmos y otras bajezas. Amén, claro, de niveles insospechados de sordera, pues en el fondo nadie escucha a nadie, sino que cada cual intenta hacer prevalecer su punto de vista.
¿Quién si no alguien con baja autoestima siente la necesidad urgente de “tener la razón”?
Uso de indirectas
Estados que aluden a nadie y a cualquiera, canciones de despecho, fotografías de contenido misterioso que parecen dirigidas a alguien en especial…
La manera indirecta de “decir” las cosas es también un signo de baja autoestima, pues hace ver que una persona no cuenta con los recursos suficientes para resolver sus conflictos personales ahí donde ocurren.
Además, este tipo de comportamiento suele implicar también una necesidad de atención no resuelta.
Exceso de selfies
Tomarse selfies es ya uno de los comportamientos propios de nuestra época, pero, con todo y ser tan normal, también tiene su lado un tanto patológico, especialmente cuando se realiza con el propósito de buscar la validación de los otros.
Así, por ejemplo, quien publica selfies continuamente para provocar los elogios de “su público”, o selfies que buscan despertar la preocupación de amigos o conocidos (es el caso de las selfies en el hospital, por ejemplo).
Presencia incesante en redes sociales
Uno de los principales espejismos de las redes sociales es la interacción que ahí ocurre. Si bien, por supuesto, tienen su grado de contacto interpersonal, en sentido estricto la “interacción” que permiten tiene poco que ver con los procesos reales de socialización.
Una persona muy presente en redes sociales puede suplir con ese tipo de interacción sus dificultades subjetivas para entablar relaciones interpersonales con la complejidad que estas suelen implicar.
Transmitir una forma de vida “mejor” que la que se tiene en realidad
Hacerle ver a los demás una vida que no se tiene es asimismo un signo que vale la pena leer con cuidado. Esto se puede expresar de muy distintas maneras, desde aparentar un estilo de vida material que no corresponde con la realidad, hasta transmitir un estado emocional que es diametralmente opuesto al que se vive.
En un caso, es de llamar la atención que alguien piense que su valor como persona se puede asociar o definir a partir del valor de sus bienes materiales o de lujo En el otro, es un signo de alerta que alguien finja ser muy feliz en una publicación de redes sociales cuando, en la realidad, su estado emocional es completamente opuesto.
Cabe decir finalmente que señalamos estos comportamientos no para estigmatizar, sino, como decíamos, para identificar la situación y poder llevarla al ámbito más propicio para su resolución. Expresar un conflicto subjetivo en redes sociales no es el camino para entender lo que se agita en nuestro interior.
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