El mercado del gasóleo está cerca del caos en todo el mundo, según Bloomberg. En Estados Unidos las reservas están en su punto más bajo desde 1982.
El gasóleo sigue siendo el principal combustible para el transporte por camión, tren y barco. En Europa la demanda supera con creces la oferta, lo que hace que los precios se disparen. Este último está sufriendo la huelga que paraliza las refinerías francesas y las sanciones que afectan al gasóleo ruso, que sigue representando el 20 por cien de las importaciones del Viejo Continente.
El auge del mercado es visible. La semana pasada, la tonelada importada por barco en Europa alcanzó los 160 dólares, frente a los 24 del mes pasado.
Se espera que el uso masivo de gasóleo en los procesos industriales y en el transporte alimente aún más la inflación. Además, a finales de año se prohibirá la importación de todo el gasóleo ruso.
En Estados Unidos el gobierno está recurriendo a las reservas estratégicas estadounidenses, sobre todo para mantener los precios bajos, a pocos días de las elecciones de mitad de mandato.
La capacidad mundial de refinado está al máximo, y el cese de las inversiones en motores de combustión interna no revertirá la situación.
Por el contrario, ninguna empresa industrial o petrolera querrá hacer grandes inversiones en refinerías.
El mercado mundial se encamina hacia una escasez crónica de combustibles fósiles por motivos que nada tienen que ver con el “pico del petróleo”, una de esas hipótesis fantasmagóricas de los seudoecologistas.