Todos cuando vamos a realizar un viaje lo empezamos a preparar y planear. Compramos lo que vamos a necesitar, revisamos los horarios e itinerarios del viaje en avión, tren o autobús. Pero ¿estamos preparados para el último viaje? Ese billete de vuelta sin fecha de retorno con el que tú, yo y todos nacemos, pero en el que nunca queremos pensar.
La mayor parte de la vida la vivimos de forma inconsciente, hacemos daño sin querer y cuando nos cuentan que lo hicimos, nos duele tanto. Otras veces ni nos enteramos que ofendimos a alguien y le causamos dolor. A continuación, una gran reflexión sobre la vida, cómo la estamos llevando y qué queremos hacer de aquí en adelante.
El Último Viaje
El último viaje llega sin avisarnos, sin prepararnos, sin decidirlo. A veces no nos permite ni despedirnos y nos vamos sin un adiós, sin un abrazo, sin un te amo, sin un perdóname. Mientras vivimos, realizamos tantos viajes y hacemos tantos planes, pero nunca pensamos en ése… que llega cuando menos lo esperamos y como un ladrón nos transporta a otro plano.
Es como un rapto que deja una estela de dolor y llanto, es inexplicable y lleno de asombro, cuesta creerlo porque parece una mentira y es una lucha para los nuestros poder aceptarlo porque duele tanto, que hasta respirar se hace difícil.
Nunca pensamos que en cualquier instante podemos perder la vida y la desperdiciamos corriendo tras muchas cosas, acumulando bienes y apegándonos a todo, cuando sabemos que nada nos llevaremos. A veces, salimos de casa dando un portazo sin pensar que quizás, ese sea nuestro último adiós y será el último recuerdo que dejaremos. Pero así es como vivimos: «inconscientes”.
Ver morir a tanta gente a mi alrededor, me ha hecho reflexionar sobre este tema y al observar mi vida, puedo ver que mi vida es solo un eco lejano, que se ha ido gastando y solo es un cuarto lo que me queda, pero ¿cómo puedo saberlo?
Si el tren de regreso, solo te recoge sin avisarte. No le importa si estás dormido, si estás despierto, si estás desnudo o si estás vestido, si estás o no estás listo, solo llega… y con él, te lleva. Y me doy cuenta.
Cuánto tiempo he perdido postergando cosas que quiero hacer, esperando el mejor momento, pero ¿cuál es el mejor momento? Me pregunto. Y descubro que éste es el mejor momento, el único que existe y el único en que puedo ser y actuar.
Y decido que, a partir de hoy, quiero vivir mi presente y dejar de postergar las cosas, porque este momento es el único seguro y lo viviré día a día, como si fuera el último. Para comenzar, hoy quiero agradecer por tantas cosas y quiero darles las gracias ya, a todas las personas que forman parte de mi historia; han sido como especies alimenticias que le han dado sabor a mi vida, sin la presencia de ustedes, sería insípida y vacía y quiero que se den cuenta de la importancia y el valor que tienen.
Todos los días quiero agradecer al gran espíritu por todo lo vivido, por todo lo aprendido, por todas mis fallas y, sobre todo, porque he amado, porque amar, es lo único que me ha llenado, ya que, para amar, fuimos creados.
Quiero saldar cuentas con la vida, quiero perdonar y pedir perdón por todos mis errores, soltar y dejar ir todas mis ataduras y así, como Amado Nervo, poder decir: «Vida, nada te debo, vida, estamos en paz».
Entonces estaré listo para tomar ese último viaje, sin miedo ni culpa.
El mejor regalo que podemos darnos es hacernos conscientes de lo que pensamos, decimos y hacemos. ¿Cuánto vale un conversar y enmendar a tiempo? Un abrazo, a tiempo, un te amo, a tiempo. Un, estoy aquí, a tiempo, sin orgullos, sin máscaras, sin esconder nada o ir por la vida sin dar importancia a lo que sentimos o lo que sienten los demás.
Te invito a que hagas una pausa y pienses como deseas que sea tu último viaje, analiza cómo ha sido tu vida hasta el día de hoy y cómo quieres que sea de aquí en adelante. Pero lo más importante empieza a vivir intensamente la vida a partir de hoy para que cuando sea tu último viaje no le debas ni te deba nada la vida.
No esperes ese último minuto, que a veces no existe, ni sabemos si llegará. Expresa ahora lo que sientes, no sea que después sea muy tarde. Lo único que nos llevamos es el amor que dimos. La vida es corta y nadie la vivirá por ti.
«Que la vida me perdone las veces que no la viví».