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En nuestros 20 y 30 años, puede haber una inmensa presión para estar a la altura de las expectativas de la sociedad, nuestras familias, nuestros amigos e incluso las que tenemos para nosotros mismos. Muchas personas miran hacia atrás y se sienten decepcionadas por no haber aprovechado la oportunidad de viajar más. Otros podrían haber imaginado que estarían más avanzados en sus carreras o relaciones personales. En realidad, la vida es dura y podemos enfrentar contratiempos (grandes y pequeños) que pueden hacer añicos nuestros sueños, dejándonos con fragmentos que percibimos como inútiles.

Los sentimientos de fracaso pueden tener un costo mental duradero , pero no tienen que detenerlo en su camino. Hay muchas enseñanzas, prácticas y filosofías que pueden ayudarte a lidiar con la decepción, abrazar la imperfección y permanecer optimista.

Una de esas prácticas es la forma de arte japonés de kintsugi , que significa unir con oro . Ha llamado mucho la atención en los últimos años como técnica artística, visión del mundo y metáfora de cómo podemos vivir la vida.

Muchas formas de arte japonés han sido influenciadas por las filosofías Zen y Mahayana , que defienden los conceptos de aceptación y contemplación de la imperfección, así como el flujo constante y la impermanencia de todas las cosas.

Este artículo es parte de Fail Better , una serie para quienes tenemos entre 20 y 30 años sobre cómo navegar los momentos en que las cosas no salen según lo planeado. Muchos de nosotros estamos sintonizados con lo más destacado de las redes sociales, donde nuestros compañeros comparten sus éxitos en las relaciones, las carreras y la familia. Cuando sienta que no está a la altura, las piezas de esta serie especial de Quarter Life lo ayudarán a aprender cómo sobrellevar e incluso crecer a partir del fracaso.

Kintsugi es el arte japonés de reparar cerámica rota. Si se rompe un cuenco, en lugar de desechar las piezas, los fragmentos se vuelven a unir con una savia de árbol similar al pegamento y las grietas se adornan con oro . No hay intentos de ocultar el daño, sino que se destaca. La práctica ha llegado a representar la idea de que la belleza se puede encontrar en la imperfección. La ruptura es una oportunidad y aplicar este tipo de pensamiento a instancias de fracaso en nuestras propias vidas puede ser útil.

Una técnica para reparar macetas rotas

Kintsugi estaba bastante extendido en Japón a finales del siglo XVI y principios del XVII . Los orígenes de esta estética se remontan cientos de años al período Muromachi (aproximadamente 1336 a 1573). Se dice que el tercer Shogun gobernante (líder) de esa época, Ashikaga Yoshimitsu (1358-1408), rompió su tazón de té favorito. El cuenco era único y no podía ser reemplazado.

Entonces, en lugar de tirarlo, lo envió a China para reemplazarlo o repararlo. El cuenco volvió reparado con sus piezas sujetas con grapas de metal. La reparación con grapas era una técnica común en China y en partes de Europa en ese momento para piezas particularmente valiosas. Sin embargo, el Shogun lo consideró ni funcional ni hermoso.

En cambio, el Shogun hizo que sus propios artesanos resolvieran la situación encontrando un método para hacer algo hermoso a partir del objeto roto y dañado, pero sin ocultar el daño. Y así nació el kintsugi .

Encontrar la belleza en la imperfección

Kintsugi crea algo nuevo a partir de una vasija rota, que se transforma para poseer un tipo diferente de belleza. La imperfección, las grietas doradas, son las que hacen único al nuevo objeto. Están ahí cada vez que lo miras y acogen la contemplación del pasado del objeto y del momento de “fracaso” que él y su dueño han superado.

El arte del kintsugi está indisolublemente ligado a la filosofía japonesa de wabi-sabi : una visión del mundo centrada en la aceptación de la transitoriedad, la imperfección y la belleza que se encuentra en la simplicidad. Wabi-sabi es también una apreciación tanto de los objetos naturales como de las fuerzas de la naturaleza que nos recuerdan que nada permanece igual para siempre.

Un ejemplo moderno y vanguardista de kintsugi de la serie Translated Vase del artista coreano Yeesookyung. Jean-Pierre Dalbéra/Flikr , CC BY

Wabi-sabi también se puede incorporar a contemplar algo y verlo crecer más hermoso a medida que pasa el tiempo . Como artesanía y forma de arte, el kintsugi desafía las expectativas. Esto se debe a que la técnica va más allá de reparar un objeto, sino que en realidad lo transforma y cambia intencionalmente su apariencia .

En una era de producción en masa y conformidad, aprender a aceptar y celebrar las cosas imperfectas, como demuestra el kintsugi , puede ser poderoso. Ya sea que se esté tambaleando por una ruptura o que le rechacen un ascenso, los fragmentos de nuestra decepción pueden transformarse en algo nuevo.

Es posible que esa cosa nueva no sea perfecta o no sea como la habías imaginado, pero es hermosa. En lugar de tratar de ocultar los defectos, la técnica kintsugi los resalta y llama la atención sobre ellos. La filosofía del kintsugi , como enfoque de la vida, puede ayudarnos a animarnos cuando nos enfrentamos al fracaso. Podemos intentar recoger las piezas y, si lo logramos, podemos volver a unirlas. El resultado puede no parecer hermoso de inmediato, pero como enseña wabi-sabi , a medida que pasa el tiempo, podemos apreciar la belleza de esas imperfecciones.

El cuenco puede parecer roto, las piezas esparcidas, pero esta es una oportunidad para volver a unirlo con costuras de oro. Será algo nuevo, único y fuerte.

https://theconversation.com/how-the-philosophy-behind-the-japanese-art-form-of-kintsugi-can-help-us-navigate-failure-193487

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Cómo la filosofía detrás de la forma de arte japonesa de kintsugi puede ayudarnos a navegar por el fracaso

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