La vida es, en sí, una extraña paradoja. Nos esforzamos por lograr un buen trabajo, por cubrir nuestras necesidades más básicas o porque las personas que queremos estén bien. Sin embargo, ese proceso nos cuesta la salud, y apenas tenemos tiempo de disfrutar lo que logramos. La existencia, si la observamos bajo una lupa, es una eterna contradicción.
La esencia misma de las paradojas cumple ese mismo fin. Hacernos pensar en esas ideas, constructos o realidades que encierran en sí misma una idea… y su opuesta. Las personas trabajamos para vivir, pero apenas tenemos tiempo para disfrutar de la vida. Sucede algo parecido cuando observamos la oscuridad de las noches.
¿Cómo puede haber tanta oscuridad cuando hay tantos astros de hidrógeno explotando en llamas en la infinidad del universo? ¿Es que las estrellas no bastan para iluminar todo lo que nos envuelve? Parece ser que no. Sea como sea, el juego de las paradojas se alza como una invitación original y estimulante a una reflexión profunda en la que no siempre hay respuestas claras ni concluyentes.
Como dijo Sócrates una vez, “solo sé que no sé nada”. Y admitirlo, asumir que el ser humano nunca tendrá una explicación objetiva a cada una de sus dudas que le asaltan mientras mira el cielo o a sí mismo también es un ejercicio de sabiduría. Por tanto, ¿y si afilamos un poco nuestro ingenio y capacidad de análisis con una serie de propuestas teóricas de este tipo?
“En casa de herrero, cuchillo de palo. No hay mal que por bien no venga. Vísteme despacio que tengo prisa”. Nuestro refranero y lenguaje popular está lleno de curiosas paradojas de las que no siempre nos damos cuenta, pero que son un ejemplo de la complejidad de nuestra realidad.
Paradojas que ampliarán tu mente
Si hay una figura reconocida que nos insiste en nuestros constantes errores de pensamiento es el psicólogo y premio Nobel Daniel Kahneman. A él le debemos comprender cómo los sesgos cognitivos afectan a los juicios y la toma de decisiones. No hace mucho, nos presentó su último libro, Ruido, un fallo en el juicio humano (2021).
En él nos explicaba cómo las personas emitimos juicios diferentes ante realidades semejantes. Tal y como describe en este trabajo, hay médicos, psiquiatras y jueces que ante hechos similares dan dictámenes dispares. ¿Qué está pasando? ¿A qué se debe? La respuesta es sencilla. Nuestra mente está llena de ruido, sesgos de pensamiento y automatismos de los que no somos conscientes.
Pensamos rápido, pensamos mal y llegamos a conclusiones erróneas llevados por la impulsividad y las emociones. Debemos aprender a ser más meticulosos, analíticos, desarrollando, a su vez, un pensamiento más flexible y pausado. De ahí propuestas como la siguiente. Hay paradojas que ampliarán tu mente y que te permitirán analizar la realidad de una manera más amplia y crítica a la vez. ¿Por qué no probarlo?
En su día, José Ortega y Gasset, comentó que no hay mayor ironía que aquella que afecta a todos los empleados públicos. Una vez ascienden se vuelven misteriosamente incompetentes. En la actualidad, esta realidad se define como paradoja de Peter
1. La paradoja de la felicidad
El hedonismo fue una escuela de pensamiento que nos decía que solo cuando buscamos el placer, hallamos la felicidad. Más tarde, la filosofía utilitarista de Jeremy Bentham defendía que aquellas conductas moralmente buenas son las que acaban produciendo la auténtica felicidad.
Ahora bien, más tarde Viktor Frankl nos dio otra lección al afirmar que la felicidad no se busca ni parte de ninguna conducta moralmente positiva. El padre de la logoterapia afirmó que la mejor manera de ser feliz es olvidarse de tratar de ser feliz, y simplemente dejar que la felicidad ocurra (aparezca) por sí sola.
¿Con qué nos quedamos entonces?
2. La paradoja del agujero negro
De entre las paradojas que ampliarán tu mente no podía faltar la que fue la favorita de Stephen Hawking. Para abordarla, pensemos en un agujero negro y lo que se dice de ellos: todo lo que se acerque a su borde desaparece. Basta que una partícula avance hacia ese horizonte de eventos para dejar de existir.
Recordemos la teoría de la relatividad general de Einstein, según la cual, la fuerza de atracción de un agujero negro es tan intensa que nada puede escapar de él. Ahora bien, la física cuántica se construye sobre la hipótesis de que la información nunca desaparece, que las partículas pueden transformarse, pero nunca desaparecer del todo. Entonces, ¿cómo resolvemos este enigma?
3. Mariposas sociales: la curiosa paradoja de la amistad
Un estudio publicado en la MIT Technology Reviniew analizó la llamada paradoja de la amistad. Puede que a ti no te suceda, pero según los modelos matemáticos y estadísticos hay un principio que siempre cumple. Es el siguiente: tus amigos tienen más amigos que tú e incluso se diviertan más.
Este principio fue descubierto por el sociólogo Scott Feld en 1991. Según afirmó, la paradoja está en que una parte amplia de las personas tiene pocos amigos, mientras un grupo más reducido de gente tiene una red social más amplia. Por probabilidad, puede darse el caso de que tengamos al menos una amistad que sea una auténtica mariposa social, es decir, alguien con muchos contactos y que adora las fiestas. ¿Qué opinas al respecto?
4. La paradoja del aviador loco
De entre las paradojas que ampliarán tu mente, esta es sin duda la más original. Aparece en la novela de Joseph Heller titulada Catch-22 del autor. En esta novela nos cuentan la historia de un joven aviador de la II Guerra Mundial que quiere salir del ejército. Para ello, piensa comportarse de forma delirante para que en la evaluación psiquiátrica concluyan que está “loco” y que, por tanto, no es apto.
Sin embargo, el doctor le explica que solo los aviadores que están locos son los que están capacitados para ser pilotos de combate. El joven queda bloqueado por la contradicción sin saber qué hacer.
Esta paradoja nos recuerda un poco a lo que les sucede a los jóvenes a la hora de buscar un trabajo. Se les exige tener experiencia cuando, en realidad, pocos tienen la oportunidad de tenerla.
5. La paradoja de la tolerancia
No podemos finalizar este listado de paradojas capaces de ampliar el foco de tu mirada sin hacer referencia a la que gira alrededor del concepto de la tolerancia. Pongámonos en contexto. Consideramos como democrática a toda sociedad que defienda la tolerancia; sin embargo, por esa regla de tres, en cualquier momento terminará siendo también tolerante a la intolerancia.
Es más, en el momento en que se tolere la intolerancia, esa sociedad acabará siendo justo lo opuesto a lo que defiende, es decir, “intolerante”. Lejos de ser un juego de palabras, si lo analizamos bien, encierra una gran verdad. Finalmente, no podemos más que admitir que las paradojas tienen su curiosa utilidad…
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Si mi libertad acaba donde empieza la del otro y la del otro acaba donde empieza la mía. ¿ Quién determina los límites de la libertad ?
Si para evitar la discriminación de un grupo con características especiales articulamos medidas únicamente aplicables a ése grupo. ¿ No estamos discriminando a los demás ?
¿ Podemos confiar en alguien que afirma mentir siempre ?
En los 70 durante las manifestaciones se podía escuchar: » Prohibido prohibir. »
¿ Por qué todo el mundo dice que el león es el rey de la selva si los leones viven en la sabana y no en la selva ?