Un estudio del Departamento de Biología de la Universidad de Copenhague demuestra que las personas más empáticas están más preparadas para descodificar los sonidos emocionales de los animales.
En el siglo XIX, Darwin describió similitudes entre la forma en que los humanos y otros animales expresan emociones, y sugirió que la expresión vocal humana de las emociones podría remontarse a nuestros primeros ancestros. Sabemos que las emociones son reacciones intensas que se desencadenan a corto plazo, como respuesta a estímulos específicos y que vienen caracterizadas por un cierto nivel de excitación, entendida como activación corporal.
Las investigaciones sobre las emociones en animales han aportado pruebas de que la excitación emocional afecta a los parámetros fisiológicos, especialmente los mecanismos de producción vocal, ya sea un ladrido, o el maullido de un gato.
Para los autores del estudio, la vocalización es una forma eficaz de comunicar la excitación emocional y por esa razón analizaron cómo los mamíferos se comunican entre sí y cómo aspectos tales como la edad o el trabajo realizado con estos animales, influyen a la hora de comprender su vida emocional.
Mediante una macroencuesta en línea, en la que participaron 1024 personas de 48 países, pudieron calificar por encima de los niveles de probabilidad la excitación de las vocalizaciones de tres de las seis especies de ungulados, es decir, que tienen las patas terminadas en pezuña, y la valencia de cuatro de ellas.
La valencia es el valor subjetivo de un evento, objeto, persona u otra entidad en el espacio vital del individuo. Una entidad que atrae al individuo tiene valencia positiva, mientras que una que repele tiene valencia negativa.
Así, se evaluó la excitación emocional mediante lectura de la frecuencia cardiaca de los animales domésticos y por el movimiento de las especies salvajes, que suele ser un buen indicador conductual.
Los porcentajes de calificaciones correctas no difirieron mucho entre las especies para la excitación (49–59 %), mientras que mostraron mucha más variación para la valencia (33–68 %). Curiosamente, factores como la edad, la empatía, la familiaridad y las características específicas de las llamadas mejoraron estas puntuaciones. Estos hallazgos sugieren la existencia de un sistema emocional compartido entre las especies de mamíferos, que es mucho más pronunciado para la excitación.
Más de la mitad de los encuestados calificó correctamente tanto la excitación como la valencia de las vocalizaciones. Por encima de los niveles de probabilidad se calificó correctamente a cerdos, caballos, cabras y humanos sin embargo los resultados eran inferiores en bovinos, jabalíes y caballos de Przewalski.
La domesticación jugó un papel fundamental en la comunicación de emociones entre humanos y animales
De acuerdo con algunos estudios previos, la familiaridad, en términos de trabajo relacionado con animales, mejoró la capacidad de los participantes para calificar correctamente las expresiones vocales de las emociones. Los autores sugieren que la domesticación jugó un papel fundamental en la comunicación de emociones entre humanos y animales, además de ayudar a mejorar la comunicación perro-humano.
Los resultados de la investigación demuestran que nos es más fácil reconocer las emociones de los animales domesticados, aunque sean ungulados, ya que no se reconocieron correctamente las de las especies salvajes.
El trabajo pone en evidencia que los encuestados que trabajan con animales (por ejemplo, cerdos y caballos domesticados) les resultó más fácil descifrar sus emociones que para los animales salvajes.
También se demostró que la capacidad de descodificar sonidos de animales disminuye de forma constante con la edad. Los mejores resultados se encontraron entre los jóvenes de 20 a 29 años.
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