El proyecto conciencia global es una iniciativa internacional que nació en la Universidad de Princeton en 1998. Su objetivo es saber si la mente de cada persona genera una energía que se extiende más allá del cráneo. De ser así, se podría plantear la hipótesis de que existe una especie de «mente universal» o «conciencia universal» formada por la sinergia de energías de cada mente individual.
En principio, parecería que el tema tiene más que ver con fenómenos sobrenaturales que con algo razonable. Lo cierto es que el proyecto conciencia global, o The Global Consciousness Project (GCP), fue creado por físicos e ingenieros y se vale de herramientas científicas para su desarrollo.
Pese a lo exótico y controvertido del tema, el proyecto de conciencia global ya ha arrojado algunos resultados significativos. Aunque no se ha probado la validez de sus premisas, y se estima que la investigación todavía está en sus primeras fases, lo cierto es que ha generado unos indicios muy llamativos. Sobre esto hablaremos a continuación.
“La conciencia solo puede existir de una manera, y es teniendo conciencia de que existe”.
-Jean Paul Sartre-
El proyecto conciencia global
En 1979, el decano de la Escuela de Ingeniería y Ciencia Aplicada de la Universidad de Princeton, Robert G. Jahn, creó una institución dependiente a la que se llamó The Princeton Engineering Anomalies Research (PEAR) o Centro para la investigación de anomalías en ingeniería de Princeton. Su finalidad era estudiar la interacción entre la mente humana y los fenómenos del mundo físico. Las premisas de esta experiencia quedaron consignadas en un artículo.
Casi 20 años después, el investigador Roger Nelson inició el proyecto de conciencia global. Este científico estaba centrado en el estudio del papel que juegan la conciencia y la intención en el mundo físico. El efecto ya había sido percibido en equipos sensibles de ingeniería. Ahora se quería explorar cómo incidía en el mundo ordinario y hasta qué punto ocurría esto.
El proyecto de conciencia global se cataloga como un experimento. Nelson se valió de una tecnología conocida como «generador de eventos aleatorios» para captar y estudiar los estados de «conciencia de grupo» y sus variaciones. Primero se enfocó en el plano local y después saltó al campo internacional. En la actualidad, funciona en 70 países.
El experimento, ¿cómo funciona?
El proyecto conciencia global tiene instalado un software en computadoras de 70 países. Estos generan continuamente dos números: uno y cero, en forma aleatoria. No hay un orden preestablecido, sino que esas cifras aparecen al azar. Sería algo así como esto: 0001001110010111111001. Esto ocurre cada segundo, en los diferentes «centros de acogida».
Todos los datos se transfieren a un archivo central que está ubicado en Princeton a razón de 200 bits por segundo. Durante años allí se han compilado las cifras que resultan del azar. El propósito siempre ha sido el de saber si hay correlaciones entre los datos emitidos, desde distintos lugares.
Todo se movía dentro de la normalidad, hasta que el 6 de septiembre de 1997 se produjo un hecho inesperado. De repente, todos los generadores parecían sincronizados y comenzaron a enviar patrones que ya no parecían aleatorios. Algo así como: 0001110011000111. El evento más significativo de ese día fue el duelo colectivo por el funeral de Diana de Gales.
¿Coincidencias o pruebas?
Más adelante, los investigadores del proyecto de conciencia global encontraron que se formaban simetrías en los números frente a otros eventos relevantes, por ejemplo, la víspera de año nuevo. También se captó la misma sincronía ante sucesos como el bombardeo de la ex Yugoslavia y la tragedia del Kursk.
Todo esto resultaba muy interesante, pero lo más sorprendente no había ocurrido aún. Sucedió el 11 de septiembre de 2001, cuatro horas ANTES de que se produjera el ataque contra las Torres gemelas en Nueva York. Este hallazgo fue reportado en un famoso artículo al respecto.
Los científicos quedaron muy sorprendidos, pues no esperaban un resultado semejante. Sin embargo, en diciembre de 2004 nuevamente se produjo esa extraña sincronización, pero no hubo ningún evento especial. Solo 24 horas después se produjo el famoso tsunami en el Océano Índico. La pregunta clave era: ¿la conciencia global es capaz de predecir sucesos?
Lo cierto es que, pese a esas evidencias, los científicos del proyecto de conciencia global prefieren ser prudentes. Indican que aún no es posible extraer conclusiones sobre lo sucedido. Piensan que el experimento está en pañales, pero también saben que seguirá dando sorpresas.
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