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A mediados de 2018, un hallazgo en la Swaga Swaga Game Reserve tomó por sorpresa a la comunidad arqueológica. Según la información divulgada, un equipo de investigadores encontró decenas de cavernas que contenían pinturas rupestres. Este tipo de arte primitivo no es raro en Tanzania, pues con el paso del tiempo se han descubierto muchos lugares que revelan una de las primeras formas de expresión artística adoptadas por los humanos.
Algunas de estas pinturas rupestres son tan antiguas que se remontan a una época en que los humanos todavía no integraban aldeas. Cuando su estilo de vida nómada solo les exigía el uso de unas cuantas herramientas primitivas.
El sitio arqueológico de Amak’hee 4 está conformado por 52 refugios rocosos que alguna vez sirvieron de protección a los primeros hombres. Y al interior de estas oquedades se encontraron diversas siluetas hechas con tintes extraídos de una variedad de frutos. Curiosamente, estas ilustraciones están organizadas en paneles con dibujos figurativos.
Además de las especies animales que habitan la selva africana desde hace miles de años, esas pinturas rupestres muestran algo sumamente extraño. Entre los grandes felinos, antílopes y jirafas destacan tres misteriosas siluetas antropomorfas de cuerpo esbelto y cabezas gigantescas.
Figuras antropomórficas en pinturas rupestres de Amak’hee.
El arqueólogo polaco Maciej Grzelczyk, que lideró la investigación en Amak’hee 4, señala que estas pinturas rupestres son evidencia notable de la ocupación humana en la región. Aunque resulta complicado arrojar una fecha exacta sobre la elaboración del panel de Amak’hee, Grzelczyk señala que tiene al menos ocho mil años de antigüedad.
Todas las siluetas se hicieron con pigmento rojo, excepto por cinco figuras en color blanco que habrían diseñado con una especie de tiza. Toda vez que los creadores no representaron animales domesticados, como los perros, es posible suponer que se trata de una obra realmente antigua. Hecha en una época donde la principal actividad de este grupo era la caza y recolección de alimento que garantizara la subsistencia.
La evidencia antropológica sugiere que el humano primitivo dibujaba las cosas que veía en sus inhóspitas travesías por el mundo. Desde el comienzo, nuestra especie ha sentido la necesidad de plasmar en imágenes todo aquello que lo rodea y de alguna forma influye en su comprensión del mundo.
En el panel de Amak’hee se observa una variedad de animales salvajes como elefantes, búfalos, antílopes e incluso una jirafa muy bien detallada. Son especies que los cazadores-recolectores de esa tribu se topaban en su búsqueda de alimentos. Sin embargo, resulta intrigante la naturaleza de las misteriosas figuras humanoides, pues no coinciden con alguna especie conocida.
“Particularmente destacables en las pinturas rupestres de Amak’hee son las tres siluetas al centro del panel”, explicó el arqueólogo en el informe. “No existe relación alguna entre esas tres figuras y algún animal que habitara la región en esa época, al menos hasta donde se sabe. Por lo tanto, constituyen un enigma”, agregó.
Interpretación a través del folclore local.
El folclore de la tribu Sandawe, descendientes directos de los humanos que habitaron esa región de Tanzania hace miles de años, ofrece una curiosa pista sobre la naturaleza de estos seres. Según lo relatado en múltiples leyendas, hace muchísimos años, un pueblo distinto al de los hombres, proveniente de una tierra lejana, contactó a los jefes tribales para ofrecerles diversos obsequios y sabiduría. Los humanos los consideraron dioses o mensajeros de estos, pues venían en son de paz y su presencia se tradujo en grandes beneficios para la comunidad.
Grzelczyk señala que los Sandawe cuenta con múltiples leyendas donde se aborda el tema de estos emisarios provenientes de un lugar distante. De hecho, en algunas se les reconoce como los fundadores de su sociedad. Estos seres habrían encomendado la construcción de las primeras aldeas tras enseñarle a los humanos todo lo necesario para sobrevivir: cultivar la tierra, domesticar animales y usar herramientas.
De forma muy general, estos misteriosos personajes habrían sido los responsables por el surgimiento de los primeros pueblos que abandonaron la vida nómada, según las leyendas de la tribu.
¿Estas pinturas rupestres muestran extraterrestres?
Más curioso aún es que las extrañas figuras también pueden apreciarse en otro panel de pinturas rupestres en Tanzania. En el centro del país, en las inmediaciones de Kondoa, una expedición arqueológica en 1978 localizó múltiples refugios de roca que sirvieron como vivienda para los humanos primitivos.
En las paredes de estos recintos también se aprecian extrañas figuras humanoides cuya característica principal es el exagerado tamaño de la cabeza. Las ilustraciones en el sitio arqueológico de Kolo muestran tres figuras erectas, aparentemente unidas y en una posición privilegiada del panel. El artista que elaboró esas pinturas rupestres dispuso en esa zona del panel los elementos que consideró más importantes. Rodeando a esas tres misteriosas figuras están animales que consideraban mágicos o totémicos.
Ubicadas en sitios diferentes, estas pinturas ilustran a seres casi idénticos. La única diferencia con las siluetas de Kolo es una especie de decoración que portaban sobre la cabeza. Además, en las representaciones las figuras están conectadas por una línea a la altura del tórax. Y las tres muestran una posición común tanto en brazos como en manos.
Un misterio sin resolver.
“Las figuras de Amak’hee son mucho más grandes que las de Kolo, como si se tratara de gigantes. Al igual que las otras, estas ocupan una posición privilegiada en el panel reservada para los temas más importantes a ilustrar. Por otro lado, las imágenes parecen completamente independientes de la narración detallada en el panel, sin ningún tipo de vínculo con algún otro dibujo”, explicó Grzelczyk.
Esa zona de Kolo se usó para toda clase de actividades rituales durante miles de años. Hasta hace algunos años, estos sitios se mantenían cerrados y aparentemente fueron abandonados desde hace siglos. Por lo tanto, se trata de hallazgos muy significativos para la arqueología. “El hecho es que los habitantes de estos refugios observaron algo que consideraron interesante. Una experiencia que plasmaron y buscaron preservar para el futuro. Nosotros aún somos incapaces de explicar de qué se trata, pero no se puede negar que tenía mucha importancia”, concluyó el arqueólogo polaco.
Quizá, aquellos humanos primitivos encontraron algo que no lograron entender y por eso lo plasmaron en el panel. Pudo ser un primer contacto que cambió el rumbo de la humanidad para siempre. No podemos asegurar esto último con certeza, pero la sola posibilidad de que lo hayan documentado resulta suficiente para generar mucha expectativa sobre ese pasado distante de nuestra especie.
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