Nadie sabe aún de dónde proviene y qué es un misterioso objeto, en principio catalogado como fósil, descubierto en 1896 y bautizado Brooksella: su antigüedad se estima en 500 millones de años
Una antigua estructura tridimensional en forma de estrella, descubierta sobre fines del siglo XIX en Alabama, Estados Unidos, todavía desconcierta a los científicos, más de un siglo después de su descubrimiento: diferentes teorías la relacionaron con los restos de antiguas medusas con tentáculos, de gusanos excavadores, algas bulbosas o esponjas de vidrio. Ahora, un nuevo estudio sugiere que el misterioso objeto no sería un fósil, sino en realidad una forma inusual de sílice, una partícula mineral natural que puede fusionarse para crear extrañas formas esféricas, cúbicas o hexagonales.
Usando análisis de forma y químicos combinados con imágenes 3D de alta resolución, un grupo de científicos estadounidenses ha concluido que un extraño “fósil” descubierto en 1896 en Alabama, llamado Brooksella y cuyo origen y naturaleza son aún desconocidos, podría ser en realidad una estructura de sílice. Las características de este mineral le permiten fusionarse y desarrollar complejas formas de tipo hexagonal, cúbico o esférico: esto explicaría la extraña apariencia del supuesto fósil y de otros ejemplos similares hallados en Estados Unidos.
Una polémica sin fin
El nuevo estudio, liderado por Morrison Nolan, del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (Virginia Tech), fue publicado recientemente en PeerJ. De acuerdo a una nota de prensa de la propia editorial, los investigadores concluyeron que Brooksella no era parte de la diversificación temprana de esponjas en los mares del Cámbrico medio hace 500 millones de años, sino que era un tipo inusual de concreción de sílice. Estas estructuras pueden tener todo tipo de formas, hasta el punto de que algunas parecen haberse desarrollado orgánicamente.
Si esto se confirma y finalmente se comprueba que Brooksella y otras estructuras similares no son fósiles, se habrá concluido con una polémica iniciada en 1896. En ese año, el especialista Charles Doolittle Walcott, del Instituto Smithsoniano, examinó extraños fósiles en forma de estrella con lóbulos, provenientes de la Formación Conasauga en Alabama, con una antigüedad aproximada de 514 millones de años. Walcott catalogó a los extraños objetos como medusas, que probablemente flotaron en los mares del Cámbrico medio en el actual sureste de los Estados Unidos.
Sin embargo, en ese momento se iniciaron más de 100 años de controversias, ya que las teorías se multiplicaron hasta hoy. Algunos investigadores indicaron que eran medusas como sugirió Walcott, pero otros sostuvieron que eran algas con bulbos prominentes, esponjas de algún tipo de material vítreo, la obra de enormes gusanos excavadores erosionando los antiguos terrenos o que, sencillamente, no eran fósiles.
¿Un “pseudofósil”?
Según un artículo publicado en Interesting Engineering, los autores del nuevo estudio están convencidos de que Brooksella es en verdad un «pseudofósil». Se trata de restos inorgánicos, huellas o marcas que comúnmente se confunden con fósiles reales. Los pseudofósiles tienen la capacidad de parecerse a los seres vivos, al producir estructuras intrincadas o bien organizadas que se asemejan a las formas orgánicas.
Los científicos indicaron que los supuestos ancestros de Brooksella, si consideramos que era una medusa, vivieron en la Tierra a lo largo del Cámbrico medio, pero no se descubrió ninguna evidencia de su producción de lóbulos en forma de estrella, como los que posee el objeto. Las similitudes halladas por los expertos entre Brooksella y otras estructuras de hormigón de sílice, que se encuentran en diferentes estratos rocosos del Cámbrico en todo el mundo, fueron la única explicación posible para la naturaleza del objeto, descartando el resto de las teorías elaboradas hasta hoy.
Referencia
Is the middle Cambrian Brooksella a hexactinellid sponge, trace fossil or pseudofossil? Morrison R. Nolan, Sally E. Walker, Tara Selly and James Schiffbauer. PeerJ (2023). DOI:https://doi.org/10.7717/peerj.14796
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Buenos días, en una fotografía de la última fila, tiene forma de placenta. Es interesante que esté en 3D.
Gracias