El fin del todo gratis en internet era esto: pagar para que no te roben tu identidad

el fin de internet gratis

Pagar por demostrar que eres tú y que unos hackers no te han robado tu identidad. Por ver series con anuncios, como estábamos acostumbrados a que fuera en la TV convencional abierta —es decir, a cambio por ver los propios anuncios—. Pagar, de nuevo, por leer noticias en medios digitales entre anuncios.

Para bien o para mal, internet es hoy más caro que hace muy poco tiempo, y disfrutar de todo lo que puede ofrecernos cuesta más que nunca. Y no, no hablamos del paso del internet pirata o de las descargas «ilegales» al de Netflix, y los primeros servicios de pago digital, sino de la derivada que ha tenido.

Tras acostumbrar al usuario medio a pagar, los gigantes de la economía digital parecen decididos a cobrar ahora por cada vez más cosas, incluyendo muchas que antes se daban por hechas al formar un eslabón de la seguridad de todos los usuarios.

De no creernos Twitter Blue a que Meta se sume al carro

Después de que Elon Musk elevara el precio de Twitter Blue, la suscripción con acceso a características extra de Twitter a cambio, fundamentalmente —al menos al inicio—, del check o la insignia azul de verificación, los memes no se hicieron esperar. Y, sin embargo, días atrás Meta anunció una funcionalidad similar para Facebook e Instagram.

El nuevo servicio, anunciado en una publicación de Mark Zuckerberg, tendrá un precio de entre 11,99 y 14,99 dólares al mes y, además de la verificación, los suscriptores también recibirán una «supervisión proactiva de la cuenta en busca de suplantadores» y «acceso a una persona real» en caso de problemas con la cuenta.

El gran problema con estos planes es que ponen el nivel de pago en medidas que están más ligadas a la seguridad que a funciones extra

El caso de las redes de Meta y su plan de pago, al menos, cuenta con un sistema de verificación más fidedigno, ya que exigirá un documento de identidad, enfocándose sobre todo en celebridades y creadores de contenido. Twitter Blue, por su parte, se activa simplemente con incluir un número de teléfono verificado en la cuenta.

Haciendo de pago lo que antes era gratuito

Sin embargo, el gran problema con estos planes, es que hacen de pago medidas que están más ligadas a la seguridad que a funciones realmente extra. Twitter Blue ahora mismo, además del verificado, apenas ofrece un sistema de recomendación de noticias y un puñado de funciones de acceso prioritario que después llegarán a todo el mundo. Por ahora, no se sabe nada de la reducción de anuncios prometida ni del aumento de visibilidad.

¿Para qué pagar, entonces? Un buen motivo nos lo dieron esta semana también, cuando Twitter anunció que la autenticación de doble factor por mensaje de texto solo se ofrecería a los clientes de pago de Twitter Blue a partir del 20 de marzo.

Sí, más funciones de seguridad, pero limitadas solo para quienes pagan.

Las grandes compañías, y especialmente las que hasta ahora basaban sus ingresos en anuncios, están buscando formas de diversificar su negocio. Pero en el proceso están explorando los límites del pago de los usuarios una vez que se ha vuelto algo habitual sacar la tarjeta por ciertos servicios.

Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? La respuesta está, por supuesto, en Netflix, aunque también en las aplicaciones de citas como Tinder o Bumble.

Elon Musk Twitter

Antecedentes: de las apps de citas al streaming pasando por la creator economy

El modelo Netflix, los sistemas de video bajo demanda y el pago por el acceso a entretenimiento, cuando antes se usaba internet para descargar películas y series, es visto como uno de los primeros puntales de la web de pago. Y es así, sin embargo, su cariz transformador llegó a una industria donde ya había opciones que exigían pagar dinero.

Las grandes compañías, y especialmente las que hasta ahora basaban sus ingresos en anuncios, están buscando formas de diversificar su negocio

Netflix compitió en sus primeros años entrando en el mercado cuando la mayoría de las opciones estaban fuera de internet, como la televisión por cable o los videoclubs. El suyo fue un cambio en muchos sentidos, pero apalancado, sobre todo, en el cambio tecnológico que suponía internet. En muchos casos, pagar una suscripción a Netflix era preferible a estar peleándose para encontrar un torrent activo o una descarga de calidad.

Fue un proceso lento que, con la llegada de la pandemia y los estrenos casi simultáneos, acabaron de asentar. Aunque quizá, con las nuevas políticas de compartir cuenta del gigante del streaming, ahora ya no piensa tanta gente así.

Pero ahora, las redes sociales y otras aplicaciones deben jugar a cobrar a usuarios por cosas que ya tenían gratis, como parte de la suscripción, o por algo que se han inventado.

Netflix, las apps de citas y los pequeños creadores son algunos de los impulsores de estos cambios

Ahí, Snapchat, con su servicio prémium por 3,99 dólares al mes y dos millones de usuarios —bastantes, teniendo en cuenta sus cifras— es un buen referente. ¿Qué ofrece? Avances de funciones extra entre usuarios muy apegados a la plataforma.

También las aplicaciones de citas, con una fórmula de funcionalidades extra similar a los videojuegos para conseguir tener más matches, Po ejemplo Tinder tiene planes de suscripción que superan los 30 euros o hasta 50 dólares al mes, según el mercado.

El crecimiento incesante de la publicidad en internet ayudó a impulsar las dos primeras décadas de aplicaciones y servicios. Pero a medida que las empresas y sus inversores buscan mayores beneficios, encontrar clientes dispuestos a pagar ayuda a diversificar sus fuentes de ingresos.

Todos parecen ir hacia allí. Sin ir más lejos, el CEO de Twitter, Elon Musk, calificó de «inevitables» los movimientos de Meta.

Cómo afecta a la creator economy

A nivel más micro, la denominada creator economy, la de los youtubers más grandes o más pequeños, escritores en Substack o podcasters que ahora pueden hacer sus podcast de pago en Apple Podcast y otras plataformas, floreció bajo este impulso. En internet ya había costumbre de pagar.

Es curioso, ahora son las plataformas las que parece que van a cobrar primero a estos creadores. Tanto por sus nuevos sistemas de verificación como por su seguridad digital. Dado que son los que los pueden ver como más necesarios para defender su negocio.

Netflix y conseguir hacer habitual el pagar por una suscripción, incluso con anuncios

Una vez llegado a este punto, el viaje está teniendo un nuevo camino de retorno. La decisión el año pasado de Netflix de lanzar una suscripción económica con anuncios y menos catálogo supone aceptar una doble monetización por parte del usuario.

Los medios, con distintas fórmulas de muros de pago, también están optando, en la mayoría de los casos, por seguir ofreciendo anuncios incluso a sus suscriptores de pago. Esto a pesar de trasladar el mensaje del apoyo y la necesidad de financiar su independencia.

Los anuncios siguen siendo una vía de financiación increíblemente más poderosa que las suscripciones a pesar de todo

¿Qué sentido tiene? Las matemáticas tienen la respuesta: los anuncios siguen siendo una vía de financiación muchísimo más lucrativa que las suscripciones. Prueba de ello es que el camino hacia la rentabilidad de Netflix esté siendo tortuoso. Que Spotify quiera rentabilizar cada vez más sus usuarios gratuitos con anuncios. O que Apple, Microsoft o Amazon, hasta ahora ligeramente distantes, estén generando también cada vez más negocio con ellos.

Las cuentas, en el caso de Twitter, son claras. Tan solo 290.000 usuarios han pagado por Twitter Blue hasta ahora, según The Information. Eso suponen apenas 35 millones de dólares de los 5.000 que generó el año pasado la compañía ahora liderada por Musk.

Usuarios de primera y de segunda en un nuevo internet que también responde a la subida de precios

Es iluso también pensar que no hay causas externas. La inflación es general, y los costes de la computación en la nube también han ido subiendo. Todo esto a medida que la pandemia descarrilaba las cadenas de suministro y la guerra de Ucrania impulsaba el aumento de los costes energéticos.

Un mayor número de opciones de pago corre el riesgo de separar Internet en ricos y pobres

Además, conforme iban ganando cuota de mercado y se metían en nuestras rutinas, muchas plataformas han aprovechado los cambios de consumo de la pandemia para subir precios. El mayor caso, por supuesto, es el streaming, con Disney+, Apple TV+ y Netflix aumentado recientemente sus precios entre un 7% y un 40%.

¿Qué panorama nos deja este nuevo statu quo? Un mayor número de opciones de pago corre el riesgo de separar internet en ricos y pobres, agravando la brecha digital y exacerbando la desigualdad de ingresos, desinformación y de salud mental.

Y aunque muchos defienden que la creación de una capa de internet de pago nunca desplazará a las alternativas gratuitas —quien quiera salir de Twitter, por ejemplo, puede acudir a Mastodon—, amenaza con dejar a la sociedad con aún menos puntos de referencia compartidos.

Esta tendencia acelerada está dividiendo a internet en muchos nichos de audiencia, balcanizándolo. Y quizá esa sea la web del futuro, una muy distinta a su concepción original.

https://hipertextual.com/2023/03/fin-internet-gratis

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