Desde antes del inicio de la guerra, Ucrania es un país de censura total, donde cualquier opinión que difiera de la línea aprobada por la OTAN es inmediatamente suprimida, tanto si procede de partidos políticos, como de sindicatos o de medios de comunicación y redes sociales.
El 2 de marzo comenzó a funcionar un sistema centralizado de bloqueo automático de sitios y redes sociales. Según la Orden del Centro Nacional de Gestión Operativa y Técnica de Redes de Telecomunicaciones de 30 de enero, todos los proveedores de servicios de internet ucranianos están obligados a implantar un sistema capaz de bloquear automáticamente los sitios alternativos de información.
El control no se limita únicamente a filtrar la información. El programa también podrá recopilar datos sobre los usuarios que visiten los sitios prohibidos.
Cada 15 minutos el sistema envía al proveedor una lista actualizada de sitios a silenciar. Los datos resultantes se transmiten a la policía.
El nuevo sistema es una continuación lógica de la ley de medios de comunicación aprobada anteriormente por el Parlamento, que subordina por completo todos los medios de comunicación de Ucrania al gobierno y excluye hasta el más mínimo atisbo de un punto de vista diferente de las opiniones admitidas oficialmente.
La ley amplió los poderes del Consejo ucraniano de Televisión y Radiodifusión, convirtiéndolo en un auténtico inquisidor con una afición excesiva por los aguardientes.
En febrero de 2021 Zelensky autorizó al Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania a imponer sanciones al diputado de la oposición Taras Kozak, propietario de los tres principales canales de televisión de la oposición al gobierno (112 Ucrania, NewsOne y ZIK).
Dos años antes se había prohibido el periódico Rabochaia Gazeta, el periódico del Partido Comunista de Ucrania.
En Ucrania ha entrado en funcionamiento un sistema automático de bloqueo de las redes sociales