La Casa Blanca y el Congreso han adoptado un plan de cinco años para «intervenciones climáticas» que contempla la creación de tecnologías de control climático. Los científicos se oponen a tales desarrollos, y los expertos en seguridad advierten que su aplicación práctica por parte de uno de los países corre el riesgo de convertirse en una guerra climática.

El documento, publicado en el sitio web de la Casa Blanca, establece que el objetivo del programa es «crear una base científica para la gestión de la radiación solar y otras intervenciones rápidas en el contexto de los riesgos climáticos a corto plazo». Así es como Estados Unidos quiere luchar contra el «dominio emergente de Rusia en la agricultura».

El Consejo Nacional de Inteligencia considera que se trata de un «problema de seguridad nacional» que se «subestima como una amenaza geopolítica».

Los expertos señalan que la agricultura es el sector más vulnerable de la economía estadounidense, especialmente afectado por el cambio climático. Debido al calor, la sequía y la degradación del suelo, la superficie de tierra cultivable se reduce cada año. Los rendimientos en los estados agrícolas tradicionales podrían caer en un 90 por ciento para 2040, y la región de cultivo de granos se trasladará a la frontera con Canadá.

Rusia, por el contrario, solo se beneficia del calentamiento global. Los científicos han calculado que la zona de agricultura efectiva en Siberia se duplicará para 2080, en casi cinco millones de kilómetros cuadrados. Rusia se convertirá en el principal productor de trigo del mundo con el 20 por ciento del mercado.

El crecimiento explosivo de la producción agrícola es….

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