Neurofilosofía: una combinación de la filosofía y la neurociencia

¿Puede la neurociencia probar o desmentir el producto de reflexión y filosofía? ¿Llegó el momento de la revolución tecnológica en la filosofía? En este artículo abordamos dónde queda el pensamiento dentro de una ciencia que «vuela».
Neurofilosofía: una combinación de la filosofía y la neurociencia

La neurofilosofía es una disciplina emergente. Desde la antigüedad, los filósofos se han preguntado por cuestiones tales como la naturaleza de la conciencia, el libre albedrío o la libertad humana y la moralidad. En este artículo exploraremos cómo esta corriente filosófica aborda dichos tópicos.

Y es que la neurociencia aprovechó el avance científico y tecnológico para tocar las puertas de la filosofía. A través de la primera, los filósofos incorporan hallazgos empíricos en su razonamiento, lo que permite una comprensión profunda de la mente humana. Si quieres saber más, te invitamos a un pequeño viaje por este fascinante tema.

¿Qué es la neurofilosofía?

El nacimiento de la neurofilosofía data en 1980, en concreto, de la mano de la filósofa canadiense-estadounidense Patricia Churchland, quien se interesó por explorar y analizar los fundamentos neuronales de la conducta humana. El objeto de estudio es bastante amplio, ya que se interesa por la conciencia, la moral, la ética y la libertad o libre albedrío.

De acuerdo con un trabajo publicado en la revista Contrastesla neurofilosofía combina dos disciplinas: la filosofía y las neurociencias, con la salvedad de que la relación entre ambas no es marcada por la eliminación o la absorción.  Es así como esta ciencia se preocupa por aspectos de la cognición humana desde una perspectiva filosófica.

Al mismo tiempo, contribuye a obtener verdades desde la filosofía y a partir del funcionamiento cognitivo. La expansión del método permite responder de manera rigurosa a cuestiones relacionadas con nuestra condición.

Patricia Churchland: iniciadora de la neurofilosofía

Churchland, filósofa y también investigadora de la Universidad de California en San Diego, es considerada la «madre de la neurofilosofía», desde su inclinación por el análisis de la condición moral del hombre en el plano de las neurociencias.

La especialista defiende que los valores y la moral emergen de sentimientos que causan ciertos comportamientos. De esta manera, adquieren realidad objetiva, es decir, la conducta vuelve real nuestra moralidad en el sistema social en el que vivimos. Esto es importante, pues para vivir en armonía dentro de la sociedad haría falta un mayor control sobre las emociones y sentimientos, con el fin de crear conductas deseables.

Churchland también se inquietó por la libertad que en realidad tenemos a la hora de tomar decisiones. Más puntual, centró su atención en cómo influyen las emociones en procesos que asumimos racionales con eminencia, llegando a impregnar, incluso, la evaluación moral que podemos hacer de una potencial forma de actuar.

Ilustración de un cráneo abierto al que le introducen engranajes
La neurofilosofía estudia aspectos de la conducta humana desde la dimensión filosófica.

Neurofilosofía y sus aristas de interés

Como se dijo en el párrafo anterior, la neurofilosofía se interesa por una variedad de temas: conciencia humana, ética y moral, libertad y libre albedrío. Hablaremos de ellos a continuación.

Conciencia humana

¿Cómo surge la conciencia? La filosofía de la neurociencia aborda el tema mediante el estudio de la actividad cerebral en la experiencia consciente. En este sentido, compitiendo con la neurofilosofía, hay otras teorías muy interesantes sobre la conciencia, como la de información integrada, la de conciencia global y la de conciencia en redes.

Además de estudiar la actividad cerebral en la experiencia consciente, esta corriente se enfoca en la relación entre la conciencia humana y el mundo físico. ¿Cómo podemos conocer el mundo a través de la experiencia consciente? La neurofilosofía se interesa por el estudio de la percepción, la atención y la memoria, que son procesos cognitivos fundamentales asociados a dicha experiencia.

La percepción nos permite obtener información sensorial del mundo físico, la atención nos enfoca en aspectos específicos de esta información y la memoria nos deja almacenar y recordar esta información para su uso posterior. En sí, este campo interdisciplinario busca entender cómo estos procesos cognitivos se relacionan con la actividad cerebral y su influencia en nuestra experiencia consciente del mundo.

Ética y moralidad

En este caso, la pregunta que se hacen los neurofilósofos es: «¿Cómo surgen los valores éticos y morales?». La manera de llevar a cabo tal investigación es examinando el modo en que el cerebro procesa y toma decisiones. De esta forma, se opera sobre los estudios para tomar decisiones a nivel político y judicial. Tal parece que no son menores los aportes de la neurofilosofía, ¿verdad?

Libertad y libre albedrío

Los seres humanos nos caracterizamos por ser capaces de decidir el curso de nuestra acción y vida. Los filósofos, a lo largo de la historia, crearon teorías al respecto. No obstante, la neurofilosofía nos ayuda a comprender, siguiendo un método robusto, la naturaleza de la voluntad humana y la libertad personal. Todo ello mediante el estudio de la actividad cerebral cuando se toman decisiones.



Oxitocina y filosofía

Ya mencionamos que la filosofía reflexiona sobre la ética y la moral. Además, es enriquecida por la neurociencia, ya que estudios recientes asocian la moralidad y la libertad humana con la hormona de la felicidad, es decir, la oxitocina.

La misma Churchland evidencia en sus investigaciones que los niveles de oxitocina nos harían más morales. Esto quiere decir que tendríamos sujetos moralmente inteligentes, según los niveles de oxitocina. La razón de ello es que esta hormona es capaz de regular las actividades emocionales del ser humano.

Así, la libertad y el libre albedrío están en la capacidad individual de controlar y manipular las emociones propias; por lo que tenemos libertad en nuestro mundo emocional a través de la guía de un principio hormonal y mental.

«El hombre está condenado a ser libre; porque una vez arrojado al mundo, él es responsable de todo lo que hace».

– Jean-Paul Sartre –

Persona al final de un túnel debe tomar una decisión
Desde la filosofía de la neurociencia es posible analizar la influencia de las emociones en la toma de decisiones.

Enriquecimiento mutuo

Llegados a este punto, podemos decir que la neurofilosofía representa un puente entre la filosofía y la neurociencia, favorable para una mejor comprensión de la mente (plano psíquico) y el cerebro (plano físico).

En este sentido, cabe referirse a una sinergia, debido a que la filosofía proporciona un marco conceptual para la investigación en neurociencia. Asimismo, la neurociencia proporciona una base empírica para la especulación filosófica.

Si bien la neurofilosofía es una disciplina emergente, su potencial para arrojar luz sobre algunos problemas de la mente humana es emocionante. A medida que se avanza en la investigación, se espera que este proyecto mantenga un papel importante en la comprensión de los temas vistos en este artículo.

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