¿El coaching funciona como terapia? Son muchas las personas que se lo plantean en momentos en los que se sienten encalladas, sufriendo a nivel emocional o incapaces de clarificar sus propósitos para alcanzar la autorrealización y la felicidad. Lo primero que debemos entender es que este método es un buen recurso para favorecer el crecimiento personal.
Ahora bien, el segundo aspecto a tener en cuenta es que, si bien el coaching tiene un efecto positivo en varias áreas del desarrollo y desempeño de habilidades, no responde a una ciencia clínica y sanitaria. Cuando lidiamos con problemas emocionales, experimentamos desánimo, crisis y duelos, la psicología es el ámbito válido y específico para ello. Profundicemos un poco más en este tema.
El coaching tiene como mayor atractivo ser un modelo a corto plazo, con un asesoramiento basado en el apoyo y la búsqueda de soluciones.
¿Funciona el coaching como terapia?
El término «coaching» cobró especial relevancia entre las décadas de 1990 y el 2000. Surgió, sobre todo, en el ámbito de los negocios, como estrategia para el desarrollo de habilidades de los empleados y capacitación en liderazgo. Su éxito fue absoluto. A partir de ese momento, el método se amplió hasta posicionarse en distintos escenarios, apareciendo, más adelante, derivados como «coaching de vida».
De este modo, en una actualidad donde los problemas salud mental son un importante caballo de batalla social, es más fácil que se abra o se potencie la búsqueda y explotación de recursos alternativos a los tradicionales. El principal atractivo suele residir en que se trata más bien de una consultoría directiva. Sin embargo, ¿en realidad el coaching sirve como terapia? Analicemos más este asunto.
1. No es un modelo terapéutico o clínico, sino de entrenamiento
El coaching es una industria no regulada ni definida; aunque existan organismos internacionales que entrenen, teoricen y capaciten, siguen sin resolver muchas dudas a su alrededor. La Universidad de Stanford, bajo la dirección de Elias Aboujaoude, abordó en el 2020 esta cuestión con el fin de hacer algunas aclaraciones.
El coaching es una buena senda para activar cambios y orientar a la persona hacia objetivos, pero no para realizar intervenciones en quienes presentan cuadros clínicos. Además, Aboujaoude señala que necesitamos más investigación y menos equívoca si se quiere evidenciar su eficacia y regular el rol del coach.
Si bien psicólogos y coach buscan mejorar la vida de las personas, solo los primeros están habilitados para intervenir en aspectos relativos a la salud mental.
2. Complementa la terapia psicológica, pero no la sustituye
Universidad de Duke, en Carolina del Norte, realizó otro interesante trabajo. Si nos preguntamos si el coaching funciona como terapia, podríamos decir que en determinados contextos terapéuticos sería una ayuda, actuando como un facilitador para conseguir reforzadores.
De hecho, el «coaching integrativo», orientado a la colaboración en el área de salud, es un ámbito en estudio que tendría beneficios. La razón está en su eficacia para impulsar a la persona a la consecución de objetivos.
A pesar de que el coaching no es un modelo médico, apoya e impulsa el cambio de comportamiento y ello es positivo. Sumado a la propia terapia psicológica y a los diferentes modelos clínicos que sustenta la evidencia científica, beneficiaría al paciente. Sin embargo, por sí mismo, no es un recurso apropiado para quienes presentan diferentes condiciones mentales.
3. No hay una formación específica en salud mental
Hay personas que suelen recurrir al coaching para abordar sintomatologías depresivas y/o ansiosas. Puede, cómo no, que experimenten una mejoría, aunque sea simplemente producto del efecto placebo, que es muy poderoso; cada uno de nosotros somos entidades únicas que sintonizan más con unos abordajes concretos. Y es posible que un coach proporcione ayuda.
No obstante, las recaídas pueden ser frecuentes en estos casos. Porque detrás de una depresión o una ansiedad, quizás existan otras comorbilidades no abordadas, unos hábitos, un pasado, conductas y factores sistémicos no detectados. Un coach no es un profesional formado en salud mental, carece de una especialización, de una experiencia dilatada en el área y de una habilitación.
4. El coaching trabaja orientado a objetivos en personas sanas
Para saber si el coaching funciona como terapia, debemos aclarar en primer lugar qué es realmente «hacer terapia». Se trata de un proceso cuya finalidad es la sanación, el alivio de una serie de afecciones, síntomas o enfermedades. El coaching no tiene como propósito sanar condiciones psicológicas, sino orientar a la persona hacia el cambio y la consecución de metas.
Los psicólogos están facultados para trabajar en el sufrimiento emocional, en conductas disfuncionales y en toda la sintomatología asociada a los diferentes problemas psicológicos. Pero eso sí, cabe señalar que se puede acudir a terapia psicológica sin evidenciar nada psicopatológico y para favorecer el autoconocimiento.
Por tanto, es importante tener presente que, mientras la psicología es una «disciplina», el coaching es un «método» con un campo de aplicación limitado y concreto. No se puede aplicar para tratar fobias, traumas o ese malestar emocional que bloquea la vida.
Los coaches ayudan a las personas a identificar, perseguir y lograr sus objetivos. Su enfoque se orienta a metas y resultados. En terapia psicológica los objetivos no están claros, se van abordando a medida que avanza el proceso al detectar los problemas clínicos subyacentes y las auténticas necesidades del paciente.
5. El coaching es muy eficaz en escenarios laborales, no en ámbitos terapéuticos
El coaching es un modelo de trabajo muy útil, interesante y polifacético para el ámbito laboral. Contar con entrenadores de habilidades y competencias, para mejorar profesionalmente, respalda su valor potencial. A través de él es posible aumentar nuestra autoconfianza y la motivación a desarrollar mejores herramientas de resolución de problemas y de creatividad, además de fomentar el optimismo.
Sin embargo, un coach de vida y de competencias no puede desempeñar su labor en ámbitos terapéuticos. No tiene la formación para desarrollar intervenciones planificadas y abordar problemas de salud mental.
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¿Cómo saber si necesito un coach o un psicólogo?
A la hora de ofrecer una mejor calidad de vida al ser humano, siempre son bienvenidos nuevos enfoques y profesionales especializados. Por ello, si nos preguntamos si el coaching funciona como terapia, la respuesta, como ya vimos, es clara. Este método no tiene competencias en el campo de la salud mental, pero sirve para favorecer cambios concretos.
Como tal, su valía es interesante y beneficiosa siempre y cuando las personas sepan cuáles son sus necesidades puntuales. Partiendo de su realidad personal, podrá elegir a una figura u otra. Veamos esas diferencias.
¿En qué me ayuda un coach?
El coaching es una técnica específica orientada a objetivos; puede llevarse a cabo en grupo o de forma individual. Lo que nos aporta es lo siguiente:
- Lograr metas.
- Alcanzar el éxito.
- Potenciar fortalezas.
- Beneficiar el liderazgo
- Tomar mejores decisiones.
- Entrenar nuevas habilidades.
- Identificar obstáculos vitales.
- Mejorar la motivación y autoconfianza.
¿En qué me ayuda un psicólogo?
Debemos acudir a la terapia psicológica cuando no nos sentimos bien y percibimos que nuestra vida está limitada en algún aspecto. Por lo general, estos profesionales nos pueden ayudar en lo siguiente:
- Duelos.
- Traumas.
- Adicciones.
- Miedos y fobias.
- Crisis personales.
- Ansiedad y estrés.
- Sufrimiento emocional.
- Pérdida de la esperanza.
- Problemas en el trabajo.
- Inseguridad, baja autoestima.
- Cambios de comportamiento.
- Ideación suicida, autolesiones.
- Problemas con la alimentación.
- Pensamientos e ideas obsesivas.
- Dificultades en nuestras relaciones.
- Inconvenientes para enfrentar los problemas.
- Deseo de autoconocimiento, clarificación de propósitos.
La necesidad de una regulación de funciones
En vista de que el coaching lleva décadas entre nosotros y tiene consigo una gran industria detrás, es momento de regular dicha labor por el beneficio de todos. Contar con una autorización y unos estándares de capacitación sería algo idóneo.
Desde la psicología no infravaloramos la labor de este método, es más, muchos psicólogos buscan también habilitarse en dicho enfoque. Solo necesitamos que se lleve a cabo una adecuada legislación, para evitar intrusismos y garantizar la mejor atención para cada persona.
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