La provincia de Shanxi, en el centro de China, se ha convertido en escenario de un hallazgo arqueológico sorprendente: una tumba de la dinastía Jin de 800 años de antigüedad con unas características realmente peculiares. Según el Instituto Provincial de Arqueología de Shanxi, la tumba fue descubierta en 2019 durante unas obras para mejorar el sistema de desagües de la zona, pero ha sido ahora, después de una primera campaña de investigación, cuando se ha hecho público el descubrimiento a través de la publicación de un informe difundido por la Academia China de Ciencias Sociales.
La tumba, que se encuentra en la aldea de Dongfengshan –en el condado de Yuanqu, a unos 545 kilómetros al suroeste de Pekín–, es una magnífica estructura de ladrillo ornamentada, construida enteramente de ladrillo sin pintar, y realizada de tal forma que sus creadores buscaban imitar la madera. Un pasadizo escalonado conduce a la cámara funeraria principal a través de un estrecho corredor, que estaba sellado en la entrada.
La cámara principal tiene forma cuadrada, con unos dos metros de lado y con una altura que alcanza los 3,5 metros. La techumbre tiene forma octogonal y está construida mediante trece capas inclinadas de ladrillo apilado. Además, todos los muros de la estructura están adornadas con tallas muy elaboradas, y la cubierta de la tumba está curvada hacia dentro y en su parte central cuenta con una vistosa claraboya abierta.
Tal y como han explicado los arqueólogos chinos en una nota de prensa recogida por los medios del país, el aspecto más destacado de la tumba –más allá de su antigüedad– es precisamente su singular decoración, que cubre gran parte de la estancia. En las paredes de la zona sur –la más próxima a la entrada–, pueden contemplarse motivos ornamentales que buscaban imitar ventanas enrejadas. En los lados este y oeste, los artistas que adornaron la tumba también crearon tallas imitando de forma extremadamente realista puertas y ventanas, en las que añadieron además motivos florales y formas geométricas.
La singular decoración de la tumba incluye representaciones de leones, anémonas marinas, flores y dos figuras de espíritus guardianes
La parte más llamativa, sin embargo, se encuentra en la pared norte, y ha sido calificada por los historiadores de «auténtica obra maestra». En ella pueden verse representados un hombre y una mujer, figuras que estarían representando a los ocupantes de la tumba, un matrimonio que aparece tras unas mesas, reposando en sendas sillas con vistosas decoraciones, sin escatimar en detalles, que incluyen llamativos ropajes, comidas y bebidas, como si los difuntos estuvieran disfrutando de un verdadero festín. El hombre aparece representado con perilla, viste una bata cerrada con cinturón y oculta sus manos en las mangas de la prenda. Por su parte, la imagen de la mujer va ataviada con un vestido cruzado y, al igual que su marido, esconde sus manos en la vestimenta. Además, en la mesa también puede verse un curioso pergamino. Por otro lado, la decoración de la tumba incluye también representaciones de leones, anémonas marinas, flores y –esto es quizá lo más interesante– dos figuras que, en opinión de los expertos, podrían estar representando espíritus guardianes.
En el excepcional enterramiento los investigadores han encontrado los restos mortales de tres personas: un niño de unos seis a ocho años de edad, y dos adultos de entre 50 y 60 años. Una de las cosas que más ha llamado la atención de los investigadores es que, a pesar de lo espectacular de la tumba, el ajuar que acompañó a los difuntos en su viaje al más allá fue sin duda bastante modesto, pues tan solo se encontraron en el interior nueve objetos, entre los que destacan jarras y cuencos de porcelana, una lámpara de porcelana y tres vasijas de barro colocadas junto a los restos humanos. Mucho más interesante, sin embargo, fue un «documento» de ladrillo inscrito con un texto que parece recoger los detalles sobre la compra del terreno donde se ha encontrado la tumba. Aunque la escritura está en mal estado, los arqueólogos han podido descifrar la inscripción pueden distinguirse las frases «Aldea Wang» y «Gongcao y Mingchang», lo que ha llevado a pensar a los historiadores que la sepultura se remonta a la época del reinado del emperador Zhangzong de la dinastía Jin, es decir, entre 1190 y 1196 d.C.
«La excavación de esta tumba ha enriquecido nuestra comprensión de la dinastía Jin en la zona sur de Shanxi. El certificado de compra de tierras tiene una fecha clara que proporciona una base precisa para la datación de otras tumbas del mismo periodo», explicaron los investigadores en declaraciones a la prensa china.
Este enterramiento es uno de las pocos que se han encontrado realizados con una técnica semejante, lo que la convierte en un hallazgo de enorme trascendencia.
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