La robótica progresa y cada vez estamos más cerca de encontrarnos con un futuro como el que imagina la ciencia ficción. No obstante, la comunidad de científicos, filósofos y otros profesionales, parece decidida a no permitir que los robots lleguen a tener derechos. ¿Pero es la decisión correcta o nos estamos exponiendo a terminar como en la película Yo, robot?
Hoy día los robots están entre nosotros. En algunos países hay entidades robóticas con aspecto humanoide en todo tipo de trabajos, así como otros que parecen menos humanos. Y aunque no son inteligentes, con el progreso de las IA se cree que esto es simplemente cuestión de tiempo. Por ello se apremia a las grandes mentes del mundo a que tengan en cuenta la importancia de no establecer derechos para los robots y así evitar algunos de los sucesos que se pueden ver en series y películas sobre esta temática.
Los robots como especie inferior
Eso es lo que se propone. Llevamos muchos años viendo cómo todo tipo de profesionales hablan de los peligros de la inteligencia artificial. Porque si la humanidad ha creado robots humanoides que pueden incluso caminar, dar abrazos o realizar tareas, como levantar grandes pesos con sus brazos, lo único que podría faltar para que pudieran ser peligrosos sería que pudieran pensar. Pero es obvio que, el lugar al que nos lleva la IA, es a que estos sistemas se introduzcan en robots y que dejen de estar disponibles simplemente con programas online como ChatGPT.
En ese momento, cuando ya podamos encontrarnos por la calle con un robot que pasea y con el cual es posible incluso mantener una conversación, es cuando se comenzarán a debatir las posibilidades de dar a esos robots ciertos derechos. Sabemos que eso ocurrirá antes o después y que habrá activistas a favor de los robots que lucharán para defenderlos y hacer «su vida» más fácil. Pero en este estudio que ha aparecido en Communications of the ACM, publicado por la Asociación de la Maquinaria de Computación, se quiere hacer pensar a quienes toman las decisiones para que no cometan un error.
La respuesta la tiene la filosofía
Lo curioso es que, para defender sus argumentos, los responsables de este estudio en contra de los derechos de los robots han recurrido a la filosofía y, en especial, al confucianismo. Dicen específicamente que no se debería dar derechos a los robots, sino que lo que debería hacer la humanidad es considerarlos como portadores de ritos. El concepto encuentra su origen en el confucianismo y, según Tae Wan Kim, el profesor que se encuentra al frente del estudio publicado, sería una mejor manera de demostrar que las personas respetan a los robots.
Para entender lo que se plantea es importante resumir un poco la base del confucianismo. Esta filosofía habla de cómo las personas se completan y alcanzan la armonía cuando colaboran y ayudan a los demás. Se fomenta una actitud social y colaboradora en vez de una egoísta. Para lograr esos objetivos de las enseñanzas de Confucio, las personas tienen que participar en ritos que las ayuden a ser mejores.
Hasta ahí es el concepto tal y como se aplica a los humanos. Dice el profesor que, para los robots, el objetivo sería hacer que los robots tuvieran una serie de objetivos marcados, unos ritos que tuvieran que cumplir desde su programación interior. Esos ritos se entenderían en un contexto real fuera de la filosofía como tareas u obligaciones que los robots tendrían que aplicar en armonía con el resto de robots y con las propias personas. Pero este tipo de comportamiento y objetivos de existencia tendrían que definirlos las personas y asegurarse de que se encuentran dentro de la lógica de lo que la sociedad quiere para los robots.
Al mismo tiempo, el estudio apunta a que sería necesaria una inteligencia artificial que estuviera especializada en aplicar actividades de trabajo en equipo, porque eso sería lo que ayudaría a que los robots estuvieran en armonía y sintonía tanto entre ellos como entre las personas. Pero, tal y como indica, tendría que ser una IA muy poderosa que tuviera una gran capacidad para imitar a los humanos. Y aunque especifica que sería en esas acciones concretas en las que tendría que imitarla, ¿qué impide que ocurra algo, el sistema se acabe saliendo de la línea prevista e imite a la humanidad en otros comportamientos?
Las dudas se acumulan, pero Tae Wan Kim y su equipo insisten en que no se debería dar derechos a los robots, porque eso acabaría convirtiéndose en un peligro para la sociedad humana tal y como la conocemos. No obstante, su opción tampoco parece precisamente segura por mucho que, dentro de un contexto laboral, tenga cierta lógica. El futuro de la IA y de los robots suena preocupante, pero habrá que esperar para ver qué ocurre finalmente.
Etimológicamente robot significa esclavo, por lo que no debe tener derechos. Aunque el problema es que, a los esclavos, se les acaba liberando tarde o temprano.
En este contexto no creo que sea un problema pues pienso que una máquina jamás podrá llegar a pensar como un humano. Aunque le llamen inteligencia artificial, no es más que programación informática avanzada. Puedes hacer un ordenador potentísimo pero pensar es otro nivel.
Obviamente si llegásemos a crear máquinas que pensasen como humanos, nos eliminarían.