En numerosos artículos he hablado y aconsejado y auspiciado, el hábito de la meditación.
He comentado como la meditación nos abre un canal de comunicación con nosotros mismos y con nuestro yo real.
Esa comunicación es la que posibilita el ejercicio del libre albedrio.
Normalmente estamos bajo la influencia de nuestro ego, de nuestra autoestima. Evaluamos, juzgamos, pensamos y actuamos en función de lo que creemos que es mejor para nosotros en pugna con los demás.
Creemos erróneamente que la felicidad y lo mejor para nosotros lo vamos a encontrar en la satisfacción de nuestros deseos.
Mientras actuamos de esa manera, nuestro libre albedrio es pequeño.
Actuamos como el gato que acecha y se lanza contra un pájaro que se encontraba a su alcance. Es una reacción instintiva. No puede elegir, no puede evitar cazar a su presa. Es gato y su mente actúa en consonancia al recipiente (cuerpo) que ocupa.
Sin embargo nosotros si podemos elegir.
Dejar que el instinto (el yo) actúe como en el caso del gato, o bien aplicar otras acciones. Pero para poder ser libres, tener esas opciones. Tenemos que independizarnos de nuestro ego. Eso falso yo que no nos representa.
Gracias a la meditación, podemos ejercer ese libre albedrio para deconstruir nuestro yo, para ganar en compasión hacia los demás seres.
Cuando hacemos eso, todo un mundo de alternativas nace.
Cuando seguimos el camino de la meditación, podemos cambiarnos a nosotros mismos, podemos aprender a controlar nuestros deseos, a cambiarlos por todo aquello que nos va beneficiar de forma definitiva.
El gato morirá y renacerá de nuevo como gato por la tremenda dificultad que encierra evolucionar una mente encerrada en unas limitaciones casi infranqueables. Una y otra y otra vez. con el sufrimiento de ser cazado, acosado por los depredadores, pasando hambre, luchando por conseguir reproducirse, padeciendo la enfermedad y la soledad.
Nuestra vida no dista mucho de la del gato. Sobre todo si nos empeñamos en seguir a nuestro ego. Y lo peor es que en las incontables vidas futuras existe la posibilidad de que no renazcamos como ser humano. Que perdamos esa oportunidad maravillosa para evolucionar de forma significativa. Para sentir esa paz interior, esa felicidad sublime.
Y ese final comienza, como todo, con el primer paso, el más importante y difícil de dar.
Os deseo a todos un feliz finde
maestroviejo
el primer paso es la meditación o entendí mal? ☺
Hola User:
Efectivamente, el primer paso es tomar la decisión de meditar todos los días, en el momento que nos venga mejor.
Practicar la meditación, 10, 15 minutos diarios.
Al principio nos costará pero luego, con la práctica será el mejor momento del día.
Un saludo