La muerte del ego es un concepto creado por el budismo y equivale a lo que se conoce en esa filosofía como «iluminación». Por tradición, se trata de un estado de unidad plena con el universo y se alcanza después de un largo entrenamiento en meditación trascendental. Sin embargo, un sector de Occidente retomó esta idea y la convirtió en una experiencia posible usando psicodélicos.
Como es sabido, muchos psicodélicos inducen una vivencia química de disociación, es decir, de separación entre el yo y el cuerpo o entre la conciencia mental y la corporal. Algunos piensan que un estado de esta naturaleza equivale a la muerte del ego, sin que importe que se acceda a ella por la vía de los psicotrópicos o que no esté enmarcada dentro de un proceso de evolución espiritual.
Más allá de cualquier consideración, vivir la experiencia de la muerte del ego, supuesta o real, a través del uso de psicodélicos, implica varios riesgos. Algunas de esas sustancias deben emplearse en una proporción considerable para que ejerzan el fin deseado. Del mismo modo, en ciertos casos podrían tener efectos a largo plazo, incluso irreversibles.
La muerte del ego puede imponer una percepción prematura. Carl Jung dijo: ‘Ten cuidado del conocimiento que no te has ganado’. La muerte del ego puede obligar a la mente a ver partes de sí misma que no está preparada para afrontar.
La muerte del ego
Para los budistas, el ego es un conjunto de condicionamientos heredados que se manifiestan principalmente a través de los deseos y los miedos. Alcanzar un estado en el que desaparezcan ambos elementos, equivale a liberarse y a crear un vínculo de unidad con todo lo existente. Sería, por así decirlo, la plena realización del ser y el estado de conciencia más puro que se puede alcanzar.
En Occidente, el ego tiene más que ver con la combinación de la idea que un individuo tiene de sí mismo o la autoimagen; el valor que se otorga a sí mismo o la autoestima y las creencias, gustos e ideología o autoidentidad. La consolidación de estos tres elementos se produce, por lo general, a los 5 años.
El DMN
La combinación de autoimagen, autoestima e identidad da lugar a la conformación de la Red de Modo Predeterminado (DMN) del cerebro. Esta equivale a los patrones de pensamiento y conducta habituales y vendría a ser lo que llamamos de forma común «ego».
Los autores de un artículo publicado en Neuroscience of Consciousness sostienen que durante la experiencia psicodélica la integración de la información se interrumpe, dando paso a la fenomenología de la muerte del ego.
Por su parte, quienes buscan esta experiencia lo que pretenden es desactivar la DMN y permitir que emerjan otras redes que, por lo habitual, están inactivas en el cerebro. Algunos se refieren a este proceso como un «recableado» o «reseteado» cerebral.
En teoría, la muerte del ego es una experiencia que ayuda a renovar los patrones de pensamiento e incrementa la apertura emocional y la empatía. Lo más importante es que permitiría vernos sin los condicionamientos habituales y, como en el caso de los budistas, vivir la unidad con el cosmos y acceder a un despertar espiritual. ¿Esto se logra con el uso de los psicodélicos? Pasemos a verlo.
El uso de los psicodélicos y la muerte del ego
Los psicodélicos son drogas alucinógenas que provocan cambios en la conciencia y en la percepción del tiempo y del espacio. Los hay de origen natural, como la mezcalina (que proviene del cactus) o preparados en laboratorio, como el LSD.
Estas sustancias se emplean desde tiempos inmemoriales y, pese a que todavía no se han desarrollado terapias específicas, existen varios estudios que avalan su uso en la atención de la salud mental, como el señalado por la revista Pharmacopsichiatry.
Usar psicodélicos y la muerte del ego parecen estar relacionados. Una investigación publicada en Frontiers in human neuroscience muestra que existe una correlación positiva entre la dosis de la droga psicodélica, la intensidad de la experiencia y la disolución del ego. Es decir, entre más alta la dosis, es más probable que muera el ego.
Por su parte, hay cientos de testimonios en los que se señala que usar psicodélicos genera la experiencia de muerte del ego. También hay un importante número de declaraciones que indican lo contrario.
Algunas personas indican que después de ingerir esas sustancias y pasar por una disociación, no logran volver a estructurarse. En otras palabras, tienen dificultades para reconocerse, incluso, físicamente.
Otras, en los muchos foros que hay en Internet sobre el tema, también reportan que sufrieron un vacío de sentido tras esta experiencia. O sea, comenzaron a creer que su vida carece de valor, ya que «es muy poco» frente a esa realidad trascendente que lograron percibir. Una persona puede sufrir un colapso mental por el uso de los psicodélicos. Una sobredosis implica riesgo de muerte.
Consideraciones finales
Los budistas llegan a la muerte del ego tras un entrenamiento arduo y profundo, acota un trabajo de Cognitive Science. Acceder a esta experiencia a través del uso de los psicodélicos, de un día para otro, no solo no es buena idea, sino que además implica peligros para la salud física y mental. El uso de cualquier droga siempre debe ser supervisado por un profesional competente.
Por lo tanto, es importante tener precaución y estar informados antes de consumir psicodélicos en busca de la muerte del ego. Además, es necesario resaltar que este tipo experiencia no garantiza un despertar espiritual.
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