Menos de un mes después de su debut, el episodio intitulado Joan Is Awful ya se ha convertido en el improbable avatar de la reciente huelga de actores y guionistas en Hollywood.
Escena del episodio Joan is Awful (S06E01) de Black Mirror.
SAG-AFTRA, el sindicato de actores de Hollywood, entró este viernes en su primera huelga desde 1980 y la primera huelga doble, sumados a los guionistas, desde 1960. Más de 160 mil actores y actrices dejarán sus puestos de trabajo hasta que las productoras ofrezcan un acuerdo más aceptable que garantice —además de un aumento de salario y mayores contribuciones— una regulación de la inteligencia artificial (IA) que amenaza sus trabajos.
Si eres seguidor de la distópica serie Black Mirror en Netflix, seguramente te sonará familiar el asunto. Y es que en su última temporada, el primer episodio vaticina en lo que podría derivar el futuro de la industria cinematográfica y el streaming.
Intitulada Joan is Awful —aquí ojo con los spoilers—, esta entrega de la antología trata sobre la historia de una mujer que, al final de cada día, se da cuenta con horror de que sus acciones en la vida cotidiana se han convertido en una serie de la plataforma Streamberry (una parodia de Netflix), donde todos sus malos rasgos y lamentables decisiones son interpretados en pantalla por Salma Hayek. Excepto que, a medida que avanza el episodio, nos enteramos de que no es Hayek en absoluto; es una imagen de la actriz generada por IA, encargada por ejecutivos poco éticos.
Y ciertamente su estreno no pudo ser más oportuno. Un punto conflictivo de la huelga de SAG-AFTRA es el potencial de que la IA pronto podría volver obsoletos a todos los artistas de series, novelas y películas.
«Los actores ven a Joan Is Awful de Black Mirror como un documental del futuro, con sus imágenes vendidas y utilizadas de la forma que los productores y estudios quieran. Queremos un camino sólido. Los estudios respondieron con “confíen en nosotros”, pero no lo hacemos», dijo un miembro del sindicato al medio especializado Deadline.
Es una línea similar a la que actualmente han tomado los sorprendentes escritores de WGA. Eventualmente, afirman, la tecnología avanzará lo suficiente como para hacer un guion generado por IA que sea indistinguible de uno creado por un humano. Estos guiones serían baratos e instantáneos y, aunque son esencialmente trabajos compuestos —creados a base de guiones existentes— inmediatamente dejarían sin empleo a toda una profesión.
Los temores de SAG-AFTRA, empero, son un poco más escalofriantes. Si un estudio tiene los recursos —sin mencionar el coraje— para crear un video falso de Tom Hanks en una película en la que no acordó participar, entonces tiene el potencial de trastornar toda la industria tal como la conocemos. Una cosa es que te roben tu trabajo, pero otra muy distinta es que usurpen por completo tu apariencia.
El problema ya se está infiltrando desde las periferias. La última película de Indiana Jones, por ejemplo, hace un uso extensivo de la tecnología de «rejuvenecimiento», creada tomando todas las imágenes disponibles de Harrison Ford hace 40 años e introduciéndolas en un algoritmo. Peter Cushing ha vuelto a la vida de forma bastante convincente para las precuelas de Star Wars, algo para lo que es poco probable que haya dado permiso a menos que los ejecutivos de Disney sean particularmente hábiles en el tablero de ouija.
Como era de esperar, los miembros del sindicato de actores quieren que se regule este tipo de cosas, solicitando que su nuevo contrato laboral incluya términos sobre cuándo se pueden usar las imágenes de IA, cómo protegerse contra el uso indebido y cuánto dinero pueden esperar por el uso de sus versiones algorítmicas.
Fuente: The Guardian. Edición: MP.
El episodio de Black Mirror que justifica la huelga de actores y guionistas en Hollywood