Estados Unidos se niega categóricamente a calificar lo sucedido en Níger como “golpe de Estado”. La portavoz del Pentágono, Sabrina Singh, dice que “ciertamente parece un intento de golpe de Estado”. Pero “nosotros [Estados Unidos] tenemos activos e intereses en la región, y nuestra principal prioridad es proteger estos intereses como así como los de nuestros aliados”.
Los medios también hacen malabares con las palabras. El Washington Post califica al golpe militar como un “derrocamiento armado ilegal” porque al recurrir a otras etiquetas el asunto se complica y “Estados Unidos debe mantener su autoridad en el continente”.
Según la legislación estadounidense, si en Níger se hubiera producido un golpe de Estado, la Casa Blanca debería hacer las maletas y acabar con la asistencia económica y militar. Pero Singh ha destacado claramente todo lo contrario: su prioridad es preservar las bases militares que tienen en el Sahel.
“Los extraordinarios esfuerzos del Departamento de Estado de Estados Unidos para evitar nombrar correctamente lo ocurrido el 26 de julio en Níger reflejan el grado de vergüenza que estos nuevos disturbios en el África subsahariana ha causado a los estrategas occidentales”, dice el Financial Times.
La Casa Blanca apuesta por una solución diplomática que el representante oficial del Pentágono, el general de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Pat Ryder, aclara: “En este momento, el número de tropas estadounidenses estacionadas en Níger sigue siendo el mismo. No ha habido ningún cambio en nuestra postura de fuerza”, dice. Sin embargo, subraya que el ejército estadounidense planifica constantemente y ahora se está “preparando para una amplia variedad de eventualidades”.
Francia no oculta su creciente frustración al acusar a la Casa Blanca de traición. “En Níger la junta militar juega a la división entre Francia y Estados Unidos”, titula Le Monde. Es obvio: el nuevo gobierno no ha obligado a todos los militares extranjeros a retirar sus tropas del país; sólo a Francia.
Como en Ucrania, Estados Unidos sólo piensa en sus propios intereses, no en los franceses. La Cedeao también le importa un bledo.
Estados Unidos no es el único país que se distancia de la posición de Francia sobre Níger. Ninguno de los aliados de Francia en este país, ya sea Alemania, Bélgica o Italia, cuestiona la retórica de los golpistas, especialmente cuando se trata de la retirada de las tropas francesas. Alemania necesita a Níger para asegurar la retirada de sus tropas de Mali, mientras que Italia está centrada en la estabilidad de la región para evitar una nueva avalancha migratoria.
Para Estados Unidos no ha habido un golpe de Estado en Níger
Níger da 48 horas al embajador francés para abandonar el país y Macron se niega
El deterioro de las relaciones entre París y Niamey avanza día a día. Francia no reconoce al nuevo gobierno y sólo quiere ver al depuesto presidente Bazum en su cargo.
Ayer la tensión entre ambas partes volvió a crecer. Los militares nigerinos concedieron un plazo de 48 horas para que el embajador francés destinado en Niamey, Sylvain Itté, que aparece en la imagen de portada, abandone el país.
Los militares dicen que Itté se negó a responder a la invitación del Ministerio de Asuntos Exteriores para una entrevista. Además, afirman que el gobierno de París está llevando a cabo acciones contrarias a los intereses de Níger. Ante esta situación, se retiró el visto bueno al embajador francés y se le invitó a abandonar Níger en un plazo de 48 horas.
Francia dice que los militares no tienen autoridad para realizar esa petición al embajador. En consecuencia, su embajador no abandonará Niamey. ¿Hasta dónde llegará el pulso? De momento está en su punto máximo.
Tchiani rechaza el regreso al gobierno de Bazum
El regreso al gobierno de Bazum es imposible, según el general Abdurahaman Tchiani, dirigente del nuevo gobierno de Níger. El oficial se lo transmitió así al enviado especial de la Cedeao, el antiguo presidente nigeriano Abdulsalami Abubakar.
La preocupación fundamental del nuevo gobierno de Niamey es la situación humanitaria, en particular el suministro de medicamentos y de electricidad. Tchiani ha expresado la urgente necesidad de reabrir las fronteras y reanudar el suministro de energía, destacando que, incluso en tiempos de guerra se permite la entrada de medicamentos en un país.
La propuesta de una transición política en un plazo de tres años surgió como una señal positiva en las negociaciones entre la Cedeao y el gobierno nigerino. Así lo reconoció Abubakar expresamente, afirmando que la propuesta es un avance significativo, especialmente en comparación con la negativa inicial de los militares a entablar negociaciones.
La Cedeao, que quiere desempeñar un papel de mediador, se encuentra en una situación delicada para resolver una crisis compleja que afecta no sólo a la política regional sino también a aspectos humanitarios y energéticos.
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