Se están gestando divisiones entre los estados miembros de la Unión Europea a medida que los líderes del bloque buscan un total de 86.000 millones de euros (93.200 millones de dólares) en financiamiento adicional, incluido apoyo financiero para Ucrania y aumentos salariales para los burócratas de Bruselas.
La solicitud del bloque multinacional de financiación adicional para llenar los vacíos del presupuesto y proporcionar asistencia a Ucrania ha sembrado discordia entre sus líderes, que están viendo cómo sus recursos disponibles internos disminuyen, mientras crece el escepticismo sobre la capacidad del régimen de Kiev para ganar, según la prensa occidental.
Los Estados miembros de la UE han pedido reducciones y un calendario de aprobación más largo, mientras que la fallida contraofensiva de Ucrania hace que los escépticos tanto en el Viejo Continente como en Estados Unidos tengan aún más dudas sobre el apoyo militar adicional.
El paquete de 86.000 millones de euros de la UE consiste en 66.000 millones de euros (71.600 millones de dólares) para el presupuesto de la unión y 20.000 (21.600 millones de dólares) en asistencia militar para Kiev (prolongada a lo largo de cuatro años).
El paquete también contiene 17.000 millones de euros en subvenciones para Kiev, mientras que alrededor de 19.000 millones de euros están destinados a cubrir los costos de intereses del endeudamiento conjunto de la UE; se han solicitado unos 2.000 millones de euros para aumentos salariales de la administración; además, se gastarían 15.000 millones de euros en cuestiones relacionadas con el aumento de la migración y la financiación para países externos; y 10.000 millones más cubrirían otros esfuerzos.
Según Alemania y los Países Bajos, es un momento complicado para Bruselas de buscar aumentar su gasto interno cuando sus estados miembros se están apretando el cinturón debido al aumento de las tasas de interés, la desaceleración económica y una inflación aún vertiginosa.
“Esencialmente, lo que está sucediendo es que la UE está pidiendo a los estados miembros un complemento para sus propios gastos incrementados, incluido el aumento de los salarios de sus propios funcionarios, como parte de un plan presupuestario total a largo plazo que también incluye ayuda a Ucrania”, dijo la doctora Roslyn Fuller, directora del grupo de expertos sin fines de lucro Solonian Democracy Institute y autora del libro Bestias y dioses: cómo la democracia cambió su significado y perdió su propósito.
“Aunque el aumento de los salarios ‘solo’ representa 2.000 millones de euros [2.200 millones de dólares] de este paquete (en comparación con los 19.000 millones de euros reportados para cubrir mayores intereses sobre los préstamos), definitivamente existe la percepción de que los funcionarios europeos son miembros privilegiados de la sociedad, por lo que aumentar sus salarios, mientras que muchos otros han visto su poder adquisitivo caer dramáticamente debido a la inflación, ciertamente no será popular, y esto se ha convertido en un punto conflictivo”, apunta.
La eurozona aún tiene que superar los obstáculos de la inflación, y algunas naciones, como Italia, sufren las agresivas subidas de tipos del Banco Central Europeo (BCE) o se enfrentan nada menos que a la desindustrialización, como Alemania, por el embargo energético de la UE impuesto a Rusia tras la operación militar especial de este último en Ucrania.
“Aunque Alemania es el principal centro económico de la UE y se ha visto especialmente afectada por la escasez de energía, también es un importante fabricante de armas y, por tanto, gastar en ayuda militar no es una mala noticia para la economía alemana. Si nos fijamos en las acciones de una empresa armamentista como Rheinmetall AG, su valor nunca ha sido tan alto como lo ha sido desde 2022”, afirmó Fuller.
Aunque Rheinmetall AG se encuentra en un lugar provechoso, muchas otras empresas alemanas sufren la incertidumbre energética. Algunas grandes empresas, incluida las compañías químicas BASF y Lanxess, cerraron instalaciones y reubicaron sus negocios, confirmando los miedos de una desindustrialización en marcha.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), Alemania es la única economía del G7 que proyecta una contracción en 2023.
Es más, la nación ya ha caído en una recesión técnica y está rezagada respecto de sus rivales occidentales en términos de crecimiento económico. Por lo tanto, como era de esperar, Berlín no tiene ningún deseo de reponer las arcas de la UE a expensas de su menguante riqueza nacional.
De ahí la oposición de Berlín al último y cuantioso paquete de medidas de Bruselas.
Mientras tanto, la inflación en la eurozona cayó al 5,3% en julio, frente al 5,5% del mes anterior, pero aún es superior al umbral del 2% del Banco Central Europeo.
“Aunque cualquier conflicto es obviamente una pérdida de recursos, hasta ahora hemos experimentado una recesión económica mucho más suave de lo que cualquiera esperaba a principios de 2022. Esto probablemente se debe a que los estados occidentales se vieron inundados de dinero y tuvieron tasas de interés ultrabajas durante la primera parte. Las tasas de ahorro también fueron muy altas durante la pandemia. Esto creó un enorme colchón financiero que permitió a las personas absorber el aumento de los costos de la energía y la inflación mucho mejor de lo esperado”, comentó Fuller.
Aún así, aunque el invierno relativamente cálido de 2022 ayudó a Europa a capear sus propias sanciones energéticas contra Rusia, no está claro qué le depara el futuro al Viejo Continente durante el siguiente invierno.
El analista geopolítico y financiero Tom Luongo sugirió en su entrevista de julio con Sputnik que el colchón financiero de Europa podría colapsar muy rápidamente.
Según él, existe una mayor probabilidad de que la próxima recesión mundial, si se produce, provenga de Europa debido a una ola de materias primas, lo que provocará una nueva tendencia a la inflación y colapso bancario. El primer presagio de los problemas inminentes fue la caída del banco Credit Suisse de Suiza en marzo de 2023.
Si bien el futuro del bloque económico europeo sigue siendo sombrío, una cosa está clara: la UE no espera una victoria del régimen de Kiev en el corto plazo y necesita prolongar su agonía tanto como sea posible.
“Dado que la UE está asegurando la financiación para cuatro años, claramente no están planeando una victoria a corto plazo, y la gente eventualmente se cansa de los conflictos prolongados”, enfatizó Fuller.