En su deseo de oficializar el catalán, el euskera y el gallego en la UE, España se ha encontrado un obstáculo: Eslovaquia

Incluir el catalán, el euskera y el gallego como lenguas oficiales en la Unión Europea ha sido una difícil misión en la que España ha participado en varias ocasiones. Ahora, el Gobierno ha solicitado al organismo comunitario, otra vez, que esto sea posible. Una demanda que ha suscitado ciertas críticas del grupo debido al laberíntico trámite administrativo que necesita, la negativa de otros países que también tienen otras pugnas internas con sus idiomas regionales y el fracaso de otra petición similar (y fallida) realizada por España hace 20 años.

De momento España ya ha encontrado varios escollos para conseguirlo. El primero se llama Eslovaquia.

La petición. Gracias a un pacto del Gobierno con Junts y ERC, este viejo reclamo del nacionalismo vuelve a la palestra: que el catalán, el euskera y el gallego se conviertan en lenguas oficiales y de trabajo en el ámbito comunitario. Una medida que, de aplicarse, les otorgaría el mismo estatus en el continente a estos idiomas que al castellano y resto de lenguas de los Estados miembros.

Para hacerlo realidad, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, mandó una carta al Consejo Europeo para que se lleve a cabo una modificación del reglamento del régimen lingüístico en la UE y que este asunto se discuta en la próxima reunión el 19 de septiembre en Bruselas. Aunque no será fácil. Primero, porque la reforma del reglamento precisa de la unanimidad de los 27 Estados miembros. Y segundo, porque algunos de los países de la UE ya se han mostrado críticos en resucitar sus propios conflictos nacionalistas y lingüísticos.

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La oposición de Eslovaquia. De momento, España ya ha encontrado su primer obstáculo para conseguirlo. Eslovaquia será el primer país en vetar que el catalán, el gallego y el euskera se conviertan en idiomas oficiales de la UE, tal y como señala esta exclusiva del diario El Españolquienes han hablado con fuentes oficiales.

El país del este de Europa se opone a que el Gobierno de Pedro Sánchez oficialice esas lenguas sin haberlo hecho antes en toda España. Y critican que el PSOE y Junts, el partido de Carles Puigdemont, estén planeando llevar a cabo esta medida en plena negociación de investidura sin haber cumplido los requisitos previos para ello.

Los argumentos de Bratislava. Con el «no» por parte de los eslovacos, se rompería la unanimidad necesaria. Bratislava indica varios argumentos que justifican su respuesta. Por un lado, señalan (basándose en el Reglamento 1 de 1958 adoptado por el Consejo) que cada Estado miembro puede contar con una o dos lenguas oficiales en el seno de la UE. España, en cambio, pretende que sean cuatro, lo que les parece excesivo.

Por otro lado, recuerdan que, según las normas del Consejo de Europa y de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, «las cuestiones de posición y uso de lenguas minoritarias o regionales deben ser resueltas por los propios estados en atención a su propio orden constitucional y a las leyes internacionales».
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Qué dice la ley. Tal y como esgrime Eslovaquia y se estipula en la norma europea, dichos idiomas deberían ser «oficiales en todo el territorio del Estado miembro y ser las lenguas que utilizan las instituciones centrales en su día a día». Y España tampoco cumple este requisito. De hecho, la Constitución española establece en su artículo 3, que el castellano es el idioma oficial de todo el Estado. Y que «las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas comunidades autónomas, de acuerdo con sus Estatutos». Esto implica que el catalán, gallego y euskera son cooficiales en sus territorios, pero no en el resto del Estado. Es decir, España no tiene más que una lengua oficial a nivel estatal.

Para que así fuera, el Gobierno de España tendría que convertir estas lenguas en oficiales en toda España, al mismo nivel que el español/castellano. Y eso sólo es posible reformando la Constitución, un arduo proceso que difícilmente encontraría los apoyos políticos necesarios.

No es la primera vez que España lo intenta. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero pidió en 2004 que se reconocieran como oficiales el catalán, el euskera, el gallego y el valenciano. El resto de países establecieron que para hacerlo habría que aprobar una enmienda al artículo 55 del Tratado de la Unión Europea, el que establece las lenguas oficiales. Ante tantos obstáculos, se canceló el trámite y se admitió únicamente el uso de estas lenguas cooficiales en las instituciones comunitarias, pero no se aceptó como oficiales.

Ahora hay 24 idiomas oficiales en Europa. Cuando un país ingresa a la Unión, el idioma oficial del país pasa a serlo también de la UE. En 1958, cuando se constituyó la Comunidad Económica Europea, se oficializó el l alemán, el francés, el italiano y el neerlandés. El inglés no lo fue hasta que en 1973 el Reino Unido ingresó en la UE. Y lo mismo para el español y el portugués, que no se oficializaron hasta 1986. El último en conseguirlo ha sido Croacia en 2013 tras su ingreso al bloque.

Ahora mismo la UE tiene 24 lenguas oficiales, establecidas en el artículo 55.1 del Tratado de la UE (TUE) : alemán, búlgaro, checo, croata, danés, eslovaco, esloveno, español, estonio, finés, francés, griego, húngaro, inglés, irlandés, italiano, letón, lituano, maltés, neerlandés, polaco, portugués, rumano y sueco.

Imagen: Pixabay

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