¿Existe el alma? Reencantar el mundo con una vieja idea
Por Steve TaylorLa idea del «alma» sobrevive en nuestra lengua y cultura. Hablamos de las almas gemelas, de los buscadores del alma y de los que tienen un «alma buena». En estos contextos, «alma» se refiere a la esencia de una persona, un aspecto profundo de nuestra identidad debajo de nuestra personalidad superficial.
La palabra alma se deriva del alto alemán antiguo seula, que fue una traducción de los primeros misioneros cristianos de la palabra griega psyche. Los antiguos griegos creían que la psique era la fuente de la vida y la consciencia. Era distinta del cuerpo y se pensaba que era inmortal.
La mayoría de las religiones a lo largo de la historia han tenido una visión similar, que el alma es de una naturaleza diferente al cuerpo, habitándolo como un genio en una botella. Hasta el siglo XIX, casi todas las culturas de la historia humana daban por sentado que la esencia de la identidad humana no era física y que sobreviviría a la muerte del cuerpo.
Muchas religiones conciben la vida después de la muerte como un paraíso donde el alma alcanza la plenitud y la felicidad que se nos escapa durante nuestra vida física. Esto puede explicar en parte por qué se desarrolló el concepto de alma, o al menos se hizo frecuente.
El fisicalismo, una cosmovisión moderna
Desde una perspectiva moderna, estas nociones del alma o de una vida futura pueden parecer ingenuas. Seguramente ahora sabemos que no existe tal cosa como el alma o el espíritu, que los seres humanos son meras máquinas de carne, y que la identidad humana o la consciencia es solo producida por la actividad neurológica. Por supuesto, esto también significa que no puede haber una vida futura, ya que la consciencia humana no puede sobrevivir al cerebro que la produce.
Filosóficamente hablando, esta cosmovisión moderna se conoce como materialismo o fisicalismo ― la creencia de que el universo es fundamentalmente físico, que consiste en partículas materiales y fuerzas físicas. (1)
Según el fisicalismo, aunque pueda parecer que tenemos algunas experiencias no físicas, como pensamientos y sentimientos, estas pueden explicarse en términos físicos. Los pensamientos pueden ser simplemente el resultado de señales eléctricas producidas por neurotransmisores. Sentimientos como la esperanza, el amor y la tristeza pueden deberse simplemente a la actividad neurológica. (2)
El problema de la consciencia
Sin embargo, incluso si algunos conceptos premodernos del alma fueran ingenuos, también existen serios problemas con el fisicalismo. El fisicalismo no puede explicar completamente la experiencia humana, o explicar el mundo en que vivimos. (3)
Por ejemplo, a pesar de décadas de investigación rigurosa, nadie tiene una noción clara de qué procesos cerebrales podrían estar involucrados en la consciencia. También hay muchos desajustes extraños entre la actividad cerebral y la experiencia consciente, incluidos los casos de actividad cerebral mínima, como cuando las personas están en coma, donde la consciencia no solo continúa, sino que a veces se vuelve más intensa de lo normal.
Otra anomalía es el fenómeno de «lucidez terminal», cuando las personas moribundas que padecen trastornos psiquiátricos o neurológicos severos ―quizás debido a una demencia, un derrame cerebral o una meningitis― de repente parecen recuperar la consciencia plena, volverse lúcidas y alertas.
Una de las anomalías más llamativas son las experiencias cercanas a la muerte, cuando las personas sin signos de actividad neurológica o fisiológica informan más tarde de poderosas experiencias conscientes, incluso afirmando recordar eventos que han escuchado o visto mientras aparentemente estaban inconscientes.
Ha habido numerosos intentos de explicar estas experiencias. Una posible idea es que en estos estados puede haber un nivel extremadamente bajo de actividad neurológica continua, que no se detecta. Sin embargo, esto aún dejaría el problema de cómo la actividad cerebral extremadamente mínima podría generar experiencias que son más intensas que la consciencia normal.
Al darse cuenta de la dificultad de explicar la consciencia en términos físicos, cada vez más científicos y filósofos están considerando enfoques alternativos. Un punto de vista que se ha vuelto más atractivo para algunos filósofos (como Susan Blackmore y Keith Frankish) es que la consciencia puede no existir en realidad, sino que es simplemente una ilusión cognitiva.
Sin embargo, tales experiencias anómalas apuntan a otra posibilidad: que la conciencia no se puede explicar en términos físicos porque es esencialmente no física. Podría no ser totalmente dependiente o producida por el cerebro, sino que podría derivarse de una fuente no física.
Otra visión del mundo
Tal vez necesitemos reintroducir el concepto del alma, de una manera más matizada. Deberíamos estar abiertos a la posibilidad de que el mundo contenga elementos no físicos e incluso sea fundamentalmente no físico. Puede ser que la consciencia sea una cualidad universal y fundamental. No solo existe en los humanos u otros seres vivos, está en todas partes y en todo. Mi variante de este enfoque, como describo en mi libro Spiritual Science, se llama «panespiritismo». (4)
Puede ser que el cerebro humano en realidad no produzca la consciencia, sino que la transmite. Al igual que una radio, el cerebro puede «captar» la consciencia fundamental del espacio que nos rodea y transmitirla a nosotros, de modo que nos volvamos conscientes individualmente.
Esto podría ayudar a explicar por qué podemos sentir los sentimientos de los demás a través de la empatía ― porque compartimos la misma consciencia fundamental. También podría explicar por qué la consciencia no puede vincularse con precisión a la actividad neurológica ― porque la consciencia pasa a través del cerebro (en lugar de salir de él), del espacio que nos rodea y, en última instancia, del universo mismo.
En esta interpretación, el alma (o consciencia) no es independiente del cuerpo. Interactúa con el cerebro y el cuerpo, para producir nuestra actividad mental e identidad individual.
Según este punto de vista, el alma no es simplemente un fenómeno humano, como creen algunos cristianos. Si la conciencia es fundamental, entonces, en efecto, todo el universo tiene un alma. Y todas las cosas dentro del universo, tanto vivas como no vivas, tienen alma. Cada alma individual deriva y es siempre parte del alma del universo; así como una corriente de agua es siempre parte de la fuente de la que brota.
- stanford.edu/entries/physicalism/
- engineering.mit.edu
- med.virginia.edu
- Taylor, S. (2018). Spiritual Science. Watkins. (Por una ciencia espiritual)