¿Cómo es el aire que respira en casa? Si vives en una ciudad, el aire que entra por tu ventana cuando ventila las habitaciones está cargado de todo lo que contamina la atmósfera a tu alrededor: polen, partículas en suspensión, óxidos de nitrógeno y azufre y monóxido de carbono. Además, a eso tienes que sumar otros posibles contaminantes que proceden del interior de tu casa, como células de piel muerta, ácaros, moho, bacterias y virus, además de sustancias químicas potencialmente nocivas como las que contienen algunos ambientadores. Si además alguien fuma en casa, la calidad del aire empeora vertiginosamente. Esto puede afectar a la respiración y, con el tiempo, provocar efectos no deseados sobre la salud. También puede empeorar afecciones existentes como el asma.
Seguramente habrás visto purificadores de aire, que prometen filtrar el aire del interior de tu casa de estas partículas y sustancias. Sin embargo, en el mercado también se encuentran ionizadores de aire, más baratos que los purificadores, y que también prometen eliminar polvo, alérgenos y olores. Para terminar de complicar las cosas, algunos purificadores de aire también incluyen un ionizador, además del filtro.
Los ionizadores son aparatos que eliminan determinadas partículas del aire produciendo iones negativos, es decir, moléculas cargadas eléctricamente. El propósito de un ionizador de aire no es actuar como un filtro, sino hacer que las partículas se carguen de electricidad.
Un ionizador utiliza electricidad para producir iones negativos (moléculas que han ganado un electrón). Los iones negativos se unen a las partículas de polvo oa las que forman el humo del tabaco, y hacen que queden cargadas de electricidad estática. De este modo se atraen unas a otras y caen al suelo, o se ven atraídos por las paredes, el techo, las cortinas, las alfombras o los muebles, y por tanto las retiran del aire.
Hay diferentes tipos de ionizadores de aire, aunque los más comunes son los que utilizan descarga de corona. En estos dispositivos se aplica un alto voltaje a una serie de alambres finos que ionizan el aire que los rodea. Los iones del aire son atraídos a las superficies cercanas, donde se adhieren a las partículas que hay en suspensión en el aire.
Una vez que las partículas se depositan sobre algo, es necesario limpiarlas para deshacerse de ellas, pasando el aspirador o lavando las paredes con frecuencia. Los ionizadores suelen acumular bastante polvo generado por estas partículas cargadas, y algunos incorporan un receptáculo metálico donde se acumulan para limpiarlas con más comodidad.
Una de las principales ventajas de los ionizadores es que, igual que los iones se adhieren al polen o las partículas de polvo, también lo hacen a los virus y bacterias que hay en el aire, y que quedan atrapadas en superficies, con lo que no las respiramos. En un experimento con animales se ha comprobado que los ionizadores de aire pueden contribuir a la prevención de la transmisión del Covid-19 y del virus de la gripe por este mecanismo. La utilidad de los ionizadores en este sentido se ha corroborado en una revisión de distintos métodos para evitar el contagio de Covid-19. Por otro lado, al contrario que los purificadores de aire, los ionizadores son totalmente silenciosos, ya que no incorporan un ventilador.
Aunque los ionizadores tienen sus ventajas, hay algunas aplicaciones en las que fallan, por lo que en ocasiones es mejor usarlos en combinación con otras formas de purificar el aire. Los ionizadores no son demasiado buenos retirando esporas y moho tóxico del aire, para que funcionen mejor los filtros y la ventilación. Aunque son efectivos con las partículas más pequeñas, las más grandes, como el polen o la caspa de las mascotas, se escapan a los efectos, por lo que en general no son suficientes para prevenir el asma o las alergias. Los ionizadores, además, no destruyen ciertos olores ni pueden retirar los gases, incluidos los compuestos orgánicos volátiles (COV), como los que emiten pinturas, adhesivos y disolventes.
Muchos ionizadores pueden producir ozono, que es una forma de oxígeno, lo que tiene a la vez ventajas y desventajas. Los ionizadores separan las moléculas de oxígeno O2 en átomos de oxigeno individuales, que tienen carga negativa. Estos se unen a moléculas de O2 formando O3, ozono. El ozono es inestable y se transforma por sí solo en oxígeno en la forma O2, pero en este proceso el oxígeno atómico reacciona con bacterias, virus y otras moléculas que causan malos olores, destruyéndolos.
El ozono se utiliza en la prevención del deterioro de alimentos, fármacos, cosméticos y otros productos sanitarios como desinfectantes. También puede eliminar olores en interiores y exteriores, descomponer sustancias nocivas, tratar aguas residuales y blanquear. Sin embargo, estos son procesos industriales. La cantidad de ozono necesaria para eliminar bacterias y virus es superior al nivel medio de tolerancia del cuerpo humano. En exceso el ozono puede producir irritación y molestias de las vías respiratorias.
Los ionizadores proporcionan beneficios evidentes para la salud por el hecho de eliminar partículas y microorganismos nocivos, y por tanto aliviar problemas respiratorios. Además, se están investigando desde hace años los efectos en la salud y la calidad del sueño de respirar iones negativos. Aunque los resultados son prometedores, los estudios aún son pequeños y poco concluyentes.
Las investigaciones sobre el impacto directo de los ionizadores de aire en la calidad del sueño también son limitadas. Un estudio publicado en el Journal of Clinical Psychiatry investigó los efectos de la ionización negativa del aire de alta densidad en pacientes con trastorno afectivo estacional, combinado con exposición a la luz.
La intención de los investigadores era simular las condiciones que se dan en el entorno natural. Los rayos ultravioleta del sol están ionizando constantemente los componentes del aire que respiramos en la naturaleza, así como el agua que corre en ríos y cascadas o en las orillas del mar, y el crecimiento de las plantas. Se supone que los ionizadores para interiores pueden reproducir en parte de este entorno. El estudio concluyó que la ionización negativa del aire junto con la exposición a la luz podía llegar a tener efectos antidepresivos similares a la medicación.
Una revisión de 2013 encontró que la ionización no tenía ningún impacto en la salud mental general de las personas sanas, pero sí encontró un efecto notable en las personas con depresión. Más recientemente, en 2018, otra revisión examinó más de 100 años de estudios sobre los iones negativos, y encontraron efectos beneficiosos para regular los patrones de sueño, mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés, mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico y aumentar el metabolismo de carbohidratos y grasas. Sin embargo, no se encontraron pruebas de que los iones negativos pudieran modificar los niveles de serotonina o la presión arterial.
Como ocurre con otras intervenciones en nuestro entorno, es poco probable que ionizar el aire sea de gran ayuda cuando nuestro sueño y nuestro estado de ánimo está afectado por el estrés, el alcohol, el tabaco, el café o una dieta desequilibrada. Tiene sentido enfoque primero en estos grandes determinantes de la salud. Por otro lado, los ionizadores son una solución económica para retirar partículas contaminantes de interiores y respirar algo mejor, y es muy improbable que causen problemas, especialmente los aparatos que cumplen con las certificaciones europeas correspondientes.
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