Israel: Los malditos periodistas de los medios de comunicación internacionales./El temor a una segunda Nakba en Gaza

La maldición que están extendiendo los medios de comunicación a nivel internacional, incluidos los españoles, tendrán la respuesta del Cielo más pronto que tarde.

José I. Rodríguez

En el mundo en general y en Occidente en particular una mayoría de personas no son religiosos ni les preocupa la religión, sea la que sea, pero cuando ven las atrocidades que Hamás ha perpetrado contra inocentes ciudadanos en Israel les tienen que temblar las piernas, rasgárseles el corazón y mirar al Cielo rezando para que algo así no les pase a ellos.

Las personas normales en el sentido de tener compasión y empatía con las víctimas que han sufrido la mayor crueldad por parte de Hamás no pueden cerrar los ojos a la realidad. Las buenas gentes que habitan este mundo no pueden seguir con sus normales vidas como si esto no fuera con ellos entiéndase el mayor genocidio contra inocentes niños, mujeres, ancianos, enfermos y hombres en Israel.

Todo parece indicar que los periodistas en términos generales no son ese tipo de humanos que sienten compasión por las víctimas sino más bien justifican a los asesinos de Hamás con los consabidos retorcidos vocabularios para hacer ver a los buenos como malos y a los malos como buenos. Si, compañeros el mundo está formado por buenos y malos. Solo hay dos tipos de seres humanos los llamados hijos de la luz y los hijos de las tinieblas. Los periodistas otra vez en términos generales, con alguna honrosa excepción, son hijos de las tinieblas que con sus verborreas editoriales contaminan de odio antisemita a medio mundo y parte del otro.

En el caso que más cerca tenemos de periodistas españoles la equidistancia con la compasión y la verdad es absolutamente insoportable, denunciable y contaminante. La incitación al odio que los periodistas españoles vierten en sus libelos de muerte contra los judíos e Israel está fuera de toda lógica humana ¿Acaso los periodistas no son humanos? Todos aquellos que justifican la masacre de Hamás contra los judíos no pueden ser considerados humanos sino transgéneros de la humanidad.

No hay diferencia entre los asesinos y los periodistas que, en alguna forma, por muy sutil que sea, ponen delante de sus sibilinas palabras el “pero” a la intervención de Israel en la Gaza de Hamás para en primer lugar rescatar a los que han sido raptados que siguen en las manos de asesinos inhumanos, salvajes pedófilos, violadores en serie y torturadores mercenarios de Irán. No, no hay diferencia alguna entre los terroristas de Hamás y los terroristas de los periodistas que lanzan las peligrosas proclamas contra Israel, los judíos, los cristianos y Occidente en general.

Que terrorífico, doloroso, cruel es ver y oír a los periodistas en los medios de comunicación españoles, otra vez con honrosas excepciones, acusar a Israel diciendo que el ataque de Hamás en alguna forma está justificado por el bloqueo de Israel a Gaza. No son palabras mías, pero las asumo de principio a fin: Gaza es una cárcel y Hamás es su carcelero.

Las torturas que Hamás también perpetra contra los gazatíes que no están a su favor son silenciadas por esos medios y periodistas internacionales que colaboran, con su ocultamiento mediático, a que Hamás siga torturando a todos aquellos que se oponen a su dictadura yihadista. En estos días vemos como Hamás bombardea a la población civil de Gaza que huye por la carretera que el Ejercito de Defensa de Israel les pide que salgan sin temor a ser alcanzados.

El Mundo, otro periódico supuestamente conservador, publica que miles de familias abandonan la franja de Gaza acatando el ultimátum de Israel. No es así. Hamás solo deja salir a sus familiares. Los que no obedecen a Hamás son ejecutados. Lo hemos dicho reiteradamente Hamás usa a los gazatíes como escudos humanos y los que logran huir por la mencionada carretera les pone bombas para luego acusa a Israel de ser el culpable ¿A quién vas a creer a los asesinos de Hamás y a los periodistas que los justifican o al ejército más moral y ético del mundo por mucho que te pese? Tú mismo. Los que bendicen a Israel el Cielo los bendice, pero los que maldicen a Israel el Cielo los define como malditos periodistas entre otros maldicientes. Hazlo saber.

Los malditos periodistas de los medios de comunicación internacionales

El temor a una segunda Nakba en Gaza

El temor a una segunda Nakba en Gaza

Los atroces crímenes de Hamás del sábado 7 de octubre con 1.300 muertos y 200 secuestrados israelíes no justifican la masacre israelí en Gaza y, sin embargo, esta prosigue mientras escribe estas líneas, con 2.800 muertos y más de 9.000 heridos, hospitales sin material esencial y morgues colapsadas. También en Cisjordania hay ya 56 muertos palestinos y mil doscientos heridos desde entonces, sin apenas atención mediática, como tampoco la tuvieron los más de doscientos asesinatos de palestinos en Cisjordania desde enero hasta octubre.

El castigo colectivo a la población gazatí y la orden de Israel a más de un millón de palestinos de Gaza exigiendo su «evacuación» hacia el sur de la Franja violan la ley internacional humanitaria y constituyen un nuevo ejemplo de desplazamiento forzado.

Las advertencias se multiplican por parte de algunos representantes de Naciones Unidas y de organizaciones de derechos humanos. En la memoria de quienes conocen bien este mal llamado conflicto están presentes capítulos del pasado en los que Israel empujó a millas o incluso a cientos de millas de palestinos fuera de sus hogares y de sus tierras, condenándolos desde entonces a vivir como refugiados, sin posibilidad de regreso.

La primera de esas expulsiones se produjo ya antes de la creación del Estado de Israel que iba a constituirse tras el Holocausto. Una parte importante de la población judía que tuvo que huir de sus países para salvar su vida elegida Palestina como destino, a través de varias oleadas migratorias cuando el territorio estaba aún bajo mandato británico.

En noviembre de 1947 Naciones Unidas aprobó el plan de partición de Palestina por el cual asignaba el 54% del territorio al futuro Estado judío, con Jerusalén como enclave internacional. En aquel momento vivían en Palestina 1.300.000 palestinos y 600.000 judíos.

Poco después de esa aprobación, las fuerzas armadas judías impulsaron el Plan Dalet. En el marco del mismo, en abril de 1948 se desarrolló una operación destinada a controlar pueblos palestinos situados en el entorno de la vía que unía Jerusalén con Tel Aviv, y que en el plan de partición de Naciones Unidas había quedado fuera del futuro Estado judío. . Uno de los pueblos situados en esa área era Deir Yassin, con ochocientos habitantes aproximadamente. Allí las organizaciones armadas judías Irgun y Lehi asesinaron a unos doscientos cincuenta palestinos, en su mayoría mujeres, niños y ancianos.

También en el marco del Plan Dalet las fuerzas judías de élite de la Haganá atacaron con morteros ciudades importantes, como las costeras Jaffa y Haifa, provocando la huida de gran parte de la población. Los milicianos hebreos también tomaron la mayoría de los barrios del oeste de Jerusalén, que se vaciaron casi por completo de la población palestina en esa mitad de la Ciudad Santa.

Tras ello, llegó la declaración de independencia del Estado israelí, el 14 de mayo de 1948. Los países árabes vecinos, que temían la apropiación de más tierras por parte del recién creado Estado judío y decían simpatizar con la causa palestina -priorizaban sus propios intereses -, declararon la guerra a Israel. Los ejércitos de Egipto, Siria, Líbano, Transjordania (la actual Jordania), Irak y Arabia Saudita, junto a las milicias palestinas, se enfrentaron a los soldados de la Haganá, que dos semanas después pasaría a llamarse Ejército israelí, en el que se integraron los grupos Irgun y Lehi, ambos autores de varios atentados contra diplomáticos y población civil en meses y años anteriores.

De los métodos “terroristas” del Irgún y del carácter «cercano a los partidos fascistas y nazis» de su líder Menachem Beguin −que después sería primer ministro de Israel− alertaron en 1948 varias personalidades judías, como Albert Einstein o Hannah Arendt, en una carta enviada a The New York Times.

En el transcurso de la guerra, Jordania se hizo con el control de parte del este de Palestina −la llamada Cisjordania− y Egipto detuvo el avance de los soldados israelíes en Gaza. El Ejército israelí, por su parte, conquistó un 24% más de territorio y destruyó 418 localidades palestinas, sobre todas las situadas en el corredor que une Jerusalén con Tel Aviv.

El historiador israelí Benny Morris escribió en su libro The Arab-Israeli War: “Con la suficiente perspectiva resulta evidente que lo que se produjo en Palestina en 1948 fue una suerte de limpieza étnica perpetrada por los judíos en las zonas árabes”.Durante la ocupación de Lydda y de la localidad de Ramla, en julio de 1948, al menos cincuenta mil palestinos fueron expulsados ​​de sus hogares. Decenas de ellos murieron en su desplazamiento bajo el calor del verano, sin apenas agua y alimentos.

Las acciones del Ejército israelí antes y durante la guerra provocaron la huida de cincuenta mil palestinos, que abandonaron sus casas con las llaves en el bolsillo pensando que podrían regresar cuando todo se calmara. Naciones Unidas aprobaron la resolución 194, que establecía el derecho de los refugiados a regresar a sus hogares o a recibir indemnizaciones, incumplida hasta hoy.

El éxodo condujo a 100.000 palestinos al Líbano, 70.000 a Jordania, 75.000 a Siria, 5.000 a Irak, otros 190.000 se instalaron en campamentos en Gaza y 280.000 en Cisjordania. En los mismos espacios sobre los que se levantaron aquellas tiendas de campaña se construirían después casas de cemento. Son los campos de refugiados palestinos, donde habitan quienes tuvieron que huir y sus descendientes: sin patria, sin plenos derechos, sin posibilidad de vivir en la tierra en la que nacieron ellos o sus padres, ni de recuperar las propiedades arrebatadas. En Gaza hoy en día el setenta por ciento de la población está refugiada, descendiente de los desplazados del 48.

Ese éxodo forzado es denominado Nakba por los palestinos −’el desastre’− ya él se refería hace unos días el diputado israelí del Likud, Ariel Kallner, cuando hizo un llamamiento a una segunda Nakba para los palestinos de Gaza.

Tras la guerra del 48, Israel pasó de tener el 54% concedido por la ONU antes de la contienda a hacerse con un 78% del territorio. Cisjordania y Jerusalén Este fueron integradas dentro de las fronteras de Jordania y Gaza quedó bajo control provisional de Egipto.

La aprobación de la Ley de Bienes Ausentes gestionada desde 1950 el traspaso a judíos israelíes de viviendas palestinas en el nuevo territorio israelí. Se impulsó también la Ley del Retorno, que establece el derecho de todos los judíos del mundo, de quienes sean hijos o nietos de judíos y de quienes se convertirán al judaísmo en emigrantes a Israel y recibirán la ciudadanía. No incluye a los judíos convertidos a otra religión. La polémica reside en que Israel niega el permiso a regresar a su hogar a los palestinos allí nacidos y de allí expulsados, ya sus descendientes. Pero un europeo o un indio −por poner dos ejemplos al azar− que se convertirán al judaísmo sí tienen ese derecho.

Otra ley controvertida es la que impide a palestinos de Cisjordania y Gaza menores de 35 años ya las palestinas de Cisjordania o Gaza menores de 25 residir en Israel aunque se casen con alguien israelí. Sin embargo, si una persona de cualquier otra nacionalidad contrae matrimonio con un ciudadano israelí, sí tiene derecho tanto a la residencia como a la ciudadanía.

En 1967 se produjo otro desplazamiento forzado, en el marco de la guerra de los Seis Días, en la que Israel invadió y ocupó ilegalmente Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este −provocando la huida de otros 250.000 palestinos− así como de los Altos del Golán sirios. y el Sinaí egipcio, en lo que se conoce como la Naksa (el retroceso). Naciones Unidas exigió a Israel su retirada de esos territorios a través de la resolución 242 que, salvo en el caso del Sinaí, Tel Aviv sigue sin cumplir a día de hoy.

Desde 1967 hasta hoy, los mecanismos de control contra la población palestina se han ido sofisticando. La ocupación israelí en Cisjordania se ha extendido y multiplicado, lo que impide la creación de un Estado palestino, como se explica en este artículo. A ello se suma el bloqueo que Israel mantiene sobre Gaza desde 2007, señalado como una práctica ilegal por el Comité Internacional de la Cruz Roja.

Los dos grandes desplazamientos forzados de la población palestina en 1948 y 1967, junto a la presión actual a través de un sistema de apartheid, están en la memoria colectiva de la población asediada de Gaza, que ahora teme abandonar sus hogares y no poder regresar más. Por eso desde organismos internacionales de derechos humanos se ha advertido contra la orden lanzada por Israel para que más de un millón de palestinos abandonen sus barrios y se dirijan al sur de Gaza, cuando además los bombardeos ya han provocado el desplazamiento interno de cientos de millas de personas que en muchos casos se han quedado sin casa y no tienen a dónde ir.

Si la ofensiva terrestre termina produciéndose −como anuncia el Gobierno de Netanyahu−, es posible que aquellos territorios de Gaza que tome el Ejército israelí pasen a estar bajo su control por un tiempo indefinido, en la dinámica de hechos consumados habituales. Estaríamos entonces ante una nueva ocupación de territorio que conllevaría otro desplazamiento forzado de población. Por eso la relatora especial de la ONU sobre la situación de los Territorios Ocupados Palestinos, Francesca Albanese, ha señalado que “existe un grave peligro de que lo que estamos presenciando pueda ser una repetición de la Nakba de 1948 y de la Naksa de 1967, aunque una mayor escalada”. «En el nombre de la autodefensa, Israel intenta justificar lo que equivaldría a una limpieza étnica», añadió.

Cuando el exviceministro de Exteriores israelí Danny Ayalon sugiere que quienes huyan de Gaza se instalan en el desierto egipcio del Sinaí −“Hay un gran espacio, casi interminable, en el desierto del Sinaí justo al otro lado de Gaza (…), la idea es que se vayan a esas áreas abiertas donde crearemos ciudades de tiendas de campaña”− está describiendo esa nueva Nakba que reduciría nuevamente la población palestina dentro del territorio palestino y facilitaría la toma de parte de Gaza por Israel.

El Gobierno israelí lleva diez días sin permitir la entrada en Gaza de ningún producto básico −la necesidad de la población es extrema− y en su lugar propone el desplazamiento de palestinos hacia el sur o incluso su salida de la Franja, siempre por una única puerta. , que no es la que conducirá a Israel −el paso de Erez−, sino la que los expulsará a territorio egipcio a través del paso de Rafah.

En el marco de las dinámicas de impunidad Israel está cometiendo otra violación más del derecho internacional, con el permiso de buena parte de la comunidad internacional occidental e incluso con el empuje de algunos de sus principales actores, corresponsables de que la situación haya empeorado durante décadas. hasta llegar hasta aquí.

Esos actores -con Estados Unidos a la cabeza- han entregado durante días un cheque en blanco a Israel para que impulse su estrategia en Gaza mediante bombardeos y, si nada lo impide, con el riesgo de otra limpieza étnica a través del desplazamiento forzado. El sendero narrativo que nos acostumbra a la guerra presentada como única y mejor opción lleva tiempo allanado, y no solo para este escenario. Por eso mismo la paz, la negociación, la defensa de los derechos humanos y de la ley internacional son más necesarias que nunca.

Como ha indicado el jurista Luis Moreno Ocampo, primer fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (2003-2012), “la Corte Penal Internacional podría investigar el asesinato de civiles en Gaza como crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. La respuesta de Israel a los crímenes de Hamás no debería ser un pogromo en Gaza. La justicia es la forma de controlar los delitos. Israel no debería acelerar hacia el abismo del desorden mundial”.

Nunca es tarde para una diplomacia de altura, que esté dispuesta a trabajar por la aplicación del derecho internacional ya abordar la cuestión de fondo −eternamente pospuesta− que lo enquista todo: la ocupación ilegal y el régimen de segregación y discriminación que sufre la población palestina.

https://www.eldiario.es/internacional/temor-segunda-nakba-gaza_129_10601794.html

2 comentarios en “Israel: Los malditos periodistas de los medios de comunicación internacionales./El temor a una segunda Nakba en Gaza

  1. A mi estos gobiernos occidentales sionistas que practican el dogma de la elite Anglo-sionista con sus planes utopicos que conoce todo el mundo, quieren ejercer su dogma impositivamente hay que erradicarlos .

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.