Para nosotros, quizás parece algo obvio ser seres racionales, con capacidad de pensar el mundo que nos rodea. Sin embargo, lo decimos con todo un bagaje cultural que nos precede. Hubo un tiempo en que esto no fue así y es en ese momento donde la figura de René Descartes aparece. A él se le atribuye un notable descubrimiento sintetizado en la frase: «Pienso, luego existo».
En este artículo exploraremos el significado de dicho hallazgo y la doctrina que se encuentra detrás de este intelectual, considerado uno de los filósofos más importantes del siglo XVII. ¡Comencemos!
Contexto de la filosofía de René Descartes
René Descartes fue un reconocido filósofo y físico de gran importancia para el desarrollo del racionalismo. Esta corriente supone que los seres humanos tenemos la capacidad de conocer por medio de nuestra razón. La relevancia de su obra radica en que es uno de los primeros en edificar las bases y reglas para lograr un conocimiento seguro y verdadero.
En primer lugar, Descartes busca emancipar al sujeto de las ataduras del conocimiento dogmático. Esto significa que las fuentes del saber deben provenir de nosotros mismos y no de la religión o una filosofía sentada sobre bases endebles.
Por otra parte, quiere encontrar aquella senda segura para el desarrollo de la filosofía en particular y de la ciencia en general. Así las cosas, se propone en sus diversos libros construir las bases de una nueva filosofía racionalista. Podemos nombrar las siguientes obras más destacadas de ese filósofo:
- Reglas para la dirección del espíritu (1628)
- Discurso del Método (1637)
- Meditaciones metafísicas (1641)
- Principios de filosofía (1644)
- Las pasiones del alma (1649)
En este artículo nos centraremos en el Discurso del método y las Meditaciones metafísicas. Esto se debe a que en ellas aparece la famosa frase: «Pienso, luego existo».
Significado de la frase «Pienso, luego existo»
La formulación original de la frase «Pienso, luego existo» está escrita en latín como cogito ergo sum. Significa que en el mismo acto de pensar se puede concebir la propia existencia. Es decir, la reflexión considera que ser y existir se identifican mutuamente y una no puede ser sin la otra.
Para interpretar la frase en su conjunto, conviene desarmarla en partes. De esta manera, la palabra cogito es el acto de pensar. Por su parte, ergo significa luego, aunque no se interpreta con un adverbio de tiempo, más bien se trata de una experiencia simultánea. Por último, sum significa ser.
«Habiendo notado que en la proposición pienso, luego soy, no hay nada que me asegure que digo la verdad, sino que veo muy claramente que para pensar es preciso ser».
Tal como sostiene un artículo de la revista Studium, Descartes intuye una existencia concreta ligada al acto de pensar. Es decir, que se trata de una experiencia interna producto de un riguroso método filosófico: la duda metódica.
Cabe mencionar que la frase aparece por primera vez en su obra Discurso del método, en específico en la cuarta parte. En ella, el filósofo procede a realizar un resumen de lo que luego será expuesto con mayor precisión en las Meditaciones metafísicas.
Duda metódica como punto de partida para llegar al cogito ergo sum
Descartes llega al cogito ergo sum a través de la duda metódica. Pero, ¿en qué consiste esto? Se trata de una duda provisional y necesaria para llevar a cabo el objetivo filosófico que él se propuso. El mismo consiste en descubrir el camino seguro para el desarrollo de la filosofía y la ciencia.
Esta duda se caracteriza por considerar como falsas todas nuestras opiniones pasadas, en especial, aquellas que provienen de nuestros sentidos. Además, el acto de dudar representa la libertad frente a las ataduras del pasado que constreñían a nuestra consciencia.
Es importante resaltar que Descartes considera a la duda como un acto del pensamiento. En este sentido, la duda es una fuente para descubrir el cogito ergo sum; ya que al dudar hacemos uso de nuestro pensar, reafirmándolo no solo a él, sino también a nuestra propia existencia. Recordemos en este punto que pensar y existir están conectados.
De esta manera, con el cogito ergo sum queda asegurado un Yo dubitante. El mismo surge del propio acto de dudar.
Claridad y distinción del «Pienso, luego existo»
Una de las reglas más importantes del pensamiento para Descartes es la claridad y distinción. Más aún, es la primera que el filósofo expone en el Discurso del método. Lo fundamental de ella es que representa un criterio de verdad. Esto significa que todo aquello que concibo como claro y distinto es, de manera necesaria, verdadero.
De esta manera, dicha claridad y distinción se trata de una intuición inmediata que nuestra razón capta de manera espontánea. En este aspecto, Descartes considera a la intuición como una verdad absoluta.
La primera intuición que descubre es el «Pienso, luego existo». Así, ella representa la primera verdad absoluta que sirve de modelo para encontrar las demás.
Antropología filosófica de Descartes
Ya en este punto, podemos decir que Descartes define al ser humano como una realidad pensante. En latín se conoce a esto como res cogitans. Así, «Pienso, luego existo» es una intuición inmediata que ve con claridad que para pensar es necesario existir. De esta manera, aprehendemos nuestra existencia en el mismo acto del pensamiento.
Entonces, el pensamiento es para este filósofo un atributo esencial del ser humano, incluso el más importante. Lo más destacable de esto es que no solo define al ser humano, sino también que su evidencia es tal que no puede ser puesta en duda.
Importancia de la filosofía de Descartes
A René Descartes se lo considera el padre de la modernidad, pero la influencia de su pensamiento no se reduce solo a esto. Al respecto, un artículo publicado por la revista CIENCIA ergo-sum reseña algunas cuestiones relevantes para considerar de la filosofía cartesiana.
En primer lugar, es indudable la revolución de la teoría cartesiana sobre una razón autónoma. La misma se representa a través de la frase cogito ergo sum. De tal modo, se considera que hizo surgir la noción de Yo, es decir, una subjetividad arrojada al mundo.
Además, introduce una novedosa concepción sobre el ser humano, definido a través de su actividad pensante. Esta idea perdurará no solo en el desarrollo de la filosofía posterior, sino también en la ciencia misma. Esto se debe a que los científicos comenzaron a dirigirse al mundo con una mirada lo más pura posible.
Descartes: un filósofo revolucionario
La filosofía de René Descartes representó un cambio radical en la manera de pensar al ser humano y a la ciencia en general. Nacido el 31 de marzo de 1596 en La Haye en Touraine, Francia, su objetivo filosófico fue sentar las bases para la ciencia en general y la filosofía en particular. Esto le valió la fama de ser uno de los pensadores más importantes del siglo XVII.
Con la formulación del cogito ergo sum abrió un nuevo horizonte de pensamiento que puso en su centro a la razón humana. No solo eso, Descartes también desarrolló de manera sistemática un método con el que se podía aspirar a encontrar la verdad sin error alguno.
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Imaginemos que tenemos un sueño
En el sueño un personaje imaginario piensa: «Pienso luego existo»
¿Invalida esto la filosofía de Descartes?