Karine Bechet-Golovko.- Al cuarto día del conflicto iniciado por Hamás, el tono ha cambiado. Si el primer día la magnitud de los bombardeos palestinos era preocupante para la seguridad de Israel, ahora está claro que esta extraña decisión es la oportunidad que aprovechan los dirigentes israelíes para arrasar Gaza y cometer el genocidio que habían esperado durante tantos años. El odio está en su apogeo, está desatado y enteramente validado por Occidente, cuyo sesgo pro-israelí no conoce límites a día de hoy.
El artículo publicado en el NYT esta mañana refleja el compromiso del discurso político-mediático cuando se trata de Israel.
Por un lado, las víctimas israelíes: “Los hombres armados de Hamás, que atacaron más de 20 sitios en el sur de Israel, mataron a más de 1.000 personas, entre ellas mujeres y niños, y secuestraron a unas 150 más”.
Por el otro, los “terroristas” palestinos y el “mundo libre” que se está tambaleando por la agresiónpalestina: “Funcionarios de Israel, Estados Unidos, Europa y las Naciones Unidas condenaron la violencia en los términos más enérgicos posibles, y el Secretario General de la ONU dijo: ‘Nada puede justificar estos actos de terror y el asesinato, la mutilación y el secuestro de civiles”.
Están unidos, hablan con una sola voz, están del lado del Bien. Por tanto, es normal erradicar el Mal. Así pués, silencio sobre los 900 muertos y más de 4.500 heridos en Gaza (en el momento de escribir esto), tras los masivos bombardeos israelíes. Allí también hay mujeres y niños. Incluyendo 260 niños muertos. Al principio, Israel totalmente globalizado, según el NYT, fue superado por el control tecnológico de las armas y la vigilancia remota, un sistema que los palestinos dejaron fácilmente fuera de servicio. Volviendo a la realidad, lanzan una movilización y lanzan al ejército a una guerra tradicional.
“El Ministro de Defensa de Israel dijo que el país estaba lanzando una ‘ofensiva en toda regla’ y destruiría a Hamás ‘con todas sus fuerzas y sin compromisos”.
Pero no importan los acontecimientos, ni las víctimas de ambos lados. El discurso sólo puede ser monolítico y John Kirby (portavoz del gobierno de EEUU) se esfuerza en derramar ante las cámaras teatrales lágrimas por Israel:
Pero ni una palabra para las víctimas de los bombardeos del ejército israelí. Todo está permitido. Así, el Ministro de Defensa israelí puede anunciar el bloqueo total de Gaza (corte de agua, electricidad, medicinas, alimentos, etc.) y comparar a los habitantes de Gaza con animales. Estos hedores fascistas ni siquiera trascienden, porque se trata de Israel. Cito sus palabras exactas:
“He ordenado un bloqueo completo de Gaza. No habrá electricidad. No habrá comida. No habrá combustible. No habrá agua. Todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanoides y actuaremos en consecuencia”.
Silencio total en los medios occidentales sobre estas palabras. Y durante este tiempo, Gaza es literalmente arrasada de la faz de la Tierra, sus habitantes sometidos a un genocidio voluntario y meticuloso, entre los aplausos de Netanyahu, quien, difundiendo un vídeo del tiroteo en los edificios de Gaza, declara: “¡Continúen con todas sus fuerzas!” Continuar con qué, ¿con esto?
¿Hay que seguir utilizando bombas de fósforo, prohibidas por las convenciones internacionales?
En respuesta a este crimen cometido por el ejército israelí, Hamás comenzó a disparar contra la ciudad israelí de Ashkelon. Pero avisó a la población con antelación y les dio hasta las 17.00 horas, antes de que comenzara el tiroteo, para que los civiles pudieran marcharse.
Sin entrar en más detalles, y no insistir sobre lo evidente, quisiera terminar con una preguntas que me vienen a la mente: ¿Por qué Hamás inició esta guerra contra Israel, cuando tenía todas las posibilidades de provocar una masacre en Gaza como respuesta, algo que Israel había estado esperando durante mucho tiempo? ¿De dónde vienen estas armas estadounidenses que se dice que se utilizan en este conflicto? ¿Por qué convencerse de que han sido desviados de Ucrania? ¿No sería más lógico que hayan sido suministradas directamente por Estados Unidos?
Esto llega después de Nagorno-Karabaj, Gaza. Más violento, más sangriento. Otro territorio fuera de las normas globales, que será limpiado de su población. Estados Unidos ya anunció la preparación de corredores humanitarios para evacuar a civiles. Y vaciar la tierra. Israel recuperará la tierra, no necesita los hombres (perdón, los“animales humanoides”) que allí viven. Parece que este mundo global está optando por el terror como modo de gobierno. O se siente lo suficientemente fuerte como para borrar físicamente lo que no encaja en su proyecto, o ya no tiene otra opción.
Fuente: https://russiepolitics.blogspot.com/2023/10/conflit-israelo-palestinien-pourquoi.html
La verdad sobre el «lobby’ judío» en EEUU
Los judíos estadounidenses son poco más del 2% de la población del país, pero se les achaca una habilidad casi milagrosa para poner a su país del lado de Israel. Cada vez que se incendia Oriente Medio, algún analista nos habla de su riqueza y su supuesta influencia en los medios de comunicación para citar “el tremendo poder del lobby judío en la política norteamericana”. La teoría, sin embargo, tiene un problema fundamental: ni los judíos estadounidenses son ciegos seguidores del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, ni a este le faltan otros aliados en Washington que no son judíos.
Si miramos las encuestas más recientes, vemos que las opiniones de los judíos estadounidenses son más diversas y más críticas de lo que habitualmente se cree: un 60% piensa que debe haber un Estado palestino, un 25% cree que Israel está practicando el apartheid y el 22% habla directamente de genocidio, según el Instituto Electoral Judío. Menos de un 20% es un favor de un “Gran Israel” que se extiende a todos los territorios palestinos y apenas uno de cada tres cree que el Gobierno de Netanyahu está haciendo “un esfuerzo sincero” para alcanzar la paz.
Las posturas más críticas son particularmente comunes entre los judíos estadounidenses más jóvenes, pero los que quieren marcar distancias son ya mayoría en algunos aspectos clave: apenas un 25% se opone a que EEUU limita su ayuda a Israel en función de que no se pueda emplear para construir nuevos asentamientos en territorio palestino.
Esto no quiere decir que a los judíos estadounidenses no les importa el destino de Israel: más del 60% se sienten “vinculados emocionalmente” al país, pero no necesariamente a las medidas del Ejecutivo de Netanyahu o de cualquier otro. Casi el 70% considera que alguien puede ser “pro-Israel” y al mismo tiempo critica las políticas de su Gobierno.
La idea de que los manifestantes judíos estadounidenses están obsesionados con Israel es otro argumento tan extendido como falso: es una de las principales preocupaciones de apenas el 4% de estos partidarios, en comparación por ejemplo con el 32% que cree que el calentamiento global es uno de los grandes problemas o el 24% que opina los mismos sobre economía y el desempleo.
Nadie ha entendido esto peor que Donald Trump. El expresidente, que hizo concesiones fundamentales a Netanyahu como el reconocimiento de la soberanía israelí de Jerusalén, llegó a decir que los judíos estadounidenses que votaban a los demócratas eran por tanto “ignorantes o desleales al pueblo judío”. Toda una acusación, habíada cuenta de que Joe Biden logró en 2020 más del 70% del voto judío.
Trump no se explicaba cómo sus regalos a Israel y sus castigos a los palestinos no le hacían más populares entre los judíos estadounidenses, pero el 70% de ellos tienen una opinión desfavorable del exmandatario y una mayoría apoya el desmantelamiento de algunas de sus decisiones en Oriente. Medio. Por ejemplo, cuando Biden decidió descongelar las ayudas humanitarias a Palestina bloqueada por Trump, apenas un 28% de los votantes judíos estaba en contra.
Como electorado, los judíos estadounidenses son un grupo principalmente demócrata y progresista, que además tiene una visión crítica de la ultraderecha estadounidense. Preguntados por la intolerancia dentro de EEUU, un 60% de los judíos estaba más alarmado por el antisemitismo de derechas que por el de izquierdas, mientras solo un 20% opinaba al revés.
Todo esto no quiere decir que Israel y sus políticas actuales no tengan influyentes defensores en Washington. El Comité Americano-Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC) es una de las 50 organizaciones que más gastan en donaciones políticas y tiene un éxito excepcional a la hora de ayudar a los candidatos que apoya a ser elegidos. Las cifras nos dicen que dona más dinero a candidatos del Partido Demócrata, pero esto es en parte porque su prioridad es invertir en candidatos centristas durante las primarias del partido para impedir la llegada de otros más a la izquierda y más críticos con Israel.
AIPAC tiene vínculos tan fuertes con la derecha en Israel que el diario Haaretz ha llegado a decir que es “un lobby pro-Netanyahu y anti-Israel”. Sin embargo, el mejor aliado del actual Gobierno israelí en EEUU no está en AIPAC ni entre los judíos estadounidenses, sino en otra parte del electorado: el grupo religioso que más apoya sus políticas son los electorales blancos evangélicos. Si apenas el 30% de los judíos estadounidenses cree que Dios entregó el territorio de Israel a los judíos, un 70% de los evangélicos opina eso.
Hay quien ve en esto un caso de oportunismo, ya que algunas interpretaciones del Antiguo Testamento entre los evangélicos dicen que el segundo advenimiento de Jesús no podrá llegar hasta que Israel no haya vencido. Lo que no cuentan tanto es que en ese momento, según esas profecías del fin del mundo, el 90% de los israelíes perecería.
Incluso si es un matrimonio de conveniencia, la alianza de la derecha religiosa de Israel y EEUU sigue siendo fuerte, aunque en el país en general y en la comunidad judía estadounidense los postulados de Netanyahu sean cada vez más impopulares. Sin embargo, todos estos estudios de opinión son anteriores a lo sucedido en Gaza y alrededores este mes, así que habrá que ver si lo sucedido ha provocado algún cambio.
https://www.eldiario.es/internacional/lobby-judio-eeuu_129_10635259.html