Hay etapas en las que sentimos que podemos comernos el mundo y etapas en las que todo nos puede. Sentir desmotivación en la vida es normal. Todos atravesamos fases en las que nos sentimos más cansados, desanimados y desmotivados de lo habitual.
Trabajar duro todos los días y mantenernos permanentemente enfocados y llenos de energía es prácticamente imposible. Tanto nuestra mente como nuestro cuerpo necesitan descansar y desconectarse. Si no lo hacemos, se encargarán de «obligarnos» haciendo que perdamos la motivación.
Sin embargo, si te sientes cansado y desmotivado continuamente y esos días de desánimo amenazan con convertirse en la norma, debes prestar atención porque puede indicar que se está gestando un problema más grave.
El primer paso, entender cómo funciona la motivación
La motivación es una fuerza muy poderosa que nos impulsa a alcanzar nuestras metas y sueños. Sin embargo, no es una fuente de energía inagotable y el impulso que nos brinda depende en gran medida de su origen.
A grandes rasgos, existen dos tipos de motivación:
- Motivación intrínseca, es la energía que proviene de nuestro interior generada por nuestros sueños e ilusiones. En ese caso, los principales agentes impulsores de nuestro comportamiento son la curiosidad, un reto, un deseo propio o un valor trascendental.
- Motivación extrínseca, es un comportamiento impulsado por recompensas o castigos externos. Este tipo de motivación está mediada por una fuerza externa, ya sean premios o el miedo. En vez de movernos con “combustible” interno, lo que nos empuja es una energía externa.
Aunque ni siquiera la motivación intrínseca es inmune al cansancio, los obstáculos y los contratiempos, si estamos movidos por una motivación extrínseca, es más probable que perdamos la ilusión y la energía a mitad del camino porque en realidad dependemos de algo ajeno a nosotros para seguir en marcha.
Cuando nuestra vida está determinada en gran medida por factores externos y esas fuerzas son las que nos empujan a seguir adelante, es normal que en algún punto del camino experimentemos una crisis existencial, que suele manifestarse precisamente como una desmotivación por la vida. Es importante prestar atención a ese tipo de desmotivación porque puede desembocar en una depresión en toda regla.
No obstante, la pérdida de la motivación puede deberse a muchísimos otros factores, desde el agotamiento emocional, físico y mental hasta el aburrimiento, en especial cuando nos sentimos atrapados en la rutina, nuestros proyectos actuales pierden su sentido o sentimos que no avanzamos en la dirección que nos gustaría.
Estar sometidos a un estrés excesivo durante mucho tiempo o sentirnos abrumados, ya sea por la carga de trabajo o las responsabilidades familiares y sociales, también puede desencadenar una profunda desmotivación en la vida. Asimismo, no tener metas claras puede conducirnos a un estado de desánimo y apatía en el que todo parece perder su sentido.
¿Cómo recuperar la motivación en la vida?
Para descubrir por qué te sientes cansado y desmotivado tendrás que hacer un ejercicio de introspección. Necesitas encontrar qué te está robando la energía y trabajar en ello. No obstante, en sentido general suele ser conveniente que te asegures de:
- Enfocarte en tus motivos intrínsecos, de manera que encuentres en ellos la inspiración y fuerza que necesitas para seguir adelante. De hecho, es recomendable que recuerdes los motivos iniciales que te empujaron a emprender ese viaje, sobre todo si has ido perdiendo la perspectiva a lo largo del tiempo, algo perfectamente normal debido al cansancio.
- Recompénsate. Aunque te guíes por motivos intrínsecos, es importante que te recompenses a lo largo del camino. Darte una palmadita en la espalda te hará sentir bien contigo mismo y te ayudará a mantenerte motivado. Esa recompensa puede ser cualquier cosa que te haga feliz, desde darte un pequeño capricho hasta disfrutar de alguna de tus actividades favoritas sin prisas.
- Reduce las distracciones. Las distracciones del día a día nos alejan de nuestros objetivos y a menudo consumen unos recursos atencionales preciosos. La procrastinación en las redes sociales, por ejemplo, puede convertirse en un agujero negro por el que no solo se escapa tu energía sino también tu motivación. Por tanto, cerciórate de reducir las distracciones e interrupciones al mínimo mientras estés sumido en tu flujo de trabajo, proceso creativo y, en sentido general, en cualquier actividad gratificante.
- Encuentra tiempo para relajarte y desconectar. El hecho de que debamos huir de las distracciones no significa que no podamos desconectar. De hecho, el descanso es fundamental para recuperar la motivación. Relajarte te ayudará a reencontrar la energía y el equilibrio, ya sea dando un paseo en la naturaleza, tomando un baño relajante o dedicándote al dolce far niente.
En general, todos podemos perder la motivación en algún momento. Lo más importante es que ese bache en el camino no se convierta en un agujero negro que robe nuestras ilusiones y ganas de vivir. Para evitarlo, a veces basta con hacer un alto en la vertiginosidad de la vida cotidiana para intentar entender el mensaje que la desmotivación está intentando transmitirnos. Quizá sea hora de plantearnos objetivos más ambiciosos o realizar un cambio radical que nos brinde esa nueva dosis de energía que necesitamos y nos permita recuperar la ilusión y el sentido. ¡Está en tus manos!
Desmotivación en la vida: ¿a qué se debe y cómo reencontrar la ilusión?