Según los científicos, la posibilidad de disparar una ojiva nuclear contra asteroides que representan una amenaza para el planeta es una solución factible para prevenir una destrucción apocalíptica.
La Agencia Espacial Europea ha confirmado la existencia de planes para abordar asteroides de una milla de largo, utilizando un plan de vuelo que dirigiría el trozo de roca espacial hacia la Tierra. Se han implementado una serie de planes de contingencia para enfrentar una amenaza conocida como la «asesina de planetas».
Se está considerando un plan que implicaría que la Tierra lance un misil nuclear contra el asteroide, con la esperanza de destruirlo antes de que su impacto cause una extinción global.
En todo el mundo, las organizaciones especializadas en temas espaciales toman muy en serio los escenarios apocalípticos. Parece que Brent Barbee, un ingeniero aeroespacial del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, está comprometido en asegurar al público sobre la seriedad de sus planes.
Según lo expresado a LiveScience, el profesor Barbee mencionó que el impactador cinético es una nave espacial que sencillamente impacta al asteroide a gran velocidad y transfiere su impulso, de manera similar a la dinámica del billar.
Después, los escombros expulsados del asteroide debido al impacto podrían generar un impulso adicional que empuje al asteroide con mayor fuerza. En una reciente prueba de la NASA, una misión llevó a cabo el impacto controlado de una nave espacial contra un asteroide.
En un experimento realizado en septiembre de 2022 se detuvo la colisión con otro objeto espacial en la órbita del asteroide Dimorphos, que no representaba una amenaza para la Tierra. La primera y única misión de la humanidad para cambiar la trayectoria de un asteroide se consideró un éxito.
Un asteroide lo suficientemente grande como para destruir un planeta, como una roca espacial de 1,5 kilómetros de ancho, requiere de 565 a 1266 impactadores cinéticos listos para impactar. Por lo tanto, una ojiva nuclear sería una solución probable.
El profesor Barbee dijo: «Obviamente el espacio es un vacío… por lo que no se produce una gran onda de presión ni los efectos térmicos de una explosión terrestre. Se obtiene una gran cantidad de radiación al mismo tiempo». El éxito de tal lanzamiento aún no se ha probado, aunque las simulaciones han resultado fructíferas.